Año CXXXVI
 Nº 49.845
Rosario,
domingo  18 de
mayo de 2003
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Nueva etapa. Pragmático y descarnado análisis del sociólogo
Torcuato Di Tella: "Kirchner debe hacer política con los factores de poder"
Dice que el sureño tiene que "arreglar" con todos los sectores para gobernar en paz

Rodolfo Montes / La Capital

Torcuato Di Tella se sienta en el sofá preferido de su amplio estudio y dispara los primeros chistes en plena mañana lluviosa. Por el ventanal se ve la columna infinita de autos hacia el centro de Buenos Aires, en la avenida del Libertador. De movida quiere dejar en claro que es un intelectual descontracturado. Muy amigable, recibió a La Capital en el clásico y enorme piso que habita cerca del Jardín Botánico.
Como escritor, hizo un apoyo explícito a la candidatura de Néstor Kirchner. Publicó "Después del derrumbe" justo en plena campaña. Y ganó. "Me llamaron para que escriba de Kirchner y explique al peronismo en mi zona de influencia, que no siempre se entiende", explicó sobre su nuevo trabajo.
-¿Cómo lo ve al presidente hablándole a las corporaciones?
-Está muy bien que Kirchner se plante con un discurso duro, de advertencia a las corporaciones. El representa a un sector popular de la sociedad, ideológicamente cercano a la centroizquierda. Les tiene que mostrar los dientes y es claro que a ellos no les va a gustar.
-¿Tendrá poder para gobernar?
-Tendrá que construir poder, que consiste en convocar a gente de todos los sectores. Porque hoy los votos propios de Kirchner, más los elementos duhaldistas y algún grupo menor, representan el 22%. Tiene que armar una alianza social grande en los próximos meses y en lo posible refrendarla en las elecciones a diputado, que serán como una tercera vuelta. La última vuelta.
-¿Tendrá peso la histórica rama sindical peronista en el esquema de poder de Kirchner?
-No sé que hará con los sindicatos. Mi idea es que arregle con todos: los Gordos, Moyano, la CTA y también con sectores piqueteros. Que no obstruya el tema de las obras sociales. No puede ponerse ahora en justiciero y purificador de las corporaciones sindicales.
-Pero arreglar con las corporaciones puede ser mal visto por los sectores medios.
-Está bien, pero el poder en política se construye con lo que hay, y lo que hay es esto. En todo caso, a los sindicatos corresponde que los limpien y democraticen los propios sindicalistas, y no el presidente de la Nación. Además, la ecuación es infalible: o arreglás con el sindicalismo o arreglás con las grandes empresas. Y Kirchner a los grandes empresarios los va a tener más bien en contra. No puede tener en contra a las dos partes.
-Kirchner buscará acuerdos diversos, ¿corre el peligro de encarnar algo parecido a la Alianza?
-El peligro está. Pero tiene que buscar sumar sectores y comprometerlos. Sus aliados naturales son esa fracción del peronismo que representa, el ARI y algunos retazos que quedaron del Frepaso, los socialistas como Binner e incluso algunos radicales. Ese es su núcleo de alianza real. Después puede sumar alguno de López Murphy, de Rodríguez Saá o incluso de Menem, para dar sensación de acuerdo amplio, como un gesto para la tribuna, pero en los hechos no permitirles que decidan nada importante del rumbo del gobierno.
-La famosa unidad nacional, donde el rumbo lo marca el que conduce.
-Claro, hay que hacer el verso de la unidad nacional, pero imponer un programa propio. Es que la política es un sistema de concesiones, la búsqueda del mal menor. Ese el ABC de la política.
-¿Qué sintió cuando Kirchner miró a la cámara (en el almuerzo con Mirtha Legrand) y les dijo a los banqueros: "A ustedes los conozco", en tono de advertencia?
-Para mí estuvo muy bien, y esto le va granjear apoyo popular. Ahora, los banqueros tienen que existir, son parte del capitalismo, necesarios para la organización económica. Y también con ellos hay que funcionar sin demasiados prejuicios. Algunos son evasores, fugaron plata, eso ya lo sabemos. Pero la política no se hace con las monjas sino con los factores de poder. El tema es que Kirchner pueda alinearlos a los ejes de su política y no al revés.
-¿Cómo ve esa estrategia de plebiscitar con la gente cuando le pongan obstáculos en su política?
-El plebiscito será con las elecciones en octubre. La apelación directa al pueblo, por afuera de las estructuras de representación, es poco posible. Eso lo hizo Perón, pero Kirchner es otra cosa. En cuanto a las Cámaras legislativas actuales, no lo van obstruir mucho porque los tipos no se sienten legitimados. Están desde antes de la crisis. Pero la verdad es que fueron elegidos por el voto, no son puestos por la policía. Y lo más probable es que la gente vuelva a votar más o menos a los mismos.
-¿Pronostica resultados visibles con la estrategia de Kirchner?
-Por ahora lo que se puede esperar es la continuidad del gobierno actual, no más que eso. Hay una leve mejora, pero nada fantástico. La sociedad no va estar feliz, no hay condiciones. Salvo que se descubra que hay petróleo en Chascomús...
-(Risas) ¿Alfonsín podría manejar el yacimiento?
-No, porque el pueblo se opondría a la explotación. Los ecologistas dirían que puede contaminar la laguna.
-¿Cuál es la mayor virtud que destaca en Kirchner?
-Lo mejor que le veo es que está dispuesto a escuchar, y que no se siente Gardel. Incluso me parece bueno para él que no haya pasado por el ballottage. ¿Se imagina el título en los diarios: "Kirchner, 14 millones de votos; Menem, 4 millones"? Tal vez se hubiera creído que el pueblo lo estaba apoyando.
- ¿Hubiera sido un voto con la nariz tapada?
-No tanto, diría un voto "sos más potable que el otro, te apoyo hasta ahí y veo que hacés".
-¿Néstor Kirchner tiene rasgos de patrón de estancia o con cierta inclinación al nepotismo?
-No conozco detalles de su trabajo en Santa Cruz, pero lo cierto es que juntó un apoyo popular muy grande. Pero en el país es otra cosa, tendrá que ir ganando adeptos. Con relación a los familiares, siempre hay algún familiar en el gobierno. Eso no es grave, pero no debe ser generalizado.
-Hablando de parientes, ¿piensa que Cristina Fernández incide sobre Néstor Kirchner?
-Cristina es una tipa de mucha polenta, lo demostró en el Senado cuando prácticamente echó a Barrionuevo. Ella tiene juego propio y está ahí por su mérito y no por el marido. Y por supuesto que dará sus opiniones en la intimidad. Ahora, qué artes femeninas utilizará para convencerlo, no lo sé (risas).
-¿Entonces Cristina será un factor clave en el poder?
-Yo la veo muy independiente, le diría más independiente que Evita, aunque por supuesto con menos popularidad. Hay que ver que Evita estaba claramente manejada por Perón y a Cristina no la maneja nadie. No va a decir "sí Néstor", y tampoco Kirchner va a decir "sí Cristina".
-¿Y a Karina Rabollini, esposa de Daniel Scioli, cómo la ve?
-Distinto es el caso de la Rabollini, es una muchacha que se dedicó a vender lencería...
-O sea que a Daniel Scioli su mujer no le va a susurrar instrucciones políticas al oído.
-Vea, no me haga pensar en los susurros de las esposas del presidente y del vice (risas). Ahora en serio, tal vez a la Rabollini la manden a ayudar a los inundados y me parecería bien. Es parte de las tradiciones argentinas.



"La sociedad no va a estar feliz", dijo Di Tella.
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