Año CXXXVI
 Nº 49.841
Rosario,
miércoles  14 de
mayo de 2003
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Proyecto de reforma previsional paraliza a Francia
Los sindicatos asestan un duro golpe a la pretensión gubernamental de que los trabajadores amplíen aportes

El transporte público en Francia quedó ayer casi paralizado por la huelga nacional convocada por los sindicatos en protesta por los planes del gobierno del primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, para reformar el sistema de pensiones, en una jornada que sacó a la calle a más de un millón de ciudadanos.
El Estado francés necesita de aquí al año 2020 unos 50.000 millones de euros (unos 58.000 millones de dólares) para cubrir el déficit de las cajas de pensiones. A tal efecto, el gobierno de París pretende, entre otras medidas, aumentar los plazos de contribución de los empleados públicos al sistema de pensiones. El plan del gobierno de centro-derecha es aumentar el plazo de años contributivos de 37,5 a 40.
Raffarin y el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Francois Fillon, mostraron su intención de negociar "algunos puntos" de la reforma con los sindicatos, pero matizaron que la misma se llevará a cabo en un gesto que los sindicatos interpretaron como afrenta directa.
Si de aquí a junio el gobierno galo no mueve ficha, amenazaron los sindicatos, se volverá a convocar una nueva huelga general indefinida.
Los sindicatos mayoritarios CGT y CFDT aseguraron que la huelga de ayer es una "seria advertencia" al gobierno francés para que no ponga en marcha la reforma prevista sin contar con la opinión de los trabajadores.
Durante el pasado "martes negro" -como lo bautizó el rotativo Le Parisien-, las estaciones de tren de París amanecieron desiertas, las escuelas cerradas y los autobuses y tranvías no salieron a las calles, un indicio del alto grado de adhesión a la protesta de un día, según los sindicatos.
Hasta primeras horas de la tarde de ayer, más de 1.000.000 de personas habían tomado las calles en 115 manifestaciones en todo el país, de acuerdo con fuentes sindicales. La mayor de las protestas tuvo lugar en París, donde se concentraron cerca de 250.000 personas, que avanzaron por el centro de la urbe.
No sólo en París, sino en otras ciudades como Marsella, en el sureste del país, más de 200.000 personas se manifestaron contra la reforma del sistema de pensiones. En otras, como Lyon, el seguimiento de la huelga también fue masivo, según fuentes policiales. Se estima que en Toulouse salieron a la calle 100.000 personas.
El Ministerio francés de Educación confirmó que un elevado número de maestros de la enseñanza primaria y secundaria participó en la huelga, lo que obligó a cerrar numerosos centros de enseñanza en todo el territorio.
Gran parte de la prensa nacional no pudo ser repartida o simplemente no llegó a circular debido a que algunos piquetes bloquearon, a pie de rotativa, la impresión de los ejemplares.
Muchos monumentos emblemáticos de Francia como la torre Eiffel y el castillo de Versailles permanecieron cerrados.
En los aeropuertos franceses quedaron anulados alrededor del 80 por ciento de los vuelos y en unas setenta ciudades se suspendieron los servicios de transporte público. También tomaron parte empleados de centrales eléctricas y del sector del gas, entre otros. La huelga afectó gravemente también el tráfico aéreo a Francia desde el resto de Europa. (DPA)


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