Año CXXXV
 Nº 49.811
Rosario,
domingo  13 de
abril de 2003
Min 15º
Máx 23º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Semana Santa
Salta: El valle de los sueños
Cabalgatas, avistaje de yacarés y una biblioteca con legado histórico en la estancia "El Bordo de las Lanzas"

María Graciela Arias

Rodeada de cerros azules, con la música de fondo de afinados chalchaleros y desafiantes yacarés que se desplazan en la represa cercana, la estancia salteña "El Bordo de las Lanzas" se convierte en una alternativa para vivir unos días en contacto con la naturaleza durante la próxima Semana Santa.
La finca está situada en el valle de Siancas, distante 60 kilómetros de la capital salteña. Además de ser un emprendimiento agrícola-ganadero en pleno funcionamiento, es una de las estancias con más años de historia en el norte del país, con títulos de propiedad que datan del año 1609.
Su primer propietario fue Juan Vázquez de Tapia. Luego pasó a manos de otras familias, los Fernández Cornejo y los Figueroa emparentados con el virrey de Toledo, quien ordenó la fundación de Salta y era a la vez pariente del rey Felipe II de España. De esas familias desciende su actual dueño, Darío Felipe Arias, quien recibe a los huéspedes vestido de gaucho. Es curioso como los visitantes pasan horas escuchando las anécdotas de don Darío, incluso los extranjeros que no hablan ni una palabra de castellano pero no dejan de prestar atención a sus relatos.
La casa principal mantiene la estructura original que le diera la madre del general Martín Miguel de Güemes, quien en el siglo XIX, durante la guerra de la independencia, enfrentó a los ejércitos españoles con gauchos entrenados en la zona.

Pinturas cuzqueñas
Las gruesas paredes de adobe de la estancia, dos veces centenarias, cobijan importantes muebles, imágenes de las misiones jesuíticas de Miraflores, pinturas cuzqueñas y restos arqueológicos. El patrimonio cultural de la finca se enriquece con las bibliotecas, donde se redacta parte de la historia de América. Allí pueden encontrarse las leyes de Indias en versión original, varios volúmenes manuscritos en los que se explican las leyes de la inercia y otras cuestiones de la física -cuando se enseñaba junto con filosofía- y hasta cartas de la pionera de la escultura, Lola Mora.
En su patio central, un chañar insiste en bañar a diario sus lajas. Hay también un juego de sapo y hasta un guacamayo llamado Shakespeare, que según su dueño no habla, sólo escribe.
En los jardines crecen lapachos, tarcos, algarrobos, palos borrachos y tipas entre varias especies, cuyos frutos son llevados a la mesa luego de pasar por la mano de un alquimista que los convierte en especialidades gourmet.
Más allá de las comidas servidas con lujosa platería, los hornos de barro, las amplias habitaciones perfumadas con flores silvestres y la piscina, la estancia permite descubrir la inmensidad de la geografía campestre salteña.
Si bien hoy los ingenieros agrónomos se desplazan por las 2.500 hectáreas de la finca en embarradas 4x4, los visitantes tienen la opción de recorrer la hacienda y llegarse hasta la reserva de yacarés al ritmo del paso manso de caballos peruanos, raza que es una de las más cómodas para el jinete debido a su modo prolijo y acompasado de andar.
También es posible hacer una cabalgata hasta la reserva Selva de los Cóndores, que colinda con el Parque Nacional El Rey. El trayecto es duro pero la recompensa comienza apenas se ingresa al monte. Allí se descubren los bosques de arrayanes y luego se arriba a la cumbre para compartir con los cóndores el paisaje de los valles salteños. Desde la estancia también existe la posibilidad de llegarse hasta la Quebrada de Humahuaca o de tomarse un vino en Cafayate.

Paquete de tres días
Las gruesas paredes de adobe de la estancia, dos veces centenarias, cobijan importantes muebles, imágenes de las misiones jesuíticas de Miraflores, pinturas cuzqueñas y restos arqueológicos. El patrimonio cultural de la finca se enriquece con las bibliotecas, donde se redacta parte de la historia de América. Allí pueden encontrarse las leyes de Indias en versión original, varios volúmenes manuscritos en los que se explican las leyes de la inercia y otras cuestiones de la física -cuando se enseñaba junto con filosofía- y hasta cartas de la pionera de la escultura, Lola Mora.
En su patio central, un chañar insiste en bañar a diario sus lajas. Hay también un juego de sapo y hasta un guacamayo llamado Shakespeare, que según su dueño no habla, sólo escribe.
En los jardines crecen lapachos, tarcos, algarrobos, palos borrachos y tipas entre varias especies, cuyos frutos son llevados a la mesa luego de pasar por la mano de un alquimista que los convierte en especialidades gourmet.
Más allá de las comidas servidas con lujosa platería, los hornos de barro, las amplias habitaciones perfumadas con flores silvestres y la piscina, la estancia permite descubrir la inmensidad de la geografía campestre salteña.
Si bien hoy los ingenieros agrónomos se desplazan por las 2.500 hectáreas de la finca en embarradas 4x4, los visitantes tienen la opción de recorrer la hacienda y llegarse hasta la reserva de yacarés al ritmo del paso manso de caballos peruanos, raza que es una de las más cómodas para el jinete debido a su modo prolijo y acompasado de andar.
También es posible hacer una cabalgata hasta la reserva Selva de los Cóndores, que colinda con el Parque Nacional El Rey. El trayecto es duro pero la recompensa comienza apenas se ingresa al monte. Allí se descubren los bosques de arrayanes y luego se arriba a la cumbre para compartir con los cóndores el paisaje de los valles salteños. Desde la estancia también existe la posibilidad de llegarse hasta la Quebrada de Humahuaca o de tomarse un vino en Cafayate.



La finca se encuentra en el valle de Siancas.
Ampliar Foto
Diario La Capital todos los derechos reservados