Año CXXXVI
 Nº 49.714
Rosario,
lunes  06 de
enero de 2003
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Los espacios verdes acusan la ausencia de mantenimiento
En algunos lugares se sufre la falta de equipamiento y de limpieza. ¿Qué pasó con guardianes y cuidaparques?

Las plazas y parques de Rosario muestran por estos días un insólito estado de descuido, incluso aquellos más visitados por peatones y deportistas. Lo más llamativo es la altura del césped y de los yuyos, aunque en algunos casos también sufren la falta de equipamiento e incluso de limpieza.
En el sector bajo del parque Urquiza (sobre avenida Belgrano) las barrancas están llenas de yuyos que caen desde lo alto. Y en la zona donde sí el pasto fue emparejado quedaron los restos sobre la vereda y se generó un cúmulo de yuyos molestos para caminantes y automovilistas.
En tanto, los desagües que bajan de la barranca están tapados por basura y, a veces, aparecen cubiertos por los pastizales. El mal mantenimiento también se extiende al sector más coqueto del parque, el lugar más concurrido por los rosarinos a la hora de hacer aerobismo y practicar deportes al aire libre.

Yuyos crecidos
Las afueras de la ciudad no se quedan atrás. En el pasaje Boston y Alsina hay dos plazas donde parece que los yuyos se apoderaron de ellas. Eso sin contar la escasez de arreglos necesarios como pintura y algunas obras de albañilería. Es más, idéntica situación se presenta en Alsina y Tucumán.
Sobre la avenida de Circunvalación, el cantero central también deja mucho que desear. Allí se nota que nadie se ha dedicado en los últimos tiempos a cortar el césped. La circunstancia es peor aún si se tiene en cuenta que hasta puede generar inconvenientes en el tránsito.
La plaza San Martín (Córdoba, Moreno, Santa Fe y Dorrego) también presenta, en una de las zonas más transitadas donde se levanta el edificio local de Gobernación, sitios que marcan un alto grado de descuido. Montículos de tierra y el pasto alto ejemplifican esa situación.
Y la Libertad (Pasco, Mitre, Ituzaingó y Sarmiento), a pesar de ser una de las mejores conservadas, sufre la falta de un correcto aislamiento de su arenero. La consecuencia es que los perros y gatos usan el espacio que los chicos tienen para jugar, pero lo hacen para dejar sus excrementos.
Y los parques han quedado librados a su suerte. En el rosedal del Independencia los yuyos se levantan y ya empiezan a tapar el césped. Algo similar ocurre en el de las Colectividades. Sencillamente, el mantenimiento brilla por su ausencia.
En sectores del Independencia también está el problema de la falta de bolsas en los cestos, que no son cerrados y dejan escapar los residuos de que deberían contener.
Y el futuro parque Yrigoyen (27 de Febrero y Buenos Aires) también tiene su patio trasero. Si bien en el espacio más visible el césped fue recientemente cortado, en los terrenos que se extienden detrás de la estación Central Córdoba los pastizales llegan directamente a la cintura.
El Alem tiene lo suyo. Además de los pastos altos, la falta de arena en los juegos hace que se inunden cada vez que llueve. Y de noche los muchachos que van a jugar al fútbol destrozan las hamacas.
Cuando comenzó el programa para Jefas y Jefes de Hogar Desocupados, muchos empezaron a hacer su contraprestación en el mantenimiento de parques y plazas, lo cual dio a los rosarinos alguna esperanza de que estos espacios se volvieran más habitables. Sin embargo, hoy vuelven a ser víctimas del descuido.



En el parque Urquiza los yuyos tapan los desagües.
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