Año CXXXVI
 Nº 49.749
Rosario,
lunes  10 de
febrero de 2003
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Cuatro mil personas vieron al Flaco en el Anfiteatro
Spinetta: Un toque de poesía para el rock

Pedro Squillaci / La Capital

El Flaco Spinetta es un pedazo de la historia viva del rock nacional. Pero lo interesante es que por ser historia no luce viejo, ni mucho menos gastado y oxidado. Eso sí, se da el lujo de decir: "El rock and roll me tiene repodrido", y puede ser ovacionado por unas cuatro mil personas, como pasó el sábado a la noche en el Anfiteatro. Lo paradójico es que muchos de los que estaban presenciando el show son rockeros, quizá tanto como el mismo artista, que hasta lo terminó admitiendo. Pero todo entra en el universo spinettiano. Esa mezcla de energía, furia, poesía -a veces conmovedora, otras hermética-, impronta y emoción. Y talento, claro, mucho talento.
Salió a las 21.53, hizo una morisqueta, como para adelantar el buen humor que mantuvo durante las dos horas de recital, y arrancó con "Despiértate, nena". El himno de Pescado Rabioso sigue sonando fuerte, fresco y con el mismo toque de inocencia y rebeldía de los años 70.
De laderos tuvo tres monstruitos, de esos que desparraman calidad cada vez que le echan mano al instrumento: Cardone, el crédito local que demuestra que no es casualidad que Spinetta se haya fijado en él; el Tuerto, que tiene la rara habilidad de combinar sutilezas con poca ortodoxia pero siempre con una potencia deslumbrante; y Malosetti, con un bajo de cinco cuerdas, que puede sólo marcar el tempo, hacer bases percusivas o frasear a lo Jaco Pastorius con la misma soltura y creatividad.
La apertura con un tema de Pescado no fue antojadiza. El Flaco tuvo varios guiños a su pasado durante el show del Anfiteatro. "Ana no duerme", de Almendra pero en una versión más rockera, fue uno de los temas más festejados de la primera mitad del recital. "Es un clásico", dijo Spinetta, tras sonar el último acorde y exponer una suerte de disculpa: "La tratamos de cambiar, pero mucho no podemos".
Una de las sorpresas fue "Las cosas tienen movimiento", con un arreglo muy fino que lo hizo sonar distinto sin perder el espíritu de la onda Páez. La presentación de este tema, y un improvisado diálogo con alguien del público, reflejó en pocos segundos un Spinetta auténtico.
-"Quizá la ubicación cosmogónica de esta ciudad hace que de aquí salgan músicos regrossos. Voy a hacer una canción de uno de ellos, que yo quiero mucho...", dijo el Flaco.
-"¡Fito!", gritó uno.
-"No, Charly", se burló Spinetta.
El público del Flaco merece un párrafo aparte. Es que durante toda la noche le brindó un respeto enorme. Y pese a que en lo alto de las gradas el sonido no llegó a ser óptimo, brindó un silencio absoluto en toda la noche, con la salvedad de algunos grititos de amor hacia el artista en el comienzo. "Ustedes son una bendición", llegó a decir Spinetta como respuesta a la actitud de la gente.
De la veintena de temas que tocó la banda, muy pocos fueron tarareados por la gente. Quizá sea porque "Los ojos", "Silver Sorgo" y el último de Obras en vivo fueron discos que quizá no tuvieron la repercusión deseada. Por eso no sorprendió que el Flaco echara mano a "Yo quiero ver un tren" para enganchar al público. "¿Se animan a cantar?" sugirió antes de interpretar el tema de "Mondo di cromo".
No obstante, "Perdido en ti", de "Los ojos", y "El mar es de llanto", de "Silver Sorgo", con un solo de guitarra descomunal, fueron impecables. La banda por momentos sonó como un power trío más Cardone, y otras veces tuvo aires jazzeros, con escobillas y todo, como en "Mi sueño de hoy", del primer disco de Los Socios del Desierto. También se permitió el lujo de un solo de Malosetti inspirado tocando "Con Elvira es otra cosa", de Pappo's Blues.
El cierre del show vino con "Me gusta ese tajo", ahí sí con la gente al palo y toda la energía de la época de Pescado, aunque quizá con algo menos de voz. Los bises llegaron con tres temas de épocas distintas del Flaco: "Asilo en tu corazón", de "La la la" (el doble que grabó junto a Fito), "Los libros de la buena memoria" (de Invisible), y "Seguir viviendo sin tu amor" (de "Pelusón of milk").
Cuando se despidió, en un gesto de agradecimiento, el Flaco le dijo al público: "Su amor es irreemplazable. Estoy ahí". Sí, está acá.



Spinetta sonó más rockero que nunca en el Anfiteatro. (Foto: Néstor Juncos)
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