Año CXXXVI
 Nº 49.818
Rosario,
domingo  20 de
abril de 2003
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El animador habla de "Ardetroya", el ciclo que conduce por América
Matías Martin: "Nosotros competimos contra el sueño"
Dijo que disfruta del programa, pese a lo desgastante que es la televisión

Pedro Squillaci / La Capital

Matías Martin es uno de los jóvenes periodistas estrella de la televisión argentina. Del rubro deportivo saltó a la pantalla chica y tuvo su gran momento con "Fugitivos", un envío ágil y divertido que le sirvió para instalar una frase: "¿Y vos, de qué lado estás chabón"? Por esas cosas de la tele estuvo un año sin pantalla, pero ahora volvió con un trabajo muy entrañable para él. Se trata de "Ardetroya", el primer programa de su flamante productora Fatto in Casa, que va de lunes a viernes a la medianoche por América. "Nosotros competimos contra el sueño, no contra otros canales", le dijo a La Capital momentos antes de salir al aire.
-¿Por qué hay que ver "Ardetroya"?
-Yo te digo que, si llegaste a la noche harto del día y de los programas periodísticos y de la mala onda, acá tenés un espacio donde distenderte y divertirte, donde cabe una charla interesante, bailar y jugar, y donde podés escuchar una entrevista piola también. Mezcla de divertido e interesante es la idea de la propuesta y creo que vamos por buen camino.
-¿En qué te basaste para hacerlo, tomaste ideas de Mario Pergolini, de Marcelo Tinelli o Roberto Pettinato que han hecho punta en programas de medianoche?
-Mirá, se me ocurrió esto porque explotó el país, a mucha gente le cagaron la plata, la ilusión, la esperanza, muchos pensaron en irse a vivir afuera y se dieron cuenta de que no era la solución, que su vida está acá. Y como está todo mal proponemos que esté todo bien, al menos en la medianoche. Esto es más llano y es algo divertido.
-El equipo de laburo es esencial en el programa.
-Total. Por eso me gustó mucho generar el proyecto y elegir a la gente. Por ejemplo, con Diego Ripoll trabajé dos meses en radio y hubo química entre nosotros, logramos mediciones muy altas y encima nos divertimos. Entonces Ripoll tenía que estar, Sebastián Wanreich (notero), que es guionista de Fernando Peña es otro que no podía faltar, y a Damián Kirchner, con quien hice "Fugitivos", quise incorporarlo para hacer algo distinto. Después, Diego Angeli y Gabriel Schultz surgen desde el programa de radio.
-¿Te cuesta despegarte de algunos tics de "Fugitivos"? Porque algunos gritos y expresiones que usás recuerdan al Matías de aquél programa.
-Es que todavía estoy con el chip puesto. Me dijeron que gritaba mucho. Y uno por ahí se acostumbra a los lugares donde se siente más seguro en cámara. Por ahí yo sabía que rendía hablando veloz en tono alto y poniendo énfasis. Pero era otro tipo de programa, ahora esto es más relajado. Es la medianoche y no hace falta gritar. De a poco voy bajando los decibeles.
-¿Te sentís más cómodo cuando arrancás como presentador o cuando te sentás con un invitado en una entrevista?
-A mí me gusta muchísimo hacer entrevistas. Soy de los que cree que desde la buena leche se saca el triple que desde la pregunta hiriente. Quizá con la pregunta que duele hacés llorar a uno y para alguien le parecerá buenísimo, pero creo que si en medio de una nota vos me tirás buena onda y me hacés sentir cómodo yo te cuento hasta cosas que ni me preguntás. Y eso es porque se abre todo. Yo trato de generar un vínculo con el entrevistado, que se sienta cómodo, y desde ese lugar poder jugar o gastarlo. Si yo siento que él me gasta es que la barrera ya pasó y está todo bien. En realidad, doy ese lugar para que también me gasten.
-El horario del programa te da más libertades para expresarte.
-Y sí, se puede hablar más como uno hablaría, más zarpado, por ahí podés hablar de sexo, que a la tarde no podés.
-Por ejemplo, en el segundo programa del ciclo, la actriz Laura Azcurra confesó que una vez había hecho el amor en la Facultad de Medicina.
-Sí, el otro día fui a tomar algo frente a la Facultad y un amigo me preguntó "¿dónde lo hizo Laura Azcurra?", en referencia a lo que dijo en ese programa. Yo creo que "Ardetroya" da para que se cuenten cosas raras si se les ocurre y si salen.
-En realidad, el tema de la primera vez en el sexo ya era una idea de Jorge Guinzburg.
-Sí, lo instaló él, y Pergolini en "La TV ataca" preguntaba si gritás o no gritás, o algo así.
