Año CXXXVI
 Nº 49.824
Rosario,
sábado  26 de
abril de 2003
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El trabajo agrario, una actividad de riesgo
La mortalidad en el agro y el sector forestal alcanza a 500 personas por año, sólo contando el empleo registrado

Leonardo Stringaro

En el agro argentino fallecen alrededor de 500 trabajadores por año, sobre un total de un millón que se encuentran en blanco. El resto arroja cifras preocupantes, al formar parte de un circuito de empleo en negro, que no tiene prevención, seguridad y ni siquiera datos estadísticos sobre riesgos laborales, según Carlos Vaca, experto en riesgos específicos del agro y la actividad forestal.
Una cifra que podría disminuirse si se pusiera en vigencia un plan funcional para estandarizar la prevención en el campo y se diera mayor respaldo a la Ley sobre Riesgos de Trabajo (24.557), que ya tiene 6 años, así como a la resolución SRT 552/01 que en diciembre de 2001 otorgó un marco ampliatorio al resto de los segmentos productivos contemplando el trabajo específico de prevención en el medio rural.
El especialista destacó que la siniestralidad en el campo es casi un 36 % superior al promedio de la economía. Los establecimientos se encuentran dispersos por la extensa geografía del país y aproximadamente el 70% de los empleados no están registrados.
Por cada millón de trabajadores expuestos en el agro mueren cerca de 500 por año, sólo de los que se encuentran blanqueados, y tal vez sean muchos más por no haber registros de la gran masa que realizada tareas en negro.
A pesar de esto, muchas aseguradoras afirman que Argentina sigue siendo uno de los países con menos riesgos laborales del mundo y destacan que el sector comienza a tener una visión sobre seguridad y prevención en la empresa agropecuaria.
"Todo se vincula con una mayor presencia de las Aseguradoras de Riesgos de Trabajo (ART) en el campo, buscando brindar asesoramiento al trabajador para que tome conciencia que solo se intenta dar apoyo sobre "cómo hacer un trabajo que no cueste vida donde uno va a ganarla", explicó Vaca.
El especialista considera que si los que están fuera o en negro trabajan en establecimientos que se encuentran en blanco, se puede hablar de prevención y seguro. Para ello, es necesario separar la relación laboral como parte de otra temática que no es ajena, ni impide que desde los entornos laborales se pueda gestar la idea de asegurar el riesgo.
Asimismo, afirma que se comenzó a diagramar un esquema de trabajo para el sector basado en la asistencia a los segmentos que nuclean el trabajo con maquinarias agrícolas, en zonas forestales o con agroquímicos. En los dos primeros se encuentran las mayores causas de muerte en el campo y se relacionan con la necesidad de modificar la edad de trabajo así como el concepto de tercerización responsable.
Entre los principales riegos del agro se encuentran el apisonamiento de la toma de fuerza, caída y vuelco del tractor; y en la actividad forestal los índices más altos de los últimos años fueron las formas incorrectas del apeo de árboles.
Aunque a mediados de 2002 se crearon los Planes Funcionales Estandarizados de Prevención en el Agro, que abarcan al cultivo y cosecha de vid, empresas forestales, cultivo de peras y manzanas, cultivo y cosecha de cereales, acopio de granos y silos; y el Plan Funcional para Tambos con ordeñe mecánico, muchos empresarios todavía no han tomado conciencia de la necesidad de evitar riesgos, así como la poca incidencia que tiene un seguro en la rentabilidad y economía de una empresa.
Hasta diciembre del año pasado, asegurar un establecimiento agropecuario tenía un costo de 20 ó 25 pesos por trabajador como promedio de todos los operadores que están en el mercado. Sin embargo, a pesar del bajo costo, algunos cuestionan la medida porque requiere la eliminación de maquinarias viejas u obsoletas de los establecimientos rurales como punto fundamental del reordenamiento en el trabajo.


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