Año CXXXVI
 Nº 49.859
Rosario,
domingo  01 de
junio de 2003
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El cantante estuvo en Argentina para presentar "El juego de Arcibel"
Diego Torres: "Todas las cosas me están pasando muy rápido"
Dijo que aprendió a disfrutar de la fama después de actuar para el Papa y en River

Fernando Toloza / Escenario

Diego Torres pasó por la Argentina para acompañar la presentación de la película "El juego de Arcibel", de Alberto Lecchi, donde interpreta a un preso que se transforma en revolucionario. El cantante y actor volvió al cine después de varios años y cuando su carrera como músico está en el pico de la popularidad, tras haber cantado ante el Papa "Color esperanza" y haber convocado a 50 mil personas para un show en el estadio de River, en uno de los días más fríos del año. "Lo disfruto", confesó Torres sobre el momento de su carrera, y añadió que tenía muchas ganas de hacer cine, y por eso paró una gira para rodar la película. "Decidí parar y hacer la película. Era un proyecto que me interesaba. En mi vida las cosas pasan muy rápido, y por eso estoy aprendiendo a darme tiempo para hacer lo que me gusta, el proyecto que me atrae", dijo.
-¿Como te llegó el ofrecimiento para coprotagonizar "El juego de Arcibel"?
-A través de Darío (Grandinetti) y Alberto (Lecchi), que pensaron en mi nombre. Además yo había estado jugando al fútbol con Darío, así que estábamos muy cerca. Me llamaron para proponérmelo y me fui con el guión a una gira por el norte de la Argentina. Al leerlo me encantó el personaje, la historia y la posibilidad de trabajar con un director como Lecchi, que contaba ya con un gran elenco. Sentí que era un proyecto imperdible.
-Con "El juego de Arcibel" hiciste tu quinta película, y a la par tenés cinco discos. ¿Planeaste esta paridad y con qué se viene el desempate?
-(Risas) Se fue dando y siempre me embarqué en los proyectos que me han gustado. Por lo general, un disco lo trabajás dos años, entre que lo elaborás y salís a mostrarlo. En cuanto al cine, hacía bastante que no hacía nada y tenía ganas de volver, pero no aparecía ningún proyecto que me sedujese, y llegó esto, aunque no me desespero por buscar proyectos en cine. El desempate (risas) se viene con dos discos, uno en vivo y otro en estudio, pero también quiero actuar más, hacer una o dos películas por año.
-¿Te ofrecen muchos proyectos o no te llaman porque creen que la música te absorbe por completo?
-Hay mucha gente que no me ofrece papeles porque cree que estoy de gira de todo el tiempo. Pero más allá de que yo pueda estar mucho de gira, si me encuentro con un proyecto que me interese, como pasó con "El juego de Arcibel", paro la gira tres semanas y digo que quiero hacer esta peli. Y así fue.
-¿Los actores te dejan un poco aparte por ser cantante?
-Me siento tan actor como cantante y autor. Tengo una muy buena relación con los actores y tengo muy grandes amigos en el medio, como Darío Grandinetti, Ricardo Darín, Fabián Vena y Adrián Suar. Son pocos pero nos une una amistad muy fuerte.
-¿Te tentaron alguna vez para hacer una película musical, dejando aparte tu debut con Porcel en "El profesor Punk"?
-No me lo propusieron todavía y no sé qué respondería en caso de que salga una propuesta. Los proyectos te tienen que gustar y hasta ahora nunca acepté nada que no me seduzca. En base a eso tomo las decisiones y después al proyecto le irá como le tenga que ir. Me gusta, al trabajar en una película, ser una parte más dentro de ese gran mundo del cine. Eso fue lo que me pasó con "El juego de Arcibel", que me enamoró y me metí de lleno, y ahora llegamos al estreno. En la vida que vengo llevando las cosas pasan muy rápido y agradezco haber podido parar y hacer esta película.
-¿Pensaste en algún momento que Lecchi te podía haber llamado por tu éxito como cantante?
