Año CXXXVI
 Nº 49.762
Rosario,
domingo  23 de
febrero de 2003
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Tilcara: La fiesta por excelencia
En el poblado jujeño el carnaval conserva la ascendencia milenaria. Son días de música, comparsas y talqueadas

Fabiana Monti / La Capital

Para conocer de qué se trata el carnaval en la Quebrada de Humahuaca lo mejor es tomar la decisión de viajar al noroeste argentino y aprontarse para vivirlo. A poco de llegar, el viajero se verá embriagado por la magia de una festividad milenaria, que en la ciudad de Tilcara conserva toda su tradición. Paseanderos, comparsas, diablos y gitanas, conforman parte de esta fiesta donde prevalece la alegría y sobre todo, un espíritu de comunidad donde se fortalecen los lazos entre los vecinos y también con los visitantes que se acercan curiosos de vivir esa fiesta. Es la más visible de las celebraciones y aún conserva el carácter original de ser un festejo público y colectivo.
La fecha del carnaval suele variar porque está ligada a la cuaresma católica. En el área andina argentina, coincide con el fin de la época de lluvias y el comienzo de las cosechas. Este año, la fiesta oficial comienza el sábado 1º de marzo.
Si bien oficialmente dura cuatro días, suele extenderse por más de una semana y durante los meses anteriores se dan una serie de fiestas y preludios que anticipan su llegada. "Al celebrar la estación de las lluvias se celebra el día de Todos los Difuntos y Todos los Santos, (el 1º y 2 de noviembre para el calendario cristiano)", relató Mercedes Costa, antropóloga e investigadora del Conicet. "En el campo y en los pueblos esperar las almas es el preludio de un tiempo positivo, cargado de energía festiva que estalla durante el carnaval. Este clima de alegría, en los últimos años ha dado lugar a una serie de festivales en los pueblos y el más conocido es el Enero Tilcareño", explicó Costa, quien fue a Tilcara a trabajar y se quedó viviendo en esa ciudad.
Por eso, lejos de la opulencia y los brillos del sambódromo pero cerca de la magia y la emoción del sentimiento popular, el carnaval de Tilcara (como en la puna y los valles orientales de Salta y Jujuy) comienza a llegar el "jueves de comadres", la semana anterior al sábado de carnaval. Ese día se reunen las mujeres que tienen entre sí lazos de parentesco espiritual de compadrazgo y también aquellas que las unen lazos de amistad, para reafirmar esos vínculos y saludarse. Ese día está todo permitido y no puede haber ni los enojos, ni celos, ni obligaciones.

El desentierro
Pero es el sábado cuando se "desentierra" el carnaval. Cada una de las cinco comparsas que tiene Tilcara va a su mojón (un montículo de piedras generalmente ubicado en las afueras de la ciudad o cerca del río) cuando la luna todavía no ha aparecido. Es su deber alegrar el mojón, es decir "challarlo" con bebidas alcohólicas, ofrecerle coca, cigarillos y cubrirlos con serpentina y talco. Pero nada de ésto se hace antes de pedirle permiso a la Pachamama (madre tierra) y luego a los presentes. Una vez alegrado, se coloca la bandera que representa ese año a la comparsa, se lo adorna y un muñeco que representa al diablito se coloca entre las piedras del mojón. Finalizada esta ceremonia se está en condiciones de proceder al desentierro. Se reparten bebidas, cigarillos y coca a los presente y en un clima de gran excitación, el presidente de la comparsa saca el muñeco del mojón, lo levanta y entonces estalla la fiesta.
Y así se suceden los días de bailes, música, talqueadas y bebida, con la ciudad toda en otro mundo, en otras reglas. Cada comparsa tiene sus seguidores, el ritmo de los carnavalitos, huaynos y sayas, no dejarán de sonar. Nadie se lo pierde y quienes son nativos harán lo imposible por volver a sus tierras para vivir esa fiesta ancestral. Se harán invitaciones, se pasará casa por casa, también habrá bailes en los patios de las casas de familias y sólo "endiablado" es posible que alguien sea capaz de seguir la comparsa todo el día y todo la noche y volver al día siguiente.
Para los nativos del lugar es una festividad con muchas significaciones porque forma parte de una cosmogonía muy singular mientras que para los turistas se torna un espectáculo digno de disfrutar. Difícil será no contagiarse de esa magia.

Se va el carnaval
Si bien el martes finaliza oficialmente, algunos seguirán carnavaleando desde el sábado del desentierro hasta el domingo de la tentación, cuando se lo vuelve a enterrar. Cada comparsa se trasladará lentamente a su mojón, cantando y bailando con las últimas talqueadas y serpentinas y los restos serán enterrados en el mojón. Después de una serie de rituales, se prende fuego al diablito (generalmente con cohetes en su interior) y luego de un rato de silencio, los gritos y en algunos casos, el llanto, darán por terminado el carnaval. Será el momento de volver a la vida cotidiana y esperar al año que viene.
"Por haber cantado tanto se me ha secado la voz, solo reservo un suspiro para decirle adiós", sintetiza una copla el espíritu del carnaval.



Las calles se llenan de comparsas en Tilcara.
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