Año CXXXVI
 Nº 49.701
Rosario,
domingo  22 de
diciembre de 2002
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Preparan un libro y un censo de la colectividad
La historia desconocida de los suizos que llegaron a Rosario
La Casa Suiza se propone documentar la memoria de una comunidad casi secreta

Osvaldo Aguirre / La Capital

La historia de la comunidad suiza en Argentina está asociada a la fundación de las primeras colonias agrícolas en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe. La saga comenzó en febrero de 1856, cuando llegó al país un contingente de 421 personas, en su mayoría de habla francesa y alemana, quienes fundaron la colonia de Esperanza. Si la odisea de aquellas familias quedó ampliamente documentada, el recorrido que siguieron otros inmigrantes suizos permanece aún en penumbras: es el caso de los que se radicaron en Rosario. Para reparar el olvido, la Casa Suiza prepara ahora un censo de familias y un libro con la memoria de la colectividad.
Raquel Galuppo Truffer, secretaria de la Casa Suiza, cuenta que la idea surgió a partir de una especie de desafío. "En 1995, cuando hicimos un programa de radio, el agregado cultural de la embajada suiza nos dijo que no podía colaborar con nuestras actividades porque la colectividad suiza no existía en Rosario. Decidimos hacer un censo, que comenzó oficialmente el 1º de agosto de 1998. Hasta ahora tenemos registradas 750 familias, muchas de las cuales involucran cuatro apellidos suizos. Y hay una lista de espera de otras 300 familias".
Los datos del censo constarán en el libro, a cargo de Galuppo Truffer, el licenciado en historia Alejandro Moreira y las arquitectas Giselle Godard y Marina Rodríguez, con la colaboración de Alicia de Chiesa.
"El interés principal es poner en evidencia la historia de una comunidad que en gran medida ha quedado olvidada. Sobre ese olvido se pueden dar muchas razones. Es evidente que expresa el éxito del programa de integración de los extranjeros en la Argentina. Los hijos de la primera camada de inmigrantes se integraron tan bien que olvidaron sus orígenes. Incluso ahora hay gente que desciende de personas importantes y que no lo sabe o que tiene una memoria muy perdida", dice Alejandro Moreira.
Además, "otro elemento importante que hace al olvido y a la integración es que esta comunidad está conformada por tres grupos lingüísticos: los suizos italianos, los suizos franceses y los suizos alemanes. Y al llegar a la Argentina esos grupos se fueron combinando con la comunidad lingüística y no con la comunidad nacional, de modo que, por ejemplo, los suizos alemanes tendieron a acercarse a los alemanes. Eso hizo que se produjera una mayor disgregación".
Entre 1856 y 1900 llegaron a la Argentina 28.000 inmigrantes suizos. Los que se radicaron en Rosario comenzaron a nuclearse en la Sociedad Filantrópica Suiza, fundada el 9 de febrero de 1868 por 35 ciudadanos de la Confederación Helvética y cuya primera sede social funcionó en Córdoba 1897.
En noviembre de 1889, el Café Lago di Como fue escenario del nacimiento de otra institución suiza en la ciudad: la Sociedad de Tiro Unión Liberal Tesinesa, que a partir de 1894 pasó a llamarse Tiro Suizo de Rosario, como se la conoce en la actualidad.
"La comunidad suiza fue muy importante en el siglo XIX, pero de eso no hay mucha documentación -dice Moreira-. En cierto sentido, no queda memoria. El barrio Martin, por ejemplo, toma su nombre de Julio Martin, pionero de la producción de yerba mate en la Argentina. Los rosarinos pronuncian ese nombre como si fuera inglés, pero en realidad es suizo".
Un caso similar es el de la calle Doctor Riva en la zona sur. "Pocos saben que ese nombre alude a Francesco Riva, uno de los primeros médicos de Rosario. Llegó en 1853, fue médico del Hospital de Caridad y tuvo una activa participación en las epidemias de fiebre amarilla en 1857 y en la de cólera, diez años después. En 1870 viajó a Buenos Aires y murió en la famosa epidemia de fiebre amarilla del año siguiente".

Inmigración calificada
Giselle Godard y Marina Inés Rodríguez se proponen relevar el aporte de los arquitectos y los artesanos suizos en Rosario. "Es una tarea bastante ardua porque es difícil de rastrear. No hay demasiados registros y las fuentes provienen por lo general de la tradición oral, de la memoria de los descendientes", dice Rodríguez.
"A través de los censos -agrega Godard- comprobamos que más del 90 por ciento de los suizos eran mano de obra calificada. Había pintores, estucadores, vitralistas, artesanos que hacían un trabajo artístico de calidad".
Alejandro Máspoli fue uno de los arquitectos más importantes. Los edificios del Hotel Savoy y la Compañía La Bola de Nieve son algunas de sus obras aún presentes. También construyó las residencias de José y Manuel Arijón y la de Manuel Ibarlucea, la fábrica Schlau y el Hotel Británico \"Al tiempo que intenta reflotar la memoria de la comunidad -dice Moreira- el libro intenta no quedarse solamente con los grandes nombres. Un típico vicio de los libros de las comunidades argentinas es tomar cuatro o cinco nombres y hacer la historia a partir de ellos. Nosotros intentamos hacer en lo posible una historia social: contar la historia de muchos tipos de inmigrantes diferentes".
En el marco de ese pasado, el presente ofrece un panorama pobre. "La familia Chiesa, proveniente del Ticino, tenía un almacén de acopio y de importación de herramientas agrícolas e integraron la burguesía rosarina. Ahora esa propiedad es un estacionamiento. En el caso de la Yerbatera Martin, en Mendoza y Colón, hay un baldío donde van a hacer un supermercado. Es un poco la historia de la Argentina: no ha quedado nada de aquel tiempo". Contar la historia se hace entonces todavía más necesario.



Miembros de la comisión de Fiestas Suizas en Rosario.
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