Año CXXXVI
 Nº 49.772
Rosario,
miércoles  05 de
marzo de 2003
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Centro de jubilados perdería su sede por un juicio laboral
La institución tiene que pagar 17 mil pesos a una ex empleada. Peligran servicios para 500 abuelos villenses

Villa Constitución. - Tras un fallo de la Justicia que lo obliga a pagar 17 mil pesos a una ex empleada, el Centro de Jubilados 2 de Septiembre de barrio Galotto podría llegar a perder su sede social y junto con ella los servicios que brinda a unos 500 asociados ante la imposibilidad económica de afrontar las consecuencias de esa demanda laboral. La comisión directiva de la entidad inició urgentes reuniones con sectores políticos y sociales de la ciudad, y pretende llegar hasta las autoridades del Pami para solucionar el problema.
"Este juicio lo inició una mujer que comenzó con nosotros, en 1994, cuando recibíamos un subsidio de Pami porque aquí mismo dábamos de comer a los abuelos carecientes, que en esta zona son muchísimos. Con ese dinero le pagábamos a esta mujer, que trabajaba como cocinera. En 1996 dejamos de percibir este subsidio porque Pami comenzó a entregar bolsones alimentarios y la cocinera nos hizo juicio", explicaron Ricardo Giménez y Lilia Bordaberry, de la comisión directiva de la institución.
"Pero en lugar de enjuiciar a Pami nos cayó contra nosotros, que lo único que tenemos es este edificio comprado con todo el esfuerzo y sacrificio de un grupo de abuelos que dimos todo para ayudar a los demás. Ahora tenemos miedo de perder la casa, y con ella los servicios que prestamos a tanta gente carenciada", añadieron.
Tras seis años de tramitaciones, la semana pasada la Justicia condenó al centro de jubilados a pagar a Alba Dominga Villarruel de Pacini diferencias salariales exigidas por su desempeño en la entidad entre 1994 y 1996.

Pocos ingresos
Actualmente, el 2 de Septiembre es el único centro de jubilados de la ciudad que recibe un subsidio de Pami para la entrega de 358 bolsones alimentarios del programa Pro Bienestar. "De ese dinero rendimos hasta el último centavo, inclusive el impuesto al cheque, que lo pagamos nosotros y es de 120 pesos", aseguraron. Los restantes ingresos provienen de una cuota mensual de un peso ("que sólo pagan unos 300 socios", dijeron) y un microemprendimiento mediante el cual proveen de la comida diaria al hogar de ancianos municipal. Con estos aportes mantienen el edificio y hasta brindan servicios de enfermería, pedicuría y peluquería.\"Estamos desesperados. Somos una entidad sin fines de lucro y por lo tanto sin dinero. En este barrio tan careciente cumplimos una función social muy importante y si nos sacan la casa mucha gente quedará desprotegida", coincidieron los directivos.


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