Año CXXXVI
 Nº 49.812
Rosario,
lunes  14 de
abril de 2003
Min 14º
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"Siempre es hoy" sonó en vivo por primera vez en Rosario
Cerati mostró su presente con pop, dance y guiños al pasado
El ex Soda Stéreo revivió hits del exitoso trío y entregó un show sólido e intenso en el Anfiteatro Municipal

Pedro Squillaci / La Capital

Para Gustavo Cerati no hay cosas imposibles. Puede meter 3 mil personas en el Anfiteatro en pleno abril, revivir viejas glorias de Soda Stéreo como en los 80, convertir su show en una gran disco y flirtear con la música electrónica sin que se le mueva un pelo. "¡Qué linda noche, qué buen lugar, no hay cosas imposibles!", dijo el artista anticipando el título del hit de su flamante disco "Siempre es hoy". A través de una veintena de temas, Cerati hizo un recital compacto que sonó casi mejor que en el CD, a pesar que hubo un problema de baja tensión que obligó suspender el show por diez minutos. Pese al incidente, la entrega del ex Soda no mermó y se lo vio tan extrovertido y profundo como sus letras actuales.
Cerati es muy cool. En sus shows no hay reviente, ni pogo, ni coros al unísono de miles de personas. Lo suyo es tan prolijito que ni transpira arriba del escenario. En las gradas, el tempo de sus canciones -con muchos samplers, loops y secuencias varias- provoca un movimiento oscilante de las cabezas y algún que otro pasito de baile tipo dance.
Pero el ex Soda convence, y mucho, a fuerza de un show sin fisuras. En la noche del sábado su objetivo fue difundir su nuevo disco, y por eso tocó 13 de las 17 canciones de su último material. Y no le importó que sean pocos los que reconocieran los temas. Arrancó con "Amo dejarte así", "No te creo", "Artefacto", "Cosas imposibles", "Tu cicatriz en mí" y "Camuflaje", todos de "Siempre es hoy", en los que muestra en forma despojada resacas y odios del amor que se fue. Y dentro de esa línea temática también es coherente que haya enganchado "Engaña", un tema de "Bocanada".
De aquí en adelante, Cerati se encargó de mostrar su faceta menos desgarrada. Y lo contagió de inmediato. Bastó que cantara "Soy un profanador" y todos reconocieron que se trataba de "El rito", uno de los éxitos de la época de Soda.
La banda tuvo mucho que ver en el resultado del show. Sin que nadie se destaque demasiado, cada uno de los músicos cumplió su papel con sobrada eficiencia. Quizá el más sólido fue Flavius Etcheto (laptop, trompeta y guitarra), muy bien acompañado por Leandro Fresco (teclados y loops), Fernando Nalé (bajo), Pedro Moscuzza (batería), y Lucila "Lolo" Gasparini (coros).
"Vivo" llegó con un toque muy especial. La intro arrancó con un sampler del comienzo de "Asombrado y confundido", aquel temazo de Led Zeppelin de su primer disco grabado en 1969. Claro que la onda de Cerati y Etcheto distan bastante de Jimmy Page y Robert Plant, pero al menos el guiño a ese pasado rockero sonó gratificante.
Cerati mostró que su universo musical no sabe de límites. Y en "Altar" viró casi 180 grados. Fue cuando invitó a rapear a Pablo, del grupo rosarino Purple House, cultor del hip hop. "Aguante Cerati, aguante Soda", dijo el cantante invitado en un gesto que le movió una sonrisa a Cerati. Trascartón llegaron dos hits que sacudieron a la gente como "Te llevo para que me lleves", de su primer disco solista "Amor amarillo" y "Danza rota", de Soda, en donde se vivió uno de los momentos más participativos de la noche.
De pronto, el dance invadió el Anfiteatro. "¿Quieren bailar?", dijo Gustavo, y llegó la intro de "Casa" con una mezcla de música electrónica y tecno que generó algo ambiguo. Mientras algunos lo disfrutaban bailando, otros sentían que lo que bajaba del escenario era todo un híbrido. Encima, la escenografía representaba una pantalla de computadora con imágenes coloridas pero inexpresivas.
Y llegó el final con "Sobredosis de TV", aquel himno pop de "Ruido Blanco", con que Soda se quejaba de tanta invasión mediática. Con una base más modernosa que la versión original, por momentos Cerati fue aquel de los raros peinados nuevos y ojos pintados.
En el bis hubo dos instantes para destacar. Uno de ellos fue la garra rockera de Cerati con su guitarra en "Colores santos" y otro su interpretación de "Puente", quizá uno de los temas más bellos en sus diez años de solista. "Cruza el amor por el puente", entonó Gustavo, para desembocar en el estribillo "gracias por venir". Entre algunos trapos de Soda, los fans repitieron la frase y devolvieron la gentileza.



Cerati presentó su nuevo disco ante 3.000 personas.
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