Año CXXXV
 Nº 49.658
Rosario,
domingo  10 de
noviembre de 2002
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Chiapas: El legado de los mayas
En la región mexicana se construyeron algunas de las ciudades más importantes de la civilización aborigen

En el extremo sur de México, en las tierras bajas que se prolongan hasta Centroamérica, floreció una de las culturas más enigmáticas y misteriosas: la cultura maya.
En esa región de Chiapas, rica en recursos hidráulicos y entorno selvático, se erigieron algunas de las ciudades más importantes de esta civilización. Actualmente Chiapas es el estado mejicano que posee mayor diversidad étnica, y donde se hablan más de 12 diferentes lenguas.
En las márgenes del río Usumacinta aún es posible admirar ciudades como Bonampak y Yaxchilán; al norte Palenque, la monumental y otrora capital maya, escondida en la espesura de la selva; al sur Izapa; en el centro Toniná, ciudad de los guerreros sagrados y Chinkultic cerca de las lagunas.
Recién ahora comienza a confirmarse que el "colapso maya" con el abandono de sus principales centros, se debió al agotamiento de la tierra. Fue así que cuando los españoles pisaron por primera vez tierras chiapanecas, hacía ya muchos años que los grandes centros mayas habían sido abandonados y cubiertos por una voraz vegetación.
En su libro "El poder de las hijas de Luna", la escritora Marie-Odile Marion dice que tanto a través de los vestigios de la gran civilización desaparecida, como mediante la observación de las características que subsisten en las sociedades que reivindican su herencia, nadie puede evitar sucumbir ante el inteligente y refinado encanto de las esculturas, los dinteles de estuco y la complejidad de su sistema astronómico y matemático.
Los mayas fueron artistas tan extraordinarios que a través de sus inscripciones en muros y lápidas se pueden conocer dinastías enteras de sus gobernantes y sus obras. Y aún hoy en los actuales diseños textiles hay resabios de aquella cosmovisión.
De Palenque se sabe que surgió en el año 100 a.C. como una aldea agrícola, y que su época de esplendor, durante el período clásico, se extendió entre el 600 y el 900 después de Cristo. En su construcción surgió el genio de un grupo de arquitectos, quienes basados en proporciones geométricas sagradas llegaron a la cúspide de la armonía.
En la ciudad que sucumbió durante el año 900 de nuestra era, está el Templo de las Inscripciones, en cuyas paredes existen uno de los textos más largos hallados en el mundo maya, compuesto por unos 617 glifos. También está la gran tumba de Pakal, descubierta en 1952 por el arqueólogo Alberto Ruiz; el Grupo de la Cruz, compuesto por tres templos, y El Palacio, que se alza sobre una gran plataforma coronada por una torre de cuatro pisos.
En esta ciudad se inauguró a mediados de la década de 1990 un museo que tiene un área especial para investigadores y una biblioteca.

Envuelta por la selva
Yaxchilán, envuelta por la selva lacandona, es una de las ciudades más fascinantes del mundo maya, cuyo florecimiento se ubica entre el 350 y el 810 d.C. A ella se llega navegando por el río Usumacinta, entre el canto de los pájaros y el rugido de las fieras.
Junto a la Gran Plaza se levanta el Edificio 14, también llamado Juego de Pelota, que aún conserva marcadores grabados, y al fondo está el Edificio 6, o Templo Rojo, donde se guardan valiosos trabajos en cerámica.
Para llegar hasta la Gran Acrópolis hay que subir una colina hasta el Edificio 33, donde se encuentra la escultura decapitada del gobernante Pájaro-Jaguar IV. Los lacandones creen que cuando la cabeza vuelva a su sitio, los jaguares del inframundo bajarán a esta tierra para destruirla.
Bonampak, al norte de la selva, tiene un aire misterioso y una belleza singular. En su Gran Plaza se halla la enorme Estela 5, de cinco metros de alto y dos de ancho, que representa a Chan Muan II, gobernante de ese sitio.
También está allí la Acrópolis y el Templo de las Pinturas, donde hay tres cuartos decorados con pinturas murales, las únicas en todo el mundo maya. Entre ellas se destacan los mascarones de deidades y los objetos religiosos.
La historia admite que la conquista española de Chiapas fue ardua y prolongada, y que aún durante la colonia hubo constantes enfrentamientos entre indígenas y españoles. Fue recién con la llegada del dominico Bartolomé de las Casas que comenzaron a concretarse "las reducciones", es decir, se juntaron clanes nativos y se los obligó a fundar pueblos.
La bella ciudad colonial de Chiapa de Corzo fue la primera que los españoles fundaron en el siglo XVI en tierras chiapanecas. Allí construyeron la iglesia de Santo Domingo de Guzmán, en un estilo que mezcla desde el mudéjar, el renacentista y el neoclásico. Pero lo más bello de este lugar es la fuente Mudéjar, conocida como La Pila, erigida en 1562 en purísimo estilo hispano árabe.
Los interesados en obtener más información pueden consultar al e-mail: [email protected], o la página de internet: www.turismochiapas.gob.mx.


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