Año CXXXVI
 Nº 49.812
Rosario,
lunes  14 de
abril de 2003
Min 14º
Máx 26º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Reflexiones
El bloque de Cortés es trucho

Evaristo Monti

En la deplorable sesión del jueves 10 de abril el bochorno magno fue acordar con el concejal Alberto Cortés, bloque unipersonal. Es el único bloque trucho, que yo sepa, en la historia del Concejo municipal de Rosario. Se hizo ilegalmente, violando sin pudor, la columna vertebral del reglamento interno en sus artículos 68, 81 y 89. En una palabra, fue una votación fraudulenta. Me permito aclarar que la caracterización de trucho no implica, simplemente, apelar a un término de actual vigencia porque cualquiera que se interese por la lengua que hablamos, sabe que trucha no solo es un pez de agua dulce astuto y difícil de capturar, sino una persona inescrupulosa o pelandusca no profesional.
Un truchador es un embustero. De manera que podemos calificar lo del jueves como vergonzoso y el bloque de Cortés, trucho. Es más, cuando se incorpore al presupuesto y se paguen las erogaciones que acarrea, se hará un uso indebido de fondos públicos. Y seguramente será el momento que alguien encontrará oportuno para ir a la Justicia penal y ponerla en marcha, cosa que en el Concejo ocurrió más para molestar que para el encuadre en derecho.
El artículo 68 del reglamento interno parece haberse escrito para este caso porque ordena que la adopción de medidas relativas a la composición u organización interna del Concejo, este caso, debe presentarse como proyecto de resolución y todo proyecto de resolución tratado sobre tablas, como ocurrió el jueves, demanda los dos tercios. La historia de la resolución de Presidencia ensancha el margen de lo tétrico. Nunca hubo para el bloque de Cortés resolución del presidente, ni vino al cuerpo ni la propuso. Lo que se votó fue una propuesta verbal del concejal Rossi que Ielpi hizo suya asignándola al Concejo, un proyecto de resolución sobre tablas. En medio del violento debate, una concejala hacía crucigramas de La Capital con el diario desplegado en su banca. Como si faltara poco dos o tres concejales cavalleristas se burlaban de la pretensión de leer el reglamento, tal como en la década infame los conservadores amañaban los comicios invocando el fraude patriótico. No me extraña, ganaron el voto de Cortés para su pretensión de poner, al caer Bonino como titular de la Oficina del Consumidor, a Cristina Rímoli, a quien pasearon por el recinto mostrándola.
Luego de la trucha vendría el panqueque, cuando varios, a 24 horas de encomendarle a Ielpi que telefónicamente le sugiriera a Bonino que pidiera licencia sin goce de sueldo, se dieron vuelta y la rechazaron sin rubor. Fue cuando Paredes habló de los que juzgan la conducta moral de los demás con expresiones elegíacas mientras amontonan parvas de cheques sin fondo, embargos, anticipos de sueldo sin pagar intereses -y no hablo de empleados sino concejales- mientras duerme su sueño infinito el expediente originado en el choreo -esta palabra sí que es impresentable- puntualizado por el dictamen 77 del Tribunal Municipal de Cuentas que manda remitir las actuaciones al juez penal de turno, porque se robaron todo en la refacción del anexo U. Y algún involucrado o más de uno lo tenemos en el grupo de las vestales.
Finalizo reiterando el fraude y lo trucho del bloque de Cortés, las mayorías especiales que ordena el reglamento interno no son chiste, a Boasso lo sacamos en noviembre del 2001 con mayoría simple y la Cámara de lo Contencioso argumentó, entre otras razones, que eran necesario 2/3, y lo repuso en su banca. Como Cortés ha ido a la Justicia por el geriátrico clausurado donde murió una anciana, acaso entienda que no se puede pedir Justicia admitiendo, cuando le es favorable, lo injusto e ilegal.


Diario La Capital todos los derechos reservados