Año CXXXVI
 Nº 49.749
Rosario,
lunes  10 de
febrero de 2003
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Hacia la guerra. El uso de civiles para las funciones militares
"Mercenarios modernos" constituyen el ejército privado y secreto de EEUU
Contratados por el Pentágono realizan tareas que los efectivos regulares no pueden o no quieren cumplir

Gabriele Chwallek

Washington. - Hace mucho que están en la región de la crisis: en Kuwait, Qatar, Arabia Saudita y tal vez también en los territorios dominados por los kurdos en el norte iraquí. Construyen alojamientos para tropas, procuran garantizar el suministro de provisiones, realizan el mantenimiento de tanques, cazas y aviones no tripulados, son instructores de ejercicios militares y del uso de armamentos, espían y a veces incluso participan en el planeamiento de las acciones bélicas.
Al estar frecuentemente estacionados en "zonas calientes" suele ocurrir que se ven involucrados en combates. Constituyen el ejército privado y secreto de EEUU: son miles de civiles, contratados por el Pentágono y a veces también por el Departamento de Estado para tareas que no pueden o no quieren cumplir los efectivos regulares. También juegan un papel destacado en la preparación de la guerra en Irak. "Las fuerzas armadas no pueden ir a la guerra sin su cooperación", dice la politóloga Deborah Avant, de la Universidad George Washington, en la capital estadounidense.

Expertos por contrato
Unas 35 empresas estadounidenses ofrecen expertos civiles por contrato. Entre ellas se encuentran subsidiarias de grandes sociedades como Kellogg Brown & Root, con sede central en Halliburton. Se trata simplemente de un negocio con un tipo de "mercenarios modernos", término que sin embargo es evitado para no generar la imagen de que son aventureros movidos por la ambición monetaria. Por eso oficialmente se los denomina "contratistas militares privados". De todos modos, se trata de un mercado floreciente. Algunas estimaciones calculan el volumen de negocios del sector en el mundo en unos 100.000 millones de dólares.
Los militares recurren desde hace décadas a este personal auxiliar, pero a partir de la drástica reducción de las dimensiones de las fuerzas armadas en los años 90 se amplió de manera espectacular su campo de acción. "En caso de una guerra contra Irak se contratará a más civiles que nunca", anticipa Avant. "Ya abundan ahora en la región y seguramente no se dedican sólo a cocinar sopa de pollo".
En la Guerra del Golfo de 1991 había un civil por cada 50 soldados. Cinco años más tarde, durante la intervención en Bosnia, los civiles llegaron a uno por cada diez uniformados, según investigó Peter Singer, del Brookings Institute. El Tribunal de Cuentas Federal de EEUU (GAO) determinó que el 10% de los 13.800 millones de dólares gastados entre 1995 y 2000 en acciones militares en los Balcanes se derivó a "contratistas privados".
Muchas veces actúan donde los militares carecen de personal especializado. Pero también suelen ser enviados por el Pentágono a regiones en las que se quiere evitar la "implicación oficial" de uniformados estadounidenses y "la atención de los medios que siempre genera el retorno de soldados estadounidenses en ataúdes", según escribió recientemente el diario The New York Times.
Los civiles son enviados a regiones de crisis más pequeñas, donde se pueden lograr los objetivos políticos y ejercer influencia sin llamar la atención. El compromiso es múltiple: va desde la caza de narcotraficantes en Colombia hasta el entrenamiento de milicias en Africa.
Los críticos señalan que los "ejércitos de mercenarios privados" también son utilizados para eludir las limitaciones impuestas por el Congreso o los diversos tratados a la cantidad de efectivos a desplazar en determinada región. En Bosnia, por ejemplo, existía un máximo de 20.000 soldados, pero a ellos se agregaron 2.000 civiles con tareas relacionadas.
El Ministerio de Defensa de Croacia contrató en 1994 a expertos de la empresa estadounidense MPRI para entrenar a sus fuerzas armadas. El negocio fue posible, según The New York Times, gracias a la mediación del Pentágono, que no podía intervenir directamente por el embargo impuesto entonces por las Naciones Unidas a todos los países balcánicos. El Ejército croata utilizó luego las habilidades aprendidas de los asesores de MPRI para cometer uno de los peores casos de "limpieza étnica" en los Balcanes.
Este sólo sería un ejemplo, según las voces críticas a esta práctica, de lo problemático que puede ser el desplazamiento de civiles para funciones militares. Frecuentemente actúan en una zona gris, en la que cuentan con menos protección legal que los soldados y le deben obediencia no al Estado, sino a una empresa. (DPA)



Marines se preparan para viajar hacia el Golfo.
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