-¿No te pareció inapropiado reincidir en una idea que era de otro?
-No, ¿cuál es la idea? Preguntar algo sexual al final del reportaje. Yo hago un programa en la radio en el que hacemos un cuestionario a las cinco de la tarde, y ya hicimos 500 cuestionarios, y las últimas cuatro preguntas son de sexo. Creo que me copié a mí mismo, porque ahí finalizaba los reportajes preguntando cuál es el lugar más raro donde hiciste el amor. Es un reciclaje. De todas maneras no podría preguntar de la manera en que lo hace el petiso (Jorge) Guinzburg, que es un crack. Yo tengo otra edad y otra postura ante la vida.
-¿Cuándo hicieron la cámara oculta en la que cazaban in fraganti a un jefe que le tocaba la cola a una empleada era en serio o en broma?
-Bueno, en realidad la idea era jugar con eso. Para el que quiera esto es serio y para otro es joda. No quedaba demasiado claro. Era un poco jugar con la falsa seriedad de la cámara oculta, de "venimos a buscar al hombre que..."(pone voz impostada). Lo que pasa es que en realidad no era que estábamos destapando un hecho flagrante de corrupción, pero había tensión y generaba atracción.
-¿Por qué dejaron de hacerlo?
-Dejamos de hacerlo simplemente porque era difícil de producirlo.
-¿El formato de treinta o cuarenta minutos por día te mete presión para mostrar mucho, rápido y bien en tan poco tiempo?
-Mirá, yo soy de los que presiono para que nos vayamos a la una menos cuarto siempre, o sea que no la estiremos al pedo, que no la achiclemos. A mí me gusta mucho el formato con esta duración. Nosotros sentimos que competimos contra el sueño y no contra otros canales. Si yo tiro a las menos cuarto una tanda y digo "quédense que en el próximo bloque viene..." qué se yo, la gente se va a dormir. Entonces, el rival es el sueño, y si me voy antes es mejor. La gente labura temprano. Entonces damos todo ya. Hacemos esto, esto y esto en tres bloques y nos fuimos.
-A veces queda la sensación de que el programa termina cuando recién empieza.
-Esa sensación la buscamos nosotros. ¿En cuántos programas te quedás con las ganas de seguir viéndolo mañana? Hay pocos, realmente pocos.
-¿Hasta cuándo sigue "Ardetroya"? ¿Es más que un programa de verano?
-Y sí, sigue hasta que dé. Yo estoy llevando un ritmo agotador porque hago radio a la tarde, arranco a la 1 de la tarde y termino a la 1 de la mañana. Es una banda horaria muy larga. Pero en la medida que el programa gusta y nosotros lo disfrutamos habrá "Ardetroya" para rato. También hay que habituarse al ritmo. Yo vengo de un año sin tele, que disfruté mucho, y ahora otra vez a la picadora de carne.
-¿Por qué siempre se usa esa metáfora con la televisión?
-Y, sobre todo por lo externo que te genera. Además del programa que tenés que hacer están las presiones del canal, el rating y la exposición pública. Parece que el hecho de estar en pantalla justifica que cualquiera hable mal de vos y te inventen peleas, y eso es un desgaste permanente. Hay muchos programas que se dedican sólo a generar polémicas entre los que trabajan en otros programas. Entonces a mí no me van a hacer pelear con Carmen Barbieri, ni Zulma Faiad. A mí eso no me interesa.
-¿Y qué fue de tu rol de periodista deportivo?
-Yo estoy en radio Metro, de Capital Federal. El programa se llama "Basta de todo", de 14 a 16 estoy solo, y de 16 a 18 estoy con Juan Pablo Varsky y ahí sí hablamos de fútbol y hacemos entrevistas con jugadores. Pero no hago más coberturas de partidos y comentarios.
-¿No extrañás ese trabajo?
-Un poco se extraña y un poco se pierde. Yo antes veía cuanto partido tenía enfrente, pero ahora estoy saturado de laburo y le dedico menos tiempo al placer de ver un partido.
-¿Tenés algún otro proyecto en mente?
-Sí, pero en principio "Ardetroya" es parte de Fatto in Casa, la productora que tengo junto con Damián Kirchner, que está donde yo vivía de soltero, así que más en casa imposible. La idea es producir, no tanto poner la cara. Y bueno, hoy por hoy me absorbe todo el día la radio y la tele, tengo ganas de que esto camine un poco más solo para poder meterme en otros proyectos acá y sobre todo en el exterior, que tengo mucha fe. Ojalá pongamos el piloto automático para que la productora crezca y estemos todos más contentos.



Martin fue cronista deportivo y optó por el entretenimiento. (Foto: Horacio Paone)
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