Año CXXXVI
 Nº 49.822
Rosario,
jueves  24 de
abril de 2003
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¿Hasta cuándo el voto obligatorio?

La grosera paradoja de calificar al voto obligatorio como un "derecho" no pasa de ser una simple mentira convencional. Una mentira hábilmente disimulada por los sectores más deleznables de la política, que encuentran en el método un campo propicio para salir a la caza electoral de toda una amplia gama de personas totalmente desvinculadas del tema: desde los indiferentes hasta los crápulas que, por verse obligados a votar, venden su participación por una copa de vino. El ejercicio de un derecho, para ser considerado como tal, debe ser un acto puramente volitivo, nunca forzoso como lo establece el sistema en cuestión. El objetivo del sufragio universal es determinar la suma de voluntades en favor de cada uno de los postulantes al poder, y cuando decimos voluntades no podemos contaminar el conjunto con la inscripción espuria de simples números artificiosamente obtenidos de quienes carecen de voluntad para definirse. La obligatoriedad del voto no es patrimonio de las sociedades libres sino de los regímenes totalitarios y de las comunidades atrasadas. Es hora, pues, de abolir este sistema retrógrado, instituyendo de una vez por todas el sufragio voluntario, vigente en todas las comunidades evolucionadas.
LE 3.166.879


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