Con un batacazo como visitante, Sonder arrancó con el pie derecho en el Torneo Nacional de Ascenso. Con autoridad el equipo de José Pecce derrotó sin atenuantes a Rosario Central en el Cruce Alberdi por 3/0 con parciales 21/25, 24/26 y 21/25 en poco menos de una y media de juego. En el clásico rosarino para el TNA, el equipo de Pecce hizo pesar su mayor capacidad de definición en los momentos clave para maniatar a un Central deslucido. En términos pugilísticos, Sonder salió a ganar por nocaut en la casa de un rival con chapa. Construyendo el punto desde un saque agresivo, masticando la ansiedad y aprovechando cada chance el equipo con "valor argentino" le fue mojando la oreja a los canallas en su casa. Para Central, todo se hacía complejo. Sin un buen pase que alimentara su ofensiva y su falta de definición para cerrar las pelotas sucias, a nadie extrañó en el Cruce que Sonder, de la mano de su armador Braskovic y sus atacantes Romero y Guidolín, abrochará el primer chico 25/21. El equipo de Pecce dominó a su antojo el juego y hasta llegó a duplicarle los puntos a un rival que no lograba hacer pie (llegó al segundo tiempo técnico 16-8). En el segundo parcial Central sacó a relucir su vergüenza pero le costó solventarla en el juego. Irregular, sin poder imponerle a su rival los tiempos del juego, los canallas encabezaron la remontada hasta el segundo tiempo técnico (16-15) donde todo volvió a ser de Sonder. Con una entrega generosa en defensa y el aprovechamiento de cada oportunidad, el equipo de Pecce guapeó el partido y lo cerró 26/24 de la mano del explosivo Romero. El tercer segmento fue un simple complemento para el 3/0 y tuvo matiz de trámite. Un Central irresoluto no pudo revertir su suerte y terminó padeciendo el desgano. El esfuerzo casi conmovedor de su líbero Zapata no alcanzó para dar vuelta la historia. Sonder se limitó a administrar la ventaja y se agazapó hasta encontrar el golpe que diera por tierra con su rival. Fue 25/21 en el final del clásico por necesidad entre rosarinos. Seguramente ninguno de los dos mostró todo lo que puede. Por el lado de Sonder, sonrisas y la sensación que los clásicos hay que ganarlos a como dé lugar. Por el lado de los canallas, tiempo de reflexión para cambiar palidez por sed de victoria.
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