Año CXXXVI
 Nº 49.678
Rosario,
sábado  30 de
noviembre de 2002
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Una herramienta para el cambio

María Soledad Casasola

Según prevén los especialistas de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), para el año 2020 serán 8 mil millones de personas las que habitarán el mundo, de las cuales 6.700 millones serán habitantes de países en desarrollo. Esta demanda alimentaria futura es una de las razones que hacen de la biotecnología una herramienta fundamental para la agricultura de las décadas que vienen.
Durante el V Simposio Argentino de Biotecnología Vegetal que organizó RedBIO en octubre en Buenos Aires, quedó en claro que la actividad agrícola está en pleno proceso de incorporación e interacción con nuevos saberes, ciencias y recursos técnicos que le permitan cumplir con la tarea de "alimentar a la humanidad".
El director de la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, Juan Izquierdo, consideró que "no podrá existir la agricultura si no hay plantas modificadas genéticamente". Esto avizora un escenario internacional favorable a los transgénicos en los años por venir pero, para ello, la tercera ola de organismos modificados genéticamente (OGM) deberá proveer de mayores beneficios a los consumidores. Se espera que entre 2010 y 2020 prime una postura pública de aceptación y mayor equilibrio frente a la biotecnología, pero la confianza que se deposite en los transgénicos, dependerá de la eficacia y eficiencia que demuestren los controles de seguridad alimentaria.
Un par de años atrás, Otto Solbrig, especialista de la Universidad de Harvard, aseguraba que "la biotecnología aún no ha vivido su Chernobil", y la aceptación de la opinión pública dependerá, en gran medida, de que esta situación se mantenga.
Además de la seguridad alimentaria hay otros puntos que los científicos, gobiernos y empresarios no deberán perder de vista: el cuidado del medio ambiente y la ampliación de la oferta de cultivos transgénicos disponible son dos de ellos. En relación a éste último, Izquierdo destacó que sólo cuatro países -Estados Unidos, Argentina, Canadá y China- explotan el 99 por ciento de las 52,6 millones de hectáreas que se cultivan con OGM en el mundo.
Hasta ahora la producción transgénica se basa "en cuatro cultivos y tres genes", lo que vuelve al proceso "poco sostenible", apuntó Izquierdo.

Nuevas ciencias
Durante el encuentro que reunió a 300 especialistas de toda América se presentaron novedosos conceptos y ciencias que llegan de la mano de la biotecnología y que forman parte del nuevo idioma genético-digital: granjas farmacéuticas, bioinformática, bioeconomía. Todos estos términos parecen estar inexorablemente ligados al nacimiento de la nueva agricultura que encontrará su fundamento en la innovación tecnológica, tal como lo explicara durante el simposio Daniel Pagliano, presidente de la Fundación RedBIO.
Para los voceros de la FAO, la biotecnología es una "herramienta clave e impostergable para América latina" y el desarrollo de sus recursos regionales. Aprender a hablar el nuevo idioma formará parte del desafío que enfrentará la agricultura latinoamericana en los próximos años.


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