Año CXXXVI
 Nº 49.773
Rosario,
jueves  06 de
marzo de 2003
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Telefé lanzó "Zafando", un unitario con humor e ingenio
Las desventuras de un argentino que le pone el pecho a la crisis
En el envío, que cuenta con los protagónicos de Vando Villamil y Florencia Raggi, se luce Horacio Fontova

Pedro Squillaci / La Capital

Un empresario venido a menos, su esposa que vive en otro mundo, un amigo chanta y un tipo inescrupuloso, que ofrece trabajos insólitos con la misma rapidez que puede sacar un arma de su escritorio. Estos son los personajes principales de "Zafando", el unitario de 13 capítulos que lanzó Telefé y que irá los martes a las 23. Con los protagónicos de Vando Villamil y Florencia Raggi, y la actuación de Horacio Fontova, Alejandro Awada, Miguel Dedovich y Lucrecia Capello, el primer envío tuvo chispazos de ingenio y dejó la puerta abierta para el crecimiento de historias desopilantes.
A Andrés (Villamil) se le cayó un negocio brutal: la venta de 35 mil muñequitos de Topo Gigio, made in Taiwán. Y mientras lo acosan los proveedores chinos, le cortan la señal de cable de su casa por falta de pago, y le desmantelan los muebles de su oficina, su esposa Luz (Raggi) canta en la ducha "I Will Survive" con un cepillo como micrófono. Ese contraste mostró las dos frecuencias en las que vive esta pareja tan particular. Y también mostró las curvas al desnudo de la mujer de Nico Repetto. Un hallazgo.
Cuando el empresario está al borde del suicidio, y salió a la ventana del departamento para arrojarse al vacío, se encuentra con un amigo entrañable. Se trata de Pichi (Fontova), que justo estaba en un andamio del mismo edificio trabajando de pintor. La salida que le ofrece es ir "a lo de Moyano (Awada)", casi como la salvación eterna.
Awada -aquel que deslumbró como loco en "Verdad/Consecuencia"- apareció como un tipo denso y zarpado, y luego de exhibir su arma como si nada, ofreció un laburito "sencillo" de camillero, de 9 a 17, y a 10 pesos la hora. Andrés creyó que tocaba el cielo con las manos y aceptó. Claro, sin saber que era para trasladar cadáveres en estado de descomposición.
La escena en la que tiene que cargar al muerto rozó el humor bizarro y sorprendió cuando descubren que el cadáver hacía 15 días que estaba abandonado en un departamento, con un olor nauseabundo, y encima era gigantesco porque se trataba de un basquetbolista. Queda por descifrarse si el personaje principal se bancará esta vida o sacará otra baraja para recuperar un status lejano.
El primer programa abusó un poco de la utilización de pantallazos a modo de clip, para reflejar fantasías del protagonista, que de emplearse mas mesuradamente hubiese tenido mayor impacto. Además, sorprendió que su duración sea solo 45 minutos, ya que estaba programado para una hora.
El unitario ofrece la oportunidad de apreciar a un actor que no tiene mucha pantalla pero le sobra talento, como Vando Villamil; de comprobar hasta donde puede dar una modelo devenida actriz, como Florencia Raggi; y de reírse ante las salidas de Fontova, con un personaje a medida, o de Awada, muy sólido en lo suyo.
Otro atractivo del programa es su formato, ya que se filmó en 16 milímetros y esto le da a la imagen una calidad cinematográfica poco frecuente en televisión. Por el lado de Telefé todo va sobre rieles, ya que el envío tuvo aceptación en el público (ver aparte) y la apuesta a la ficción sigue dando resultados.



Raggi y Villamil ecabezan el reparto del unitario.
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