-Para nada. Me interesó trabajar con Alberto Lecchi porque creía en mí como actor y no necesitaba resaltar el hecho de que también soy cantante. Hago las dos cosas con amor y pasión, desde el alma. No sé si lo hago bien o mal, pero no me cuesta.
-¿Qué se siente al cantar ante 50 mil personas en el estadio de River?
-Felicidad. Fue un regalo que me dio la gente, después de muchos años de relación con el público. Más allá del frío, la gente estaba a full, grandes, chicos, familias enteras. Poder juntar tantas almas con la misma energía es una de las cosas más fuertes que me pasaron, y no tengo más que palabras de agradecimiento para todos los que fueron.
-¿Cuál es el secreto para convocar tanta gente?
-Trabajar mucho y no fingir, siempre me muestro tal como soy. No tengo miedo de hablar y decir lo que pienso.
-¿Qué significó cantar ante el Papa?
-Fue algo muy especial, más allá del concepto que podés tener hacia las religiones. Fue una oportunidad única en la vida. El Papa es un gran hombre, que ha mediado en diferentes conflictos y se pronunció por la paz nada menos que en España, donde el presidente Aznar apoyaba la guerra de Irak y el pueblo estaba en contra. Me hizo feliz pensar que al cantar "Color esperanza" ante el Papa yo estaba aportando un granito de arena a la causa de la paz y de encender la esperanza que todos necesitamos para vivir.
-¿No se contradice el mensaje pacífico de "Color esperanza" con tu papel de revolucionario en "El juego de Arcibel?
-Cuando pienso en revolución, no hablo de matar gente, sino de revolución ideológica, de cultura, de generar un cambio. Yo le canto a la esperanza de un cambio y el filme de Lecchi también se desliza por esos ideales, así que siento que todo está relacionado: lo que canto, lo que pienso y lo que la película propone.
-¿Cómo llegaste a "Color esperanza" compuesta por Coti Sorokin?
-Fue una canción que Coti nos trajo al estudio. Yo ya había trabajado con él en el disco anterior, y me encantó lo que planteaba; entonces nos pusimos a trabajar sobre la canción con Cachorro López y así quedó "Color esperanza", sobre una idea que planteó Coti.
-A pesar del éxito que hoy tiene, "Color esperanza" no fue el primer corte de difusión del disco "Un mundo diferente".
-No, es cierto. No esperábamos que "Color esperanza" provocase toda esta movida. Pero eso es lo mágico de las canciones, porque al final de cuentas nunca sabés por qué la gente las adopta. Creo que hay disfrutar de esa magia.
-¿Qué te une a tu mamá como artista?
-Primero la persona, la esencia. Después el criterio, saber elegir. Ser respetuoso con el público, la vida en general. Con "El juego de Arcibel" sentí que podía aplicar todo lo que había aprendido de mi vieja, porque aceptar la película me planteaba realmente una serie de dificultades. "El juego de Arcibel" apareció a los dos meses de la muerte de mi mamá y lógicamente la hubiese consultado sobre qué hacer con algo que me interesaba mucho pero surgía justo en la mitad de la gira. Sentí en ese momento que ella me hubiese dicho: "Pará. Hace este proyecto, porque es bueno para vos".
-La película, hacer River con cincuenta mil personas, cantarle al Papa, ¿no es mucho para una misma persona?
-(Risas) No sé, la paso bien. Lo que más disfruto es la relación con la gente, el cariño que recibo. Salí en River ante 50 mil personas y en las baladas no volaba ni una mosca, o cuando conté alguna anécdota la gente se reía, o me pedía temas. Lo mejor de esto es la calidad del público que tengo.
-¿Tenés pensando trabajar con tu novia Angie Cepeda en cine, o pensás que esa situación se mete mucho en la vida privada de ustedes?
-No creo que una actuación juntos exponga mucho nuestra vida privada. Yo estoy a abierto a que trabajemos juntos si hay algún proyecto que nos combina. Tenemos vidas privilegiadas y estamos tratando de llevar la pareja adelante. Si se da un proyecto de trabajo en común, lo hago sin dudarlo.



Cuando actúa, Diego Torres prefiere olvidarse del canto.
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