Año CXXXVI
 Nº 49.781
Rosario,
viernes  14 de
marzo de 2003
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18º Festival de Cine de Mar del Plata
Sergi López cuenta cómo fue protagonizar "Dirty Pretty Things"
"Mi sueño es tener muchos amigos y estar contento", aseguró

Fernando Toloza / La Capital

Mar del Plata (enviado especial).- El actor catalán Sergi López recibió el homenaje del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata por su trayectoria en las cinematografías española y francesa, además de por su reciente actuación en "Dirty Pretty Things", la nueva película de Stephen Frears mostrada por primera vez en la Argentina en este encuentro. López saltó a la fama con el filme "Western", del chileno-francés Manuel Poirier, pero el personaje que conquistó por completo al público fue el del rico desequilibrado de "Harry, un amigo que te quiere". Harry se reencuentra con un amigo de la adolescencia y, porque su mente no funciona bien, decide solucionarle los problemas. La solución es drástica y pasa por matar a la gente que, según Harry, es un fastidio. En "Dirty Pretty Things" López vuelve a componer a otro tipo de cuidado. Es el señor Juan, un español que regentea un hotel en el centro de Londres. Tiene bajo su dominio a una troupe de inmigrantes ilegales que hacen todo el trabajo, pero Juan no se conforma con ello, y trafica órganos humanos para trasplantes. Esos órganos (concretamente riñones) los consigue de de sus subordinados, a quienes les promete un pasaporte falso a cambio de un riñón, que les es extirpado en feroces operaciones, a las que la mayoría no resiste. Pero la bonanza del señor Juan se termina cuando se cruza en su camino un inmigrante africano, médico y con principios.
-¿No sentiste que en la película de Stephen Frears continuabas con el papel de Harold Ballesteros al aparecer usando el mismo auto que conducías en "Harry, un amigo que te quiere"?
-Sí, pues verdad (risas). Algo había de eso, aunque el personaje sufría una patología más evidente. Harry era un enfermo, tenía algo en su cabecita que no funcionaba bien; al de "Dirty Pret Things" lo encuentro más peligroso, quizá, porque es completamente consciente, es un cínico, un tío que sabe la posición que ocupa y no duda en aprovechar el poder que tiene para, sin ningún escrúpulo, explotar la situación de los inmigrantes, siendo el mismo un inmigrante.
-¿Frears te hacía referencias a Harry?
-Sí, muchas veces cuando estábamos rodando él tomaba a Harry como referencia. "No, sonriente, como Harry", por ejemplo, era una de las cosas que me decía. Aunque yo al señor Juan, de "Dirty Pretty Things", lo encuentro más sonriente. Es un tío que se echa la gran vida y Harry, en cambio, sufre, le pasa algo que le duele.
-¿Rompiste un mito al trabajar en una película inglesa sin saber hablar inglés?
-No sé, me encantaría romper ese mito de que para actuar en una película inglesa tenés que hablar inglés. Yo no sé inglés, aunque ahora hablo un poco porque hice esta película.
-¿La historia de la película cambió tu percepción sobre los hoteles?
-Pues no (risas). Yo ya sabía que en los hoteles pasa de todo. En la película te das cuenta de que un hotel tiene esa fachada muy bonita, la gente es muy atenta, y todo es muy brillante, pero cuando se cierra la habitación puede pasar de todo. Un hotel en pleno centro de Londres, donde no hay un solo personaje inglés, porque todos son inmigrantes, es algo que existe. Me gusta mucho como Frears utiliza la metáfora de este hotel para hablar de la sociedad occidental, en donde se habla de los inmigrantes como unos tíos que viene de afuera, cuando en realidad están allí y son los que aguantan la maquinaria.
-Tu personaje del señor Juan dice "Mi negocio se basa en la felicidad". Como actor, ¿en qué se basa tu negocio?
-Es un hijo de puta ese tío (risas), es un cínico de cojones. Suscribiría sus palabras, pero sin el aberrante cinismo con el que él las dice. Mi profesión es una parte de mi vida, no toda mi vida, y lo que me importa es ser feliz en el presente. Nunca he tenido una estrategia de carrera ni objetivos profesionales, ni he soñado con ser actor de cine o ir al Festival de Cannes. Mi sueño siempre fue tener muchos amigos y estar contento. El concepto de placer es, para mí, fundamental, incluso interpretando una tragedia. No quiero hacer películas que te hagan sufrir.
-¿"Harry" no te hizo sufrir?
-No, qué va. Nos moríamos de risa, sobre todo con la idea de que estábamos rodando una comedia, porque nos divertía mucho cómo el Harry este se incrustaba en la casa del otro, y éste no hallaba la manera de deshacerse de él. No creo ni en el sacrificio ni el dolor. Cuando me dicen que tal papel le costó mucho sufrimiento a un actor, como espectador me importa muy poco, aunque haya trabajado seis meses cavando zanjas. Lo encuentro muy vanidoso de parte de un actor; más le ha costado a mi padre que trabajó cuarenta años para la misma empresa, todos los días de las cinco de la mañana a las seis de la tarde. Eso sí que es jodido.



"No creo en el sacrificio del actor", dijo el catalán.
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