Año CXXXVI
 Nº 49.813
Rosario,
martes  15 de
abril de 2003
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cartas
Marketing político

Se han estudiado tanto los comportamientos del consumidor en sus decisiones de comprar o no comprar, de consumir o no consumir, de actuar por impulsos, que nos hemos vuelto muñecos de manipuladores inescrupulosos que utilizan todas las técnicas conocidas en el "mercado" para llegar a sus fines, sin importarles los medios. Lo importante es poder construir en la mente del ciudadano lo que quieren que pensemos de ellos y no lo que ellos son. Una vez que tenemos instalada en nosotros esa idea seguimos consumiendo el producto sin preguntarnos si nos hace bien, si nos conviene, si es cierto lo que dijeron. Y nuestras compras de productos la hacemos compulsivamente, sin replantearnos nada. Ya está, compro tal leche porque es pura; cargo tal nafta porque tiene más octanos; voto a tal político porque tiene amigos en el exterior y nos van a ayudar (?). Por otra parte, no ven mejor forma de manipular al ser humano que emplear las técnicas, tácticas y estrategias propias de las guerras para poder apropiarse del mercado. No importa destruir al competidor, aniquilarlo, comprarlo para luego cerrarlo; utilizar publicidad engañosa para demostrar una solvencia que no se tiene (ejemplo: bancos internacionales que resultaron ser simples quioscos vendedores de cigarrillos). En política se utilizan todas estas técnicas para llevarnos a hacer hasta lo que no queremos hacer. Se utilizan asesores extranjeros en marketing político que les dice cómo vamos a reaccionar si nos proponen determinadas cosas que estamos esperando. Ustedes recordarán palabras como revolución productiva, salariazo, operación sin anestesia, yo o el abismo. Por favor, recuerden que todo ese discurso trajo endeudamiento, desocupación, corrupción, droga, robo de los ahorros, hambre, analfabetismo, etcétera. Todavía nos duele la operación sin anestesia y estamos en estado de coma. Nos venden que en dos años de gobierno de un incompetente como De la Rúa se destruyó al país. Hasta eso nos quieren vender. Si hubiera dejado un Estado (como una empresa) sólido, culto, ético, con un pueblo bien alimentado, con trabajo, con mercados externos abiertos para exportar (no para importar como se hizo), con legislaciones (y legisladores) transparentes, que favorecieran al pueblo argentino, no hubiera habido ningún titán capaz de destruir algo tan sólido. Que no nos vuelvan a mentir. Que recuperemos la ética y la transparencia. Por favor, lean la etiqueta antes de consumir el producto, puede tener serias contraindicaciones.
Stella Maris Coniglio


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