Año 49.651
 Nº CXXXV
Rosario,
domingo  03 de
noviembre de 2002
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Reconstruyeron un presunto caso de gatillo fácil
Ortega y Cabral murieron en febrero de 2001 en la zona sudoeste. Acusan a dos policías

El crimen de dos hombres que la policía presentó como resultado de un tiroteo mientras eran perseguidos por apedrear colectivos, pero que según vecinos y testigos fueron fusilados cuando descansaban en su casilla de la zona sudoeste, fue reconstruido esta semana por orden de la jueza María Luisa Pérez Vara. Por el doble homicidio se encuentran imputados dos policías del Comando Radioeléctrico -uno de ellos involucrado en otro caso de gatillo fácil- que cursan en libertad la instrucción de la causa.
"Para nosotros quedó más claro que fue un homicidio. Está probado que estaban durmiendo y no tenían nada que ver con los hechos", dijo el abogado Marcelo Piercecchi, que representa a la familia de las víctimas, Rubén Ortega, de 37 años, y Esteban Cabral, de 32.
Las muertes ocurrieron el 4 de febrero de 2001 cuando tres colectivos de la empresa La Veloz del Norte fueron apedreados desde un puente de Circunvalación y Uriburu. El ataque causó el estallido del parabrisas de un micro y de algunas ventanillas de otro.
Un patrullero del Comando llegó al lugar del incidente, donde sus ocupantes aseguran haber visto a tres jóvenes que cubrieron su huida a balazos. Esto originó un tiroteo en el que fue herido en el estómago el cabo Luis Nosrala.
La búsqueda de los agresores se desplegó en la villa miseria vecina de Uriburu y Avellaneda. Según la versión policial, en ese lugar se produjo otra balacera donde murieron Ortega y Cabral, a quienes imputaron el ataque a los micros.
La reconstrucción, dirigida por la jueza Pérez Vara, comenzó con el momento en que el fue herido el agente. "La zona es de pobreza absoluta. La policía la recorrió casa por casa y en un momento alguien dice «dimos con el objetivo». Los testigos presenciales y una diversidad de elementos demuestran que Cabral y Ortega estaban durmiendo, y esto se pudo ver en la reconstrucción", dijo Piercecchi.
Los vecinos señalaron que vieron descender de un patrullero a dos policías que primero conversaron en la puerta con Cabral, vestido sólo con un calzoncillo, y luego irrumpieron a tiros en la pieza.
Los dos hombres recibieron varios impactos de bala en el pecho disparados en distintas direcciones. "El escenario de los hechos fue modificado. El cuerpo de Cabral fue movido hacia un rincón de la vivienda y los vecinos aseguran haber visto a Ortega salir sin heridas de la casa, aunque luego murió a causa de varios disparos", consigna un informe del caso elaborado por el Centro de Estudios e Investigaciones en Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la UNR.
De acuerdo con ese estudio, un testigo clave desmintió que las víctimas fueran los autores del ataque a los colectivos. "Otro dato relevante -señala el informe- son los 600 metros de distancia entre el lugar donde habría empezado la persecución y la casilla de Ortega y Cabral. Relevante porque los dos sólo podían correr con dificultad: Ortega tenía problemas respiratorios y pie plano. Cabral tenía piezas de platino en su cadera y sus piernas".
Los policías imputados fueron favorecidos con una falta de mérito que excepcionalmente permite cursar la instrucción de la causa en libertad. Uno de ellos, el sargento Claudio Theddy, ya había sido acusado por la muerte de David Juárez.
"Mi hijo era un repartidor ambulante de helados. No tenía armas y con lo poco que ganaba se estaba construyendo la piecita de bloques donde murió", reveló a este diario Blanca Ortega tras el hecho, quien reclamó: "Quiero saber por qué mataron a mi hijo por que acá la policía está tapando algo".


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