Año 49.651
 Nº CXXXV
Rosario,
domingo  03 de
noviembre de 2002
Min 14º
Máx 20º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





El médico revela cómo combatir los kilos de más antes del verano
Cormillot: "Las dietas de revistas no sirven para nada"
Aconseja comer mucho más de lo que sale de la tierra, y mucho menos de lo que se mueve y sus derivados

Laura Vilche / La Capital

Se sube a la balanza y la aguja se detiene exactamente en los 75 kilos. Se ve bien y dice estar conforme con su cuerpo. Aunque la historia no siempre fue así: Alberto Cormillot, sin dudas el médico más mediático de la Argentina en materia de obesidad, llegó alguna vez a pesar 100 kilos. Por eso, se jacta de decir que todo lo que investiga, aconseja y escribe desde hace 40 años lo sostiene con conocimiento de causa. La Capital lo consultó en esta época del año en que la mayoría de la gente está preocupada por bajar kilos y rollos antes del verano. Habló de la obesidad y la responsabilidad del Estado, dio recomendaciones para los gordos y los gorditos, para aquellos que no se pueden abrochar el pantalón que les entraba apenas hace unos días y también para los fans de las dietas de las revistas: "Son un deporte nacional, un tema de conversación, pero no sirven para nada ", criticó.
-¿Cuándo hay que comenzar a preocuparse por la gordura?
-A partir de los diez kilos de sobrepeso. Pero hay algo aún más preocupante. La población tiende a engordar, al punto que se calcula que en los próximos 20 años, el 70 por ciento de la gente será gorda, por eso la población debe preocuparse por tener una buena alimentación.
-¿Hay algo nuevo en materia de dietas o está todo dicho?
-Hay tratamientos nuevos en el país, en realidad ya hace años que se usan en el exterior, que son recomendables para enfermos mórbidos: quienes tienen un sobrepeso de más de 40 kilos, sufren de serias enfermedades por ese motivo y ya fracasaron con otros tantos métodos. Los tratamientos son el balón gástrico, la banda y el bypass. El primero es un globo de silicona que se introduce en en el estómago con una anestesia local en spray o sedación leve y restringe la posibilidad de comer durante seis meses, momento en que se extrae. Es un método que permite perder en ese tiempo de 15 a 30 kilos. La banda gástrica es un anillo que se aplica en el estómago y que lo divide como un reloj de arena. Con ella se reduce la capacidad de recibir alimentos, y un 70 por ciento de las personas logra bajar más del 50 por ciento de su sobrepeso. Se realiza con cirugía laparoscópica (con instrumentos quirúrgicos minúsculos y una cámara microscópica permite visualizar los órganos) y anestesia general.
-Este método se hizo conocido cuando lo usaron Alfredo Casero y Blanca Curi...
-Justamente. Pero a Curi no le fue bien porque en el mismo momento en que se operó por la banda, se lipoaspiró, se hizo un lifting y encima tuvo una infección hospitalaria. Si no, la complicación de esta intervención es del 0,02 por ciento. Por último, el bypass, consiste en achicar el estómago y desviar el tránsito intestinal. Se corta y se une el aparato digestivo en forma tal que hay menos posibilidad de comer, menos absorción de alimentos y a la vez se separa de la circulación de alimentos una parte del estómago que segrega adrelina que es una sustancia que aumenta el apetito. El 90 por ciento de la gente baja más del 70 u 80 por ciento del sobrepeso con este método.
-¿Son métodos caros?
-El balón y la banda ajustable cuestan entre 1.200 y 2.200 dólares. Más económica es la banda fija, cuyo costo va de los 50 a los 80 dólares, y la operación sale entre 10 ó 12 mil pesos.
-Nada económico...
-Más caro es, tanto para la persona como para el Estado, ser un gordo de 120 kilos, porque con ese peso es inevitable realizar tