Año CXXXVI
 Nº 49.777
Rosario,
lunes  10 de
marzo de 2003
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Celeste sigue cantando blues como ninguna

Pedro Squillaci / La Capital

Celeste Carballo canta de un modo tan generoso como si siempre le sobrase garganta. Atrás quedaron los gritos de otros tiempos en que se colgaba de un tono bien agudo, los músicos dejaban de tocar y el recurso efectista devenía en un aplauso obligado. En el show del sábado en El Sótano, la intérprete ofreció una gama de matices expresivos, que le permitieron reafirmar su vigencia ante el público. Con su voz reposada, bluseada, rocanrolera o tan dulce como para cantar una zamba con la sola ayuda de su micrófono, Celeste demostró por qué sigue estando en un podio imaginario entre las mejores voces argentinas.
Antes de Celeste, Hijas de Lucas se encargó de calentar el ambiente con algo de pop y funk. El grupo rosarino, conformado por Alejandra Buttice, en voz y guitarra; Ivana Tournier en bajo; Lucas Batija, en guitarra; Julieta Laugero, en batería; Graciela Amato, en trompeta, y Ana Cosgaya, en saxo, demostró buenas intenciones aunque aún carece de un estilo definido. De todos modos, la actuación de la banda tuvo en el sonido un enemigo inesperado.
"Yo sigo amando la vida" cantaba Celeste abriendo su show mientras miraba de frente a su gente, que la esperó hasta las 2.15 de la mañana para oírla cantar. Era el tema "Like a dream", de "Tercer Infinito", cuyo material y el de "celesteacústica" fueron la columna vertebral del repertorio de anteanoche.
Detrás suyo, la banda le siguió el paso sin fisuras: Julio Montenegro en el bajo, en su debut en el grupo; Gato Laurenti, en batería; El Oso, en saxo, y Bonzo Morelli, el crédito blusero local que cada día toca mejor.
Celeste planteó un show variado. Por momentos mostró un sonido austero, con guitarra, bajo y batería; también eligió algo más eléctrico con todos los músicos arriba del escenario; o prefirió cantar sola con su guitarra, donde hubiese logrado mejores climas de no ser porque hubo personas que olvidaron que a los músicos también hay que escucharlos.
Entre los clásicos, lo mejor estuvo con "Confío" (anteriormente se llamaba "Desconfío"), en donde se lucieron los duetos de guitarra y saxo del Bonzo y El Oso, "Una canción diferente" y "Me vuelvo cada día más loca", pero no impactó tanto su estreno "Ya es un milagro". Casi al final eligió "Para salir de Devoto", en referencia a su ciudad natal ("Y no a Coronel Pringles, como dicen todos") en donde cantó: "Para salir hay que tener muy en claro donde ir". Y ella, con su voz, sus blues, su música y su carisma, hace tiempo que sabe adónde va.


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