Año CXXXV
 Nº 49.654
Rosario,
miércoles  06 de
noviembre de 2002
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Lucha al último voto por el Senado en unas elecciones sin boca de urna
Los oficialistas parecían superar por poco margen a los demócratas. Jeb Bush ganó en Florida

Washington. - Con una participación que fue algo superior a lo esperado, Estados Unidos vivió ayer una jornada electoral tranquila y apática. La falta de datos de boca de urna decidida por el principal instituto de sondeos (ver recuadro) dejó casi a ciegas a los medios de comunicación de EEUU y del resto del mundo. Los datos que se filtraban de las miles de mesas eran fragmentarios y sólo muy tarde se pudo tener un cuadro -extremadamente parcial- del resultado de estas elecciones de mitad de mandato, decisivas tanto para el presidente George W. Bush como para la oposición demócrata. Los sondeos previos hacían suponer que el partido republicano de Bush haría una buena elección -generalmente las de mitad de mandato, como las de ayer, resultan flojas para quien detenta el Ejecutivo. El alto nivel de apoyo que tiene la figura del presidente (cercana al 60%) explica gran parte del presumible buen resultado republicano.
Los únicos datos ciertos anoche eran las proyecciones de CNN, que dieron triunfador al hermano del presidente, el gobernador Jeb Bush, quien habría logrado su reeleción sobre el candidato demócrata, Bill McBride (59% a 40% sobre 25% de votos escrutados). Ambos partidos hicieron una apuesta fuerte en Florida, y tanto el presidente como su antecesor en el cargo, Bill Clinton, hicieron campaña en este Estado.
En la lucha decisiva por el Senado (hasta hoy, 49 bancas para cada partido, más dos inependientes inclinados a los demócratas) se daban sólo parciales (había 34 bancas sobre 100 en disputa): según la CNN, en Alabama ganó el candidato republicano por 51% a 47% del demócrata. Otro de los escasos ganadores seguros anoche también era republicano: en el Estado de Kentucky, Mitch McConnell vencía la lucha por una banca del Senado por 64% a 36%, con el 64% del voto escrutado. Cifras favorables a los republicanos en la lucha por la senaduría de Kansas: 81 a 10%, un triunfo aplastante. En Delaware, em cambio ganaron los demócratas por 58% a 41%. También se impusieron, siempre según CNN, en Illinois, al igual que en Massachusets (81% a 19%) y Michigan 68 a 31%). Los republicanos ganaron por su parte en Mississippi y Nebraska, en ambos casos por márgenes abrumadores. En New Hampshire, la candidata senatorial demócrata Jeanne Shaheen lograba 52% de votos, mientras el republicano ultraconservador John Sununu quedaba con 46%, con 50% de votos escrutados. En Carolina del Norte la republicana Elizabeth Dole fue dada ganadora por CNN por 55% a 44% sobre el demócrata Erkisne Bowles. En Carolina del Sur, también el candidato republicano al Senado lograba una buena diferencia sobre el demócrata: 53% a 46% pero con pocos miles de votos contados. Otro ganador seguro parecía en Virginia el republicano John Warner, quien lograba un aplastante 83% de votos (128.000), contra sólo 11% (16.000) del demócrata Nancy Spannaus. En Virginia Occidental, con escasos centenares de votos escrutados, el candidato demócrata se imponía muy cómodamente al republicano por 73% a 27%. Los demócratas habrían ganado, según CNN, la senaduría por Nueva Jersey, donde se imponía con amplitud el demócrata Frank Lautenberg.
Aun más complejo el panorama en la Cámara de Representantes (435 bancas: hasta ahora los republicanos detentaban leve mayoría con 223 contra 208 demócratas y un independiente). Los pocos parciales disponibles indicaban que en Florida, 5º distrito, empataban ambos candidatos en 47%, sobre el 58% de mesas. En Georgia, distrito 12, el republicano Burnes ganaba netamente por 60% a 40% de su adversario, pero sobre un 9% de votos escrutados. En Indiana, también una banca parecía decidida para los republicanos: sobre 33% de votos, el republicano obtenía una diferencia de 52% a 44%. Kentucky eligió un representante por partido, según CNN (pero sólo el republicano ya se había segurado la banca anoche).
En gobernadores, además de Jeb Bush en Florida, CNN había dado ganador anoche al republicano Benson en New Hampshire, por 55% de votos. Sin ser considerado aún ganador, el demócrata Hodges se imponía en Carolina del sur por 52% al 48%. En Tenessee, el demócrata Bredesen se imponía por 58% a su adversario republiano. En Vermont, triunfaba parcialmente el candidato republicano por 47% a 37%, siempre según CNN.
Los estadounidenses eligieron ayer a 36 gobernadores, a la totalidad de la Cámara de Representantes y a un tercio del Senado. Dependiendo de quien controle estos tres estamentos de poder, puede representar una gran diferencia en la política de EEUU.
Según la Comisión Electoral Federal, más de 156 millones de estadounidenses están registrados para votar, pero nadie espera que la participación fuese demasiado elevada: se estima que habrían votado entre 75 y 80 millones de electores. Las elecciones de mitad de mandato -en las que también estaban en juego centenares de cargos estatales- registran tradicionalmente un alto grado de abstención.
El presidente George W. Bush, que acudió madrugador y deportivo -con pantalones vaqueros y campera- a depositar su voto en una estación de bomberos de Crawford, en Texas, reiteró a esa temprana hora la necesidad de que la gente fuera a votar. Por la noche, envió un telegrama de felicitaciones a su hermano por triunfar en Florida.
Los demócratas, al igual que los republicanos, realizaron un sonoro fin de campaña en el que todos los pesos pesados -desde los demócratas Bill Clinton y Albert Gore al popular ex alcalde republicano de Nueva York Rudolph Giuliani-se multiplicaron con el objetivo de movilizar a los apáticos. No es para menos porque, si bien estos comicios no son presidenciales, está en juego el control del Congreso, que es clave para todos y cada uno de los asuntos políticos de este país.
Todos los parciales y sondeos previos indicaban que la Cámara de Representantes continuaría siendo republicana por leve margen. La clave era si los republicanos podrían dominar el Senado, cámara de peso decisivo en materia de política exterior. Esto tiene particular importancia por la actual coyuntura internacional, con la guerra contra Irak a las puertas.



Votantes en plena acción en Minneapolis, Minnesota.
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