Año CXXXVI
 Nº 49.845
Rosario,
domingo  18 de
mayo de 2003
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Osvaldo Barbero fue víctima de un robo en José Ingenieros al 1800
Tres delincuentes asaltaron a un juez en un negocio y lo dejaron maniatado
Los ladrones lo redujeron junto a otras tres personas y le sustrajeron dinero. Saltó un tapial para llamar a la policía

El juez de instrucción Osvaldo Barbero se convirtió ayer en el segundo integrante del Poder Judicial que en menos de 72 horas sufrió en carne propia los embates de la delincuencia. En momentos en que se encontraba con un primo y dos operarios de un taller de litografía, el magistrado fue asaltado por un trío de ladrones que irrumpió en la empresa a cara descubierta y a punta de pistola y que, tras despojarlos de dinero y otros elementos de valor, dejaron a los cuatro hombres maniatados y encerrados en el lugar.
El violento robo se produjo ayer, a las 10.30, en José Ingenieros 1820, en el barrio de Arroyito, donde funciona una planta elaboradora de envases de cartón y taller de litografía, propiedad de un primo del juez de instrucción penal de la 13ª Nominación. En el momento en que se produjo el atraco, además de Barbero y su pariente, se encontraban dos operarios de la firma.
Según indicaron a La Capital fuentes policiales, el juez estaba allí en forma circunstancial. Fue a visitar a su primo para asesorarlo en la instalación de un programa de computación en la PC del negocio. En eso estaban cuando en un momento dado ingresó un hombre que dijo llegar en busca de un presupuesto para un trabajo.
Cuando uno de los empleados de la fábrica atendía al supuesto cliente, hicieron su aparición dos hombres más. Estos últimos entraron directamente empuñando armas de fuego. Así, el personaje que había llegado primero reveló sus verdaderas intenciones y también desenfundó un revólver.
Barbero, su pariente y los dos empleados fueron controlados y maniatados en el piso con cables. Los ladrones le sustrajeron al juez una cadena de oro, unos cien pesos y un teléfono celular. Al comerciante, en tanto, le sustrajeron 180 pesos y cerca de mil dólares en efectivo.
Por su parte, los operarios terminaron despojados de sus teléfonos celulares. Después los delincuentes huyeron sin que nadie pudiera ver hacia donde ni de qué forma lo hicieron.
De acuerdo a lo que se supo ayer fue el propio magistrado quien, luego de zafarse de las ataduras, saltó por el tapial de un vecino para pedir un teléfono y llamar a la policía.
Una fuente policial aseguró que los asaltantes "desconocían que en el interior de ese lugar hubiera un juez. El magistrado estaba allí en forma circunstancial y, por como se fueron dando los hechos, todo hace pensar que se trató de un robo cometido por delincuentes comunes".
El juez Barbero, entre otras cuestiones, tiene a su cargo la investigación penal por los siete asesinatos que se cometieron en Rosario durante el 19 y 20 de diciembre de 2001 cuando caía el gobierno de Fernando de la Rúa. Una de esas muertes, la del militante social Claudio Pocho Lepratti, tiene como imputados y procesados a dos agentes de la policía provincial.
Si bien el asalto de ayer no pasó de ser un robo de los tantos que se producen en la ciudad, que una de las víctimas fuera un juez hizo que en pocos minutos desfilara por el lugar toda la plana mayor de la policía rosarina. Uno de los investigadores del hecho indicó que los asaltantes ya estaban identificados y ayer se los buscaba en toda la zona norte.
Barbero se negó anoche a dar referencias sobre el episodio. "En este hecho soy una víctima. Tengo una declaración prestada ante la jueza Alejandra Rodenas, que interviene en la causa", dijo.
El titular del Juzgado de Instrucción de la 13ª Nominación fue el segundo funcionario judicial de alto rango que afrontó a una difícil situación cara a cara con delincuentes en menos de tres días.
El jueves pasado, la jueza federal Sylvia Aramberri fue interceptada cuando se desplazaba en su vehículo particular. La magistrada había salido de los Tribunales de Entre Ríos al 400 y se dirigía hacia su casa. Dos delincuentes que se desplazaban en moto la detectaron y en una parte del trayecto la abordaron por la ventanilla y le robaron un costoso reloj que llevaba en la muñeca.
En tanto, en la mañana del mismo, Ariel Pangia, hijo del camarista Ernesto Atilio Pangia, fue asaltado por un delincuente encapuchado que lo emboscó en una cochera de Buenos Aires y 3 de Febrero.



El taller de litografía en Arroyito, donde estaba el juez. (Foto: Néstor Juncos)
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