Año CXXXVI
 Nº 49.703
Rosario,
jueves  26 de
diciembre de 2002
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Disparo a quemarropa contra un hombre de 59 años en 27 de Febrero al 1700
Matan a un enfermero que quiso evitar un robo en una farmacia
Intentó detener a una asaltante y el cómplice le disparó. La policía afirma que detuvo al homicida

El martes de Nochebuena Pedro de Lucía caminó las tres cuadras que lo separaban del Sanatorio del Litoral, donde trabajaba como enfermero, de una farmacia de 27 de Febrero al 1700. Su intención era comprar un regalo navideño. Ya le habían envuelto el paquete con el obsequio que había adquirido, cuando quedó atrapado en un suceso inesperado. Una pareja de asaltantes irrumpió en el local y se apoderó de la recaudación del comercio. El dúo de ladrones ya estaba a punto de irse con el botín cuando la chica decidió dar el último golpe: arrebatarle la cartera a la farmacéutica. Y en contados minutos la acción de la asaltante provocó la reacción de las tres personas que estaban en el comercio. La dueña de la farmacia, una clienta y De Lucía se trenzaron en una pelea con la chica para impedir que escapara. Desde la vereda, su socio primero amenazó con disparar su arma si no la soltaban y después cumplió con la advertencia. Gatilló el revólver y un balazo atravesó el pecho del enfermero que ya estaba en la vereda.
Unas cinco horas después del episodio, la policía detuvo a un muchacho de 22 años en el corazón de la villa La Lata.
Cerca de las 11 del martes, De Lucía llegó a la farmacia de 27 de Febrero 1723, de propiedad de María Narváez. A esa hora también estaba allí otra clienta cuando un muchacho y una chica arribaron en una moto tipo Enduro al local.
Parecía que querían comprar un medicamento cuando el joven dijo que tenía la receta en la mochilla que llevaba. Pero lo que en realidad había en el envoltorio era un revólver. Con la velocidad de un rayo, su cómplice exhibió otra pistola que tenía escondida en su ropa. Entonces, Narváez, De Lucía y la mujer vieron que las armas apuntaban a sus cabezas mientras eran obligados a colocarse detrás del mostrador.
Era un asalto más. La pareja ya había recogido los 300 pesos de la recaudación de la farmacia y unos cien pesos de la mujer que había llegado para comprar un remedio. Y habían resuelto marcharse cuando la chica quiso engrosar el botín. Le arrebató la cartera a Narváez y la farmacéutica trató de impedir el atraco. La otra mujer la tomó de los pelos. Y se desató una pelea en la que participaron la comerciante, De Lucía y la clienta. Los tres forcejearon con la ladrona en la puerta del local para introducirla en el local.
El cómplice de la asaltante ya había subido a la moto y entonces lanzó la primera advertencia. "Suelténla o los mato", gritó desde la calle. Y enseguida demostró que estaba dispuesto a cumplir con la amenaza. Gatilló varias veces el arma hasta que un balazo atravesó el abdomen de De Lucía.
El enfermero se desplomó malherido al suelo. Llevado por una ambulancia, recorrió en sentido inverso con un disparo mortal las tres cuadras del sanatorio Del Litoral.
Apenas arribó al centro asistencial lo llevaron al quirófano, pero murió cuando lo estaban operando. Unas cinco horas después, efectivos del Comando Radioeléctrico y de la comisaría 5ª apresaron a un muchacho de 22 años identificado como José Eduardo Fleitas. Lo atraparon en una casa de Amenábar 1470, en el corazón de la villa La Lata. Hasta anoche, la chica estaba prófuga.
De Lucía tenía 59 años y hacía 30 años que trabajaba en el Hospital Ferroviario, hoy Sanatorio Del Litoral. Era soltero y vivía muy cerca de su trabajo. Once años atrás había alquilado un departamento interno en Viamonte al 1600.
Ayer a la tarde, un vecino lo recordó como un "tipo piola y agradable. Era muy bondadoso. Si vos necesitaba un remedio, él de alguna forma te lo conseguía", contó Gabriel Natalini.
Para el hombre, su actitud solidaria le costó la vida. "Fue una actitud valiente de un buen amigo y de una persona laburante", sostuvo.



De Lucía fue baleado justo en la puerta del comercio. (Foto: Marcelo Bustamante)
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