Año CXXXVI
 Nº 49.772
Rosario,
miércoles  05 de
marzo de 2003
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Central
Miguel Russo sólo piensa en el promedio

Sergio Faletto / La Capital

Miguel Angel Russo no quiere que nada ni nadie saque a Central del objetivo trazado, que no es otro que la dura lucha por el promedio. Por eso reitera hasta el hartazgo que si bien el equipo sumó siete puntos la pelea recién empieza y será larga y compleja. Tan complicada que apenas disputadas tres fechas no pudo parar el mismo equipo.
-Las expulsiones y lesiones no te permitieron repetir una formación titular, ¿cómo incide esto en el rendimiento?
-No es vanidad, pero yo a esto lo dije antes del comienzo del Clausura: para Central este no es un torneo de once jugadores sino de todo un plantel. Se cayó un soldado, esta vez le tocó al Chango Cárdenas, y ahora hay que buscar otro que lo pueda reemplazar y armar de vuelta la estructura que teníamos. No es fácil, uno siempre trata de que no incida en el rendimiento, pero sin dudas que incide en el trabajo previo, porque te exige un esfuerzo extra. No obstante sabíamos que esto podía suceder, más cuando se trata de un plantel que está jugando al límite de sus fuerzas, que no es malo, pero que tiene estos riesgos. Fijate que cuando pedí un arquero lo primero que me dijeron es que tenía dos, ahora la situación tiene respuesta: Manchado ocupará el lugar del Rifle.
-¿Cómo se hace para mantener el estado anímico de aquellos que venían jugando y ahora deben esperar en el banco o fuera de la cancha?
-Hablando claro, planteando las reglas, estando mucho encima de ellos para que sepan que en cualquier momento deberán jugar. Esto tiene que ver con el sentido de grupo, y este plantel lo tiene, y muchas veces los mejores ejemplos lo dan los muchachos que no juegan, quienes alientan siempre.
-¿El equipo ya juega como pretendés?
-Siempre hay espacio para corregir. El equipo todavía tiene que crecer. Muchos hablan muy bien del partido que hicimos en La Plata, sin embargo considero que Central tuvo doce minutos que no me gustaron para nada, porque nos descontrolamos, y durante ese lapso te pueden pasar cosas que después vamos a lamentar. No obstante los momentos de distracción son menos y esto es positivo. Este equipo ejerce la mayor presión con el control de la pelota, y trabajamos en función de eso. Si tenemos los recorridos y somos inteligentes para saber retroceder, los rivales deberán exigirse para superarnos.
-Es habitual que cuando los resultados aparecen se intenten cambiar los objetivos...
-No, no y no. Acá trabajamos mucho para que se entienda que el objetivo es la lucha por el promedio. El domingo en La Plata la mayor responsabilidad era nuestra, porque habían ganado Unión y Olimpo, y era un momento para decir «acá estamos», y estuvimos.
-Está bien, ¿pero cómo hacés para que el entusiasmo no desvíe la mira?
-Muy simple, cuando se termina un partido los jugadores entran al vestuario y preguntan los resultados, y te aseguro que todavía no empezaron a preguntar cómo salieron Racing y Vélez, preguntan por los otros resultados, los de Talleres, Huracán, Unión, Olimpo, Nueva Chicago, Arsenal. Hay que dar muchos pasos todavía y todo lo que venga después, que uno lógicamente desea eso, vendrá por decantación. Y si esto sucede, seguramente nos encontrará sólidos y firmes para ir a buscar algo más. Pero mientras no alcancemos el objetivo, todas las especulaciones serán en vano. La realidad es esta, arrancamos con un promedio de 1,115 y después de ganar 7 puntos tenemos apenas un promedio de 1,153. Y mirá que representó mucho esfuerzo ganar estos 7 puntos. Es indudable que estamos mejor que antes, pero seguimos al filo. Todo lo bueno que hiciste ante Gimnasia de nada sirve si no ganás de local.
- Convengamos que no es fácil controlar la ilusión de la gente, más cuando todavía el equipo está en la zona roja y ya clasifica para la Copa Sudamericana
-Está bien que la gente se ilusione, yo soy el primero que piensa en algo más, pero sería un técnico negligente si pensara en el techo cuando recién estoy en los cimientos. No tenemos más que siete puntos, ojalá logremos todos los que necesitamos en el menor tiempo posible. Nuestro problema es el promedio, y es lo primero que tenemos que resolver. Pero no sólo en este torneo, sino también en los que siguen. Por eso los pies tienen que seguir creciendo para apoyarse bien en la tierra.



"El equipo todavía tiene que crecer", insistió Russo.
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