Año CXXXVI
 Nº 49.826
Rosario,
lunes  28 de
abril de 2003
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La bronca tuvo otras estrategias en la elección de Villa Banana
En la escuela Pizzurno con frecuencia faltaban boletas. Los votos se escondían, se robaban o se desordenaban

Las cinco mesas de la escuela Pizzurno (La Paz y Felipe Moré) abrieron apenas pasadas las 8, estuvieron más concurridas sobre el mediodía cuando mermó la lluvia y cerraron apenas pasadas las 18. Sólo un dato ilustraba que este lugar de votación se asienta en el corazón de Villa Banana, uno de los asentamientos más antiguos y populosos de Rosario. Cada dos por tres, alguien salía del cuarto oscuro y alertaba: "Faltan boletas". Entonces, autoridades y fiscales se enfrentaban siempre al mismo panorama de votos revueltos, arrasados, o tocos de boletas lisa y llanamente robados. Ahí sí, tanto unos como otros, recordaban que les tocaba llevar adelante la elección en uno de los sectores "más difíciles" de la ciudad.
Con 62 años, Roberto dice conocer "muy bien" la zona. Es "fiscal general del PJ", pero que de ninguna forma confesará a qué lista representa. "Estamos divididos por una estrategia pero en la segunda vuelta nos juntamos todos", asegura.
Padrones en manos, Roberto advierte cumplir "una misión cívica". Tiene asignados todos los lugares de votación de la seccional 14 y se encarga de derivar a quienes llegan hasta esa escuela y no se encuentran en las mesas. "Es que en esta elección nadie sabe a qué lugar dirigirse", protesta.
Sin embargo, pasado el mediodía esta no es su mayor preocupación. "Esta escuela es de terror. Muchos no vienen a votar sino a hacer daño. Rompen los votos, se los llevan. Hace 30 años que vengo acá porque sé que es uno de los lugares más conflictivos de la ciudad", confiesa.
Sus pares de otros partidos acordarán con él. Carlos, un fiscal del PS, asegura que "con mayor o menor pasión, esto pasa en todas las elecciones. La gente va a votar enojada. Pero, salvado ese inconveniente la elección se puede desarrollar en paz".
Las autoridades de cada una de las cinco mesas tendrán que aprender a lidiar con este problema. Y a la vez reconocen otros: en los padrones no sólo figuran nombres, apellidos y DNI, sino también ocupación y en este punto nadie podía encontrarse. "¿Claudio Daniel, clase 1970, empleado?", preguntaban. Y la respuesta no tardaba en escucharse: "Claudio Daniel y clase 1970, sí, pero soy ex empleado". Y los "ex" -ya sea empleados, jornaleros u obreros- sonaban insistentemente cada vez que alguien se acercaba a alguna de las 5 mesas de la escuela Pizzurno.
Sin embargo, pocos enfrentaron las urnas con la certeza de poder cambiar esa situación. Javier tiene 19 años y vota por primera vez. Dice que eligió "al menos peor", pero en verdad no reconoce muchos matices entre las 18 boletas a las que se enfrentó en el cuarto oscuro. Es más, casi los desprecia: "Son todos choros", comenta y se aleja encogiéndose de hombros.

La veda y el humor
Con todo, más de uno se acercó a emitir su voto de muy buen humor. Y hasta se animaron a romper la veda despuntando algunos chistes. "Vamos que gana el tío Carlitos y esta noche estamos todos de fiesta", pronosticaba un grupo mientras abandonaba el edificio de la escuela. Y, casi al mismo tiempo otros proponían: "Votalo a Kirchner que tiene los ojos bien abiertos", o a "la gorda Carrió que ya se comió toda la torta".
Otras veces las bromas no estaban dirigidas a los candidatos, sino que hacían blanco en sus propios vecinos: "¿Qué haces vos por acá, nadie te dijo que los bolivianos no pueden votar?", o "este no se avivó que para elegir tiene que ir a Paraguay", se escuchaba cada vez que, frente a las mesas, se juntaban más de cuatro.
La seriedad se retomaba cada vez que alguien salía del cuarto oscuro con la frase de rigor: "Faltan boletas" y las autoridades de los comicios y los fiscales de turno irrumpían en malón en el cuarto oscuro. Entonces, Roberto (fiscal del PJ) insiste en que conoce la escuela hace 30 años y que "siempre" va porque "es de terror".
Pero cuando se le pregunta por qué sucede eso prefiere no arriesgar muchas hipótesis. "Qué sé yo. Cada cual tiene sus ideas, y no son pocos los que las expresan con bronca", concluye.



Hubo quejas por falta de boletas en la mesa Nº 1.643. (Foto: Daniel Carrizo)
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