Año CXXXVI
 Nº 49.781
Rosario,
viernes  14 de
marzo de 2003
Min 20º
Máx 27º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





cartas
¿Por qué honorable?

En el internado de Concepción del Uruguay, La Fraternidad, desde donde íbamos al histórico colegio Justo José de Urquiza, existía una hermosa y nutrida biblioteca donde llegaban de manera continua todas las versiones taquigráficas del diario de sesiones de la honorable Cámara de Diputados y de Senadores. De su lectura nacía en nosotros, jóvenes estudiantes secundarios, un gusto por el buen hablar y un reconocimiento a los personajes que integraban esos cuerpos legislativos. Enormes personajes de la talla de Juan B. Justo, Lisandro de la Torre, Nicolás Repetto, Alfredo Palacios, Moisés Lebensohn, Leandro Alem, Emir Mercader, etcétera, nos deleitaban con sus fogosos discursos no exentos de contenido ideológico y respaldados por una ética que solía estar, por lo general, a toda prueba. Se adecuaba bien entonces el título "honorable Senado de la Nación" y "honorable Cámara de Diputados de la Nación". También se usaba el título de excelentísimo señor presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Había una perfecta concordancia del significado del honor, relacionado siempre con la ética, y vivíamos como seres humanos, no sólo como ciudadanos, un estado de esperanza de que estos hombres harían una Nación que valiera la pena de ser vivida. Paulatinamente se fueron perdiendo estos valores y se reemplazaron por otros que no ayudan a ese crecimiento. Surgieron de manera acelerada la entrega del patrimonio nacional, el establecimiento de una sociedad violenta, no solidaria y egoísta, donde el sálvese quien pueda se hizo cada vez más profundo, generando toda clase de rencores de los unos sobre los otros. Hoy miramos asombrados cuando pasamos frente a los edificios desde donde se trata de establecer el poder y seguimos viendo la inscripción en el frente de los mismos "Honorable Cámara de Diputados, de Senadores u Honorable Concejo Deliberante". Qué bueno sería escarbar un poco debajo de las personas que integran estos cuerpos para saber si en ellos predomina la honorabilidad y la ética que supieron tener en tiempos mejores del pasado.
Efrain Hutt


Diario La Capital todos los derechos reservados