Año CXXXVI
 Nº 49.741
Rosario,
domingo  02 de
febrero de 2003
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El año pasado se recaudó un 7% más que en 2002 gracias a la inflación
Metamorfosis en los ingresos provinciales
Ingresos brutos creció a expensas de los otros gravámenes. Los efectos sobre la producción

La recaudación de las provincias en su conjunto durante 2002 resultó un 7 por ciento mayor que en 2001, empujada principalmente por ingresos brutos y las moratorias que se implementaron en muchas jurisdicciones. De esta forma, la composición de los ingresos sufrió una metamorfosis tras la cual comienza a cobrar preeminencia ingresos brutos, en detrimento de otros gravámenes. El aumento de la recaudación por este impuesto estuvo ligado totalmente a las fuertes subas de los precios que se dieron el año pasado.
Así lo indica un estudio realizado por Economía y Regiones, la entidad que pilotea el ex funcionario del último gobierno menemista Rogelio Frigerio (nieto), que se encarga de aclarar que pese a la mejor recaudación durante 2002 respecto de 2001, el nivel estuvo por debajo del de 1997, a valores nominales, efecto de la larga recesión económica que sufrió el país.
Durante el año 2002, la recaudación tributaria de las provincias experimentó un incremento interanual del 7 por ciento para el conjunto de las jurisdicciones, lo cual representó ingresos adicionales por unos 680 millones de pesos.
Sin embargo, los recursos tributarios nominales de 2002 se encuentran en niveles inferiores a los de 1997, lo cual pone en evidencia el deterioro sufrido en los ingresos a causa de la recesión de los últimos años.
El trabajo indica que el incremento entre 2001 y 2002 es consecuencia de la mayor recaudación registrada en ingresos brutos (9%) y en las moratorias implementadas en varias provincias incluidas en el rubro "otros" (32 por ciento), dado que los ingresos por sellos y automotores experimentaron una retracción del 17 por ciento y 5 por ciento respectivamente. Asimismo, el impuesto inmobiliario registró una leve variación positiva (1 por ciento).
Si se observa la recaudación de los impuestos relacionados con el nivel de actividad económica (ingresos brutos y sellos), surge que la recuperación interanual de la recaudación impulsada por ingresos brutos fue consecuencia del incremento en el nivel general de precios.
En cambio, este comportamiento no se trasladó al impuesto a los sellos, dado que la naturaleza de imposición que posee este gravamen prácticamente no se vio modificada por los efectos de la inflación.
En lo referente a los impuestos que gravan el patrimonio (inmobiliario y automotores), también se dio un comportamiento heterogéneo.
Mientras la recaudación del impuesto inmobiliario registró una leve suba interanual del 1 por ciento, el gravamen a los automotores se retrajo un 5 por ciento como consecuencia de la abrupta caída de las ventas de automóviles nuevos y el consecuente envejecimiento del parque automotor.
Entre el año 2002 y el promedio del periodo comprendido entre los años 1997 y 2001, la recaudación se retrajo un 5 por ciento debido a la caída generalizada de todos los recursos tributarios, sin considerar las moratorias.
Las disminuciones más pronunciadas se registraron en sellos (28 por ciento), automotores (15 por ciento), inmobiliario (8 por ciento) e ingresos brutos (2 por ciento).

Cambio de tendencia
El reporte señala que a partir del tercer trimestre de 2002 comienza a evidenciarse en el conjunto de las provincias un cambio de tendencia en la recaudación, consolidándose durante el último trimestre del año pasado con un aumento del 54 por ciento, respecto a igual trimestre del año anterior.
No obstante, se debe tener en cuenta en esta comparación que durante el segundo semestre de 2001 y especialmente en el último trimestre, la profundización de la crisis económica produjo una virtual paralización de la actividad y un creciente deterioro de los ingresos tributarios, que continuó hasta fines del primer trimestre de 2002.
El trabajo aclara que, sin embargo, el comportamiento descripto para el consolidado provincial no resulta representativo de cada administración, presentando comportamientos muy disímiles entre sí.
Mientras algunas jurisdicciones acumularon en 2002 una caída interanual del 22 por ciento, otras han alcanzado tasas de crecimiento superiores al 30 por ciento como Chubut, Misiones, Neuquén y Salta. Estas provincias, junto a Buenos Aires y Santa Fe, son las que más han contribuido al crecimiento de los ingresos tributarios del consolidado, aunque en el caso de los Estados bonaerense y santafesino esto se debe más a su importancia relativa que al aumento experimentado. También presentan importantes tasas de crecimiento las provincias de La Pampa y Jujuy.
Un caso particular se dio en la provincia de Tierra del Fuego, que en el cuarto trimestre de 2001 percibió ingresos extraordinarios por el impuesto a los sellos, lo cual generó una distorsión en el crecimiento interanual de sus recursos. Al omitirse estos ingresos, surge que el incremento anual de la recaudación es del 12 por ciento.

El cambio de la estructura
El estudio destaca que como resultado de la evolución en la recaudación por impuesto, se viene generando una importante variación de la estructura tributaria provincial.
En este sentido apunta un incremento en la participación de ingresos brutos, y el rubro "otros" que, en conjunto, pasan de representar el 67 por ciento del total recaudado durante 2001 al 71 por ciento durante 2002, con la consecuente disminución en la participación del resto de los tributos.
Desde un punto de vista de largo plazo -considera el análisis- el cambio en la estructura tributaria presenta varios aspectos negativos, tanto en términos de eficiencia económica como de distribución del ingreso.
Con relación a la eficiencia, porque la recaudación descansa en forma creciente sobre ingresos brutos, un impuesto que al ser multifásico y acumulativo grava todas las etapas de producción distorsionando los precios relativos de los bienes y generando incentivos a la integración vertical de firmas.
Además, al ser un impuesto que no se basa en la riqueza o en las ganancias de las personas, sino en una manifestación bastante indirecta de éstas, genera efectos inequitativos sobre los contribuyentes con distinta estructura de costos.


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