Año CXXXVI
 Nº 49.781
Rosario,
viernes  14 de
marzo de 2003
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Panorama Internacional
Presupuesto participativo y nuevo Estado

Horacio Ghirardi (*)

Hoy dará comienzo en nuestra ciudad un nuevo ciclo del Presupuesto Participativo. Tal como sucedió el año pasado, las vecinas y los vecinos de Rosario podrán, por medio de este mecanismo, plantear y debatir las obras y los servicios que consideren necesario incluir en el presupuesto municipal 2004. Además, en un ida y vuelta con las autoridades municipales, realizarán el control de los acuerdos alcanzados para el presente año.
El Presupuesto Participativo es una nueva manera de elaborar el presupuesto municipal a través de la participación directa de la población en la definición de prioridades y la distribución de los recursos existentes. Tradicionalmente, la formulación del presupuesto era realizada exclusivamente por funcionarios especializados del Departamento Ejecutivo y luego el proyecto se elevaba al Concejo municipal para su tratamiento. Esta nueva modalidad posibilita ahora incorporar previamente el debate y la aprobación por parte de las vecinas y los vecinos de cada barrio.
Como lo demuestra la experiencia de muchas ciudades —particularmente las brasileñas, pioneras en esta materia— el Presupuesto Participativo es un mecanismo flexible que se modifica año a año a partir del aprendizaje de la gente y de la propia administración municipal.
En la mayoría de los casos existe una normativa general que da marco al proceso (en nuestra ciudad la ordenanza 7326). Ello se complementa cada año con una reglamentación más detallada que posibilita un funcionamiento previsible, condición necesaria para que en cada fase se alcancen los resultados esperados.

Acordar pautas
La elaboración del Presupuesto Participativo respeta una metodología y un conjunto de etapas preestablecidas. En Rosario, el trabajo se organiza a partir de los distritos definidos para la descentralización municipal. En cada uno de ellos se realizan “rondas” de asambleas barriales a través de las cuales la población de cada lugar plantea sus problemas y realiza propuestas. En el marco de estas reuniones se procede además a elegir delegadas y delegados que conforman un consejo participativo en cada distrito, organismo que tiene la tarea de sistematizar la información recogida y hacer el seguimiento de las actividades acordadas.
La discusión se inicia de manera muy abarcadora y con el análisis de muchas problemáticas puntuales, para llegar en el final del proceso a la definición de las prioridades de cada distrito. Estas prioridades deberán ser jerarquizadas por las distintas áreas municipales en la realización de obras y la prestación de servicios del siguiente año. Para ello —y según el caso— se procederá a incrementar o a reasignar las partidas correspondientes.
Sin dudas, el Presupuesto Participativo es un modelo que la ciudadanía considera válido y concreto para participar en forma más directa en la gestión de los asuntos públicos. Su difusión e implementación exitosa en las más diversas realidades a nivel internacional así lo demuestra.
Como toda iniciativa en la que deben articularse cientos o miles de voluntades, su desarrollo es complejo y trabajoso. Pero a la vez lo positivo de sus resultados y la legitimidad que aporta a las políticas decididas en su seno refuerzan la idea de otorgarle cada año mayor injerencia en las definiciones presupuestarias.

Cambio cultural trascendente
Más allá de las bondades que aporta el Presupuesto Participativo al desarrollo de una gestión municipal más democrática, es evidente que la participación ciudadana no se circunscribe a un único mecanismo. La diversidad de preocupaciones y las distintas motivaciones de la gente abren múltiples caminos desde donde puede abordársela.
Muchas experiencias participativas se desarrollan también fuera de la órbita estatal. Sin embargo, es indiscutible que cabe al Estado la responsabilidad de crear y favorecer nuevas formas institucionales que permitan una mayor incidencia de la ciudadanía en las decisiones de interés público. En este sentido, nadie puede negar que el Presupuesto Participativo cumple cabalmente este requisito.
Desde hace ya un largo tiempo importantes sectores de nuestra sociedad reclaman un cambio en la forma tradicional de conducir el Estado. Exigen una transformación cultural profunda en los estilos de actuación política y la asignación de los dineros públicos.
Rosario ha apostado a la descentralización y la participación en el desafío de construir un nuevo modelo de Estado. Un Estado solidario, capaz de compensar desigualdades y superar desequilibrios. Un Estado que promueva la construcción de una única ciudad, sin perdedores ni excluidos. Un Estado en el que pueda florecer con fuerza la experiencia del Presupuesto Participativo.
\(*) Director general del programa de descentralización y participación ciudadana de la Municipalidad de Rosario \


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