Año CXXXVI
 Nº 49.668
Rosario,
miércoles  20 de
noviembre de 2002
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Murió una mujer baleada en la cabeza por su marido en Mendoza al 6500
Trágico fin de una pelea matrimonial
El jura que amenazó con matarse y que se le escapó el tiro. Las dos hijas de la pareja dormían a pocos metros

"Se me escapó un tiro y maté a mi mujer". Ramón Frutos, de 31 años, pronunció la frase frente al propietario de la heladería que está ubicada justo debajo de su casa, en el corazón comercial de barrio Belgrano. Tenía los brazos manchados con sangre y se lo veía desesperado en busca de ayuda para que auxiliaran a su pareja. Todo ocurrió mientras las dos pequeñas hijas del matrimonio dormían en una de las habitaciones: la víctima recibió un balazo en la frente y horas después murió mientras la atendían en el Hospital Clemente Alvarez (Heca). A partir de ese momento, quien fue su compañero pasó a estar acusado de homicidio simple, un delito por el cual podría ser condenado como mínimo a ocho años de prisión.
Frutos y Graciela Susana Mesa, de 27 años, vivían desde hace tres meses en una casa de planta alta ubicada en una ochava de Mendoza y Fraga. Tenían dos nenas de 5 y un año de edad y según contaron algunos vecinos alquilaban el departamento, que a pesar de eso aún conservaba un cartel con la leyenda "vendo" colgado de una ventana.
Fuentes policiales indicaron que el episodio ocurrió cuando Ramón regresaba a su casa luego de compartir una cena con amigos. Al llegar mantuvo una fuerte discusión con su mujer por motivos que se desconocían hasta ayer. El hombre tomó una pistola calibre 6.35 y habría amenazado con quitarse la vida. Así ambos se trenzaron en un forcejeo hasta que se produjo el disparo.
Frutos manifestó que gatilló accidentalmente. El proyectil impactó muy cerca del ojo izquierdo de su mujer, que se desplomó al piso. Toda esa escena transcurrió mientras las hijas de la pareja dormían en su habitación. El hombre corrió hacia la calle para pedir ayuda y minutos después una ambulancia del Sies condujo a la víctima hasta el Heca. Hasta el momento en que se produjo la tragedia, los vecinos de la pareja poco sabían de ellos. Los más cercanos a la vivienda los habían escuchado discutir en varias oportunidades.
La muerte de Graciela se conoció en las primeras horas de la mañana y ganó la calle. "No eran muy conocidos, hacía poco tiempo que vivían aquí", contó Matías, que atiende en la heladería que está en la planta baja de la casa familiar. "Eran personas normales y buenos vecinos. De vez en cuando se los escuchaba pelear. A ella la vi anoche cuando sacaba la basura a la calle, él solía comprar helado para las nenas", agregó el joven, en cuya casa recibieron a las chicas mientras los familiares de la mujer muerta viajaban desde Buenos Aires luego de enterarse de la triste noticia. Al mediodía de ayer, el juez de Menores Leandro Artigas resolvió entregar las criaturas a los abuelos maternos y a una tía.
Voceros de la seccional 14ª, donde se investiga el hecho, dijeron que las niñas no fueron testigos oculares porque estaban en su habitación durmiendo, pero un vecino que estuvo muy cerca de ellas dijo haber oído de boca de la mayor: "No fue a propósito". En la comisaría de Marcos Paz y Provincias Unidas, Frutos no pudo brindar una versión completa de cómo sucedió el episodio debido al estado de shock.
Un psicólogo asistió al hombre que se quebraba en llanto cuando intentaba retomar el hilo de su declaración, contaron fuentes de la investigación. "Hay algunos puntos de su versión que no los pudo aclarar porque pronuncia cuatro o cinco palabras y no puede continuar", describió un jefe policial. Anoche Frutos fue llevado a declarar ante la jueza María Luis Pérez Vara, quien caratuló el caso por ahora como homicidio simple.



En el departamento del primer piso ocurrió el hecho.
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