Italia enterró ayer, en una ceremonia multitudinaria, a las 29 víctimas, entre ellas 26 niños, del grave terremoto ocurrido el jueves pasado en el sur del país. Millones de personas siguieron por televisión la ceremonia, celebrada bajo una tienda al aire libre en San Giuliano di Puglia, localidad de la región de Molise en la que tuvieron lugar todas las muertes. Los niños y una profesora murieron bajo los escombros de la escuela del pueblo.
Tras la misa, los ataúdes fueron trasladados en procesión al cementerio. "Que los niños nos envíen desde el cielo consuelo", expresó el obispo Tommaso Valentinetti en su homilía ante los familiares de las víctimas. Los niños muertos "son ahora ángeles que están junto a Dios", señaló.
En la ceremonia estuvieron también presentes el presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, y tres ministros del gobierno del primer ministro, Silvio Berlusconi.
El obispo exigió a los responsables políticos mayor vigilancia y mayor prevención contra catástrofes de este tipo. "Algo así no debe volver a ocurrir otra vez", subrayó.
También la madre de uno de los niños muertos tomó la palabra y exigió que los edificios escolares de Italia sean más seguros. "No quiero que otro padre y otra madre tengan que llorar por un niño", dijo.
Asimismo se leyó un mensaje de los niños que sobrevivieron al derrumbe de la escuela y se transmitieron a los familiares de las víctimas palabras de consuelo del Papa Juan Pablo II.
Reconstruirán el pueblo
Paralelamente, el gobierno de Roma acordó destinar 50 millones de euros (unos 49,8 millones de dólares) a los trabajos de reconstrucción en San Giuliano y en la región de Molise. En el lugar que ocupaba la escuela se levantará un monumento en recuerdo de las víctimas, que se financiará con dinero público. "Hoy es día de duelo para toda Italia", manifestó Berlusconi.
Según un estudio del gobierno, una de cada dos escuelas en Italia no ha sido probada de manera apropiada sobre riesgos en caso de un terremoto. En el 57 por ciento de los edificios escolares no han tenido lugar esos controles, informaron varios periódicos. A ello se une que la región de Molise, a unos 200 kilómetros al sureste de Roma, no estaba incluida como zona de peligro sísmico, pese a que científicos habían advertido de fuertes movimientos telúricos.
En el terremoto de magnitud 5,4 en la escala de Richter ocurrido en San Giuliano di Puglia murieron el jueves 26 niños, una maestra y dos mujeres mayores. La maestra era madre de dos hijos.
El techo de la escuela se desplomó y sepultó a unos 60 niños junto a sus profesores. Sólo algo más de la mitad de las víctimas pudieron ser rescatadas con vida. Una profesora con heridas muy graves se debate en el hospital entre la vida y la muerte. También corren peligro las vidas de dos niños.
La fiscalía italiana ha abierto diligencias por homicidio involuntario. El edificio fue ampliado sin tener en cuenta su estabilidad, según los medios de comunicación. El fiscal que lleva el caso habló, tras visitar el lugar de la tragedia, de un derrumbe "anormal".
Muchos edificios dañados de San Giuliano tuvieron que ser derribados tras el terremoto. La pasada noche, la región se vio de nuevo sacudida por réplicas. (DPA)
La Ciudad
