Año CXXXV
 Nº 49.654
Rosario,
miércoles  06 de
noviembre de 2002
Min 14º
Máx 24º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





cartas
Delitos con el sello mafioso

Es bien sabido que los delincuentes inventan, todos los días, algún ilícito que les permita continuar esa carrera que eligieron hace muchos años: esto es, vivir al margen de la ley. Lamentablemente en esa carrera es la sociedad la que paga las consecuencias. Para demostrarlo es suficiente mencionar lo que se ha dado en llamar "secuestro express", que no es ni más ni menos que el delito que cometían las mafias, y que considerábamos extinguido. El último (dejando de lado algunos de carácter político) que se cometió en el país, y que conmovió a toda la Nación, fue el del joven estanciero Abel Ayerza, que se produjo en los años treinta en el departamento Marcos Juárez, de la vecina provincia de Córdoba. Los autores famosos Chicho Chico y Chicho Grande, Agata Galifi, Vinti y otros, por un lamentable error, en lugar de poner en libertad al secuestrado (se había pagado el rescate), lo mataron. La intervención de la policía hizo que el delito no quedara impune y se condenara a todos los participantes en el secuestro. Ahora hemos visto que hechos como este se están repitiendo, a punto tal de que más de una decena de ellos se han producido en las últimas semanas en distintos puntos del país. Pero hay un agravante y es al que me referiré. Se produjo un hecho inédito en el quehacer delictivo. Eso de que le envíen a la familia del secuestrado un dedo de la víctima con el anuncio de que si no se pagaba el rescate pedido, se enviaría la mano. Un accionar mafioso, sin duda alguna, y de una crueldad extrema. Considero que ha llegado el momento de que las autoridades correspondientes tomen en sus manos el impulsar medidas que procuren evitar la repetición de estos delitos.
Enrique José Ré,
comisario inspector (R)


Diario La Capital todos los derechos reservados