Año CXXXVI
 Nº 49.860
Rosario,
lunes  02 de
junio de 2003
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Roban dos autos de un garaje pero los abandonan

Liliana Zibilovsky dormía plácidamente en la planta alta de la amplia casa colonial del barrio Fisherton. Era la madrugada del 24 de mayo pasado. La mujer estaba sola y ni siquiera el perro Rottweiler reaccionó cuando tres hombres forzaron el portón de madera del garaje para entrar a la vivienda. A las siete de la mañana, un custodio privado le dio una noticia que le provocó escozor: los intrusos se habían llevado sus dos autos y una computadora, aunque un rato después, Liliana sintió alivio cuando los vehículos fueron encontrados a pocas cuadras de su casa.
Zibilovsky es la esposa del cardiocirujano José Luis Sgrosso y cuando La Capital llegó al chalé de Juárez Celman 440 bis debatía con unos vecinos cómo mejorar las condiciones de seguridad en el barrio. Todavía no había amanecido cuando Liliana escuchó una voz que la sobresaltó. "Lili, bajá", repetía un hombre. Era el supervisor de la agencia de seguridad privada Acifar. Apenas abrió la puerta, el vigilador le dio la preocupante noticia. "Te llevaron los dos autos y la computadora", le dijo.
A Liliana le llevó poco darse cuenta de que los ladrones habían recorrido toda la casa y se habían apoderado de la computadora que estaba en el escritorio, además del Corsa de su hija y el Mazda de la familia, que tenían las llaves puestas.
Lo primero que le llamó la atención a la dueña de casa es que el Rottweiler no hubiera ladrado, pero enseguida divisó muchas marcas de las uñas en el piso de madera. "Tal vez le dieron algo porque el domingo durmió todo el día", especuló.
El paso siguiente de Liliana fue llamar a la base del Comando Radioeléctrico. Enseguida llegaron un móvil de esa fuerza de calle y otro de la comisaría 17ª, aunque el atraco habían ocurrido una hora antes. "El supervisor me dijo que (el robo) había pasado a las 6.15, pero no se habían podido comunicar con la policía", explicó la mujer, que no está abonada a Acifar.
Ya para entonces, Marina, la hija de los Sgrasso, una estudiante de medicina que esa noche había salido con una amiga, había arribado a la casa. Un rato después, la chica vio algo que la tranquilizó: el Mazda estaba tirado sobre una zanja, en la calle Morrison, "a la vuelta" de la casa de Sgrosso. Al parecer, los ladrones perdieron el control del auto y decidieron abandonarlo. "Pasaron a toda velocidad con las luces apagadas por la puerta del Comando (Juan José Paso y Tarragona) y arrancaron un mojón de madera del jardín de una casa".
Más tarde, la policía les brindó un dato que les trajo más alivio: el Corsa había aparecido en el cruce de Casilda y Donado, a dos cuadras de la comisaría 17ª. Le faltaba el estéreo, las llaves y unos anteojos de la dueña. Una fuente policial indicó que los ladrones no pudieron continuar la marcha porque "se quedaron sin nafta".
La secuencia del atraco fue observada por los vigiladores privados, aunque los custodios "creyeron que el Corsa era de los ladrones". "No entiendo que se hayan confundido porque Marina pasa todos los días con el Corsa por el bulevar Argentino".
Zibilovsky llegó al barrio hace 28 años y medio y ya sufrió tres robos. En el primer atraco le desvalijaron la casa cuando estaba en Buenos Aires. "Entraron por un tapial de atrás un rato antes de que mi hijo llegara con la novia", pero en la madrugada del 24 de mayo los asaltantes -que la familia sospecha que no son ladrones de autos- sólo tuvieron que separar dos pliegues del portón de la cochera.


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