Año CXXXVI
 Nº 49.860
Rosario,
lunes  02 de
junio de 2003
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Schroeder, apoyado por su partido para hacer un ajuste del Estado

Berlín. - El canciller alemán, Gerhard Schroeder, recibió un amplio apoyo de su partido, el socialdemócrata SPD, a la política de reformas del Estado social iniciada por el gobierno "rojiverde" de Berlín para dar un nuevo impulso a la maltrecha economía del país. Schroeder intenta dar impulso a una economía que se halla en recesión, cada vez más endeudada y con cifras récord de desempleo y quiebras.
En un congreso extraordinario celebrado en la capital alemana, cerca del noventa por ciento de los 524 delegados del SPD votó a favor del paquete de reformas, bautizado como Agenda 2010 y que contempla amplios recortes en el Estado de bienestar alemán. Entre las medidas se prevé que el subsidio de desempleo se pueda cobrar sólo durante 12 meses (18 para los mayores de 55 años). Después, dicho subsidio se reduciría al nivel de la llamada "ayuda social", la prestación mínima no contributiva que reciben los alemanes que no tienen otro medio de subsistencia.
También se contempla una nueva disminución de la protección por despido, se reducen las prestaciones del sistema sanitario estatal a cambio de una mayor aportación económica del paciente y se eliminan los incentivos para las jubilaciones anticipadas. La economía alemana, la más importante de la zona del euro, se encuentra al borde de la recesión. En el país viven 4,5 millones de desempleados (el 10,8 por ciento de la población activa) y se registran récords en el número de quiebras empresariales. A su vez, el gobierno pronostica para este año un déficit presupuestario de 30.000 millones de euros (35.465 millones de dólares), al tiempo que prevé que los ingresos por impuestos caigan en los próximos tres años en 126.000 millones de euros (149.000 millones de dólares). Un cuadro desolador para la tercera economía del mundo y locomotora de Europa.
En un discurso de una hora de duración, el jefe de gobierno y presidente del SPD llamó a los alemanes a adoptar un "cambio de mentalidad" y no esperar que los problemas económicos del país se solucionen por sí mismos. "En nuestro país todavía está muy difundida la opinión de «saldremos adelante de alguna manera», «todo irá bien» o «podría ser peor». El que crea que con esa postura puede solucionar los problemas actuales y los que vendrán, se equivoca", afirmó.
Schroeder instó a reconocer que el alto desempleo que afecta al país no es sólo producto de la actual coyuntura sino que está causado también por problemas estructurales en la economía del país que, según dijo, llevarán algún día a que el sistema sanitario, las jubilaciones y demás prestaciones no sean financiables. "Tendrán que cambiar muchas cosas", afirmó el político en el congreso, después del cual viajó a la cumbre del G-8 de Evian.
En las últimas semanas Schroeder amenazó en varias ocasiones con dimitir en el caso de que el SPD no aprobara sus planes, que han generado un fuerte rechazo por parte de la minoritaria ala izquierda del partido, así como en los sindicatos, tradicionales aliados de la agrupación.
El diputado Ottmar Schreiner, por ejemplo, abogó por que los ricos sean sometidos a mayor presión fiscal, en vez de los desempleados. Pero ocurre que Alemania ya tiene una de las presiones fiscales más altas del mundo. Una ulterior alza impositiva paralizaría aún más a la economía.
La Agenda 2010 tendrá que ser aprobada también por Los Verdes, socios minoritarios en el gobierno. Pero se espera que la verdadera barrera a los planes de Schroeder la constituya el Parlamento, donde la coalición gubernamental tiene una mayoría de sólo cuatro escaños. Un pequeño grupo de disidentes bastaría para bloquear las medidas. (DPA)



Schroeder intenta darle un impulso a la economía.
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