Año CXXXVI
 Nº 49.741
Rosario,
domingo  02 de
febrero de 2003
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Otra medición, esta vez de una ONG, explica el aumento de la pobreza
La inflación registró en las góndolas una marca que asusta
Numerosos productos aumentaron en Rosario, de enero de 2002 a enero de 2003, entre el 100 y 150%

Daniel Leñini / La Capital

El incremento sostenido de los precios de la canasta familiar, que según los organismos oficiales sumó el 74 por ciento en un año, tuvo un resultado muchísimo más grave y desalentador en Rosario al analizarse la evolución de 90 productos de marca en las góndolas de los supermercados.
La Asociación Civil La Comuna, liderada por el ex titular de la Oficina Municipal del Consumidor, Carlos Comi, comprobó que entre enero de 2002 y enero de 2003 se registraron aumentos superiores al promedio de 74 por ciento en la mayoría de los casos. Y que 30 productos, la tercera parte de los estudiados, se incrementaron entre el 100 y 150 por ciento. Entre ellos figuran alimentos básicos como arroz, azúcar, aceite, fideos, quesos y tomates en lata.
Los tomates enteros de 380 gramos marcas Nieto, La Campagnola y La Colina, por ejemplo, pasaron de costar 0,49, 0,61 y 0,46 peso en enero de 2002 a exhibir precios de 1,19, 1,32 y 1,32 un año más tarde, acumulando un aumento de 143, 116 y hasta 187 por ciento, respectivamente.
Los quesos, otro tanto. Ya sean los de cáscara colorada (Cotar, Pategrás Sancor, Ilolay) como los cremosos (Cotar, Ilolay) o de rallar (Noal) aumentaron desde un 90 por ciento el kilo (el que menos lo hizo) hasta un 143: de 6,20 a 15,07 pesos creció el Pategrás Sancor.
En este punto a nadie le quedan dudas de que la devaluación del peso desató el proceso inflacionario de los alimentos por la suba de los comodities de exportación. Lo que no hizo sino reducir fuertemente la capacidad de compra de los argentinos, especialmente los más pobres y los de sueldos fijos.
Lo que se nota con el precio de los aceites (con aumentos del 100 por ciento) no es casual. Cifras conocidas esta semana señalan que gracias al salto del precio internacional, la Argentina -que concentra en Puerto San Martín el mayor polo oleaginoso mundial- exportará en 2003 1.870 millones de dólares en aceite de soja contra 1.600 del año pasado. La venta de harinas, en tanto, se ubicará nuevamente en 2.700 millones.
"El gobierno es el gran responsable de estos aumentos por no haber dictado una política de precios para el mercado interno", opinó Comi. "No se reservó herramientas como tampoco lo hizo con las naftas, y ahora vemos cómo los argentinos pagamos las consecuencias".
Para el dirigente, la evolución de los precios es la explicación a los niveles de pobreza divulgados por el Instituto de Estadísticas y Censos (Indec) el viernes pasado. El Indec concluyó que una familia tipo necesitaba en abril de 2002 un ingreso de 598 pesos para no caer en la pobreza pero en setiembre, seis meses más tarde, ya precisaba 716. El 57,5 por ciento de la población, según el Indec, gana menos que eso.
Comi señaló que el resultado final de enero a enero no lo sorprendió porque las mediciones de todos los meses lo venían preanunciando. "Quizá la gente no se daba cuenta de que era tan grave".

Acciones sociales "pulverizadas"
Rubén Milito, presidente del Centro de Almaceneros, consideró que "el daño de la inflación pulverizó las acciones sociales como los planes Jefes de Hogar: 150 pesos antes eran poco, ahora no cubren ni siquiera lo más esencial".
Luego señaló que "muchos sectores medios optaron por las segundas marcas y se trasladaron a los negocios de barrio que muestran en numerosos casos precios más competitivos que los súper". Según su interpretación ello ocurre porque "se terminó la financiación a 180 días o más que los comercios de grandes superficies imponían a los proveedores".
Para Milito "la amenaza en puerta la constituye ahora el aumento de las tarifas, al que hay que resistir. De lo contrario, la gente tendrá menos plata en el bolsillo para adquirir bienes de consumo".
El economista Fatal Jaef señaló que lo que se produjo no es otra cosa que "un ajuste típico negativo por achicamiento" de la capacidad de compra y que "obviamente los sectores de ingresos fijos ligados a actividades que se nutren del mercado interno resultaron perjudicados".
"Pero los perdedores natos fueron los jubilados, una gran porción de los cuales recibe haberes cercanos a los 200 pesos", advirtió.
"El gobierno -apuntó Jaef- recauda impuesto inflacionario por lo que no debería tardar en disponer una recomposición para los pasivos; que es lo prioritaria".
Para Jaef, subsecretario administrativo del Ministerio de Educación de Santa Fe, "la incógnita que se plantea para adelante es cuánto tiempo demandará la recuperación del poder adquisitivo de la población, cuya probabilidad está ligada al desenlace de la cuestión política nacional".
El especialistas explicó que a los pronósticos económicos en la Argentina "hay que renovarlos todos los meses porque dependen del escenario: el precio del dólar a futuro no era el mismo con (Daniel) Carbonetto como probable ministro que con (Roberto) Lavagna. Eso de que los economistas fallaron en las predicciones no es más que una estupidez".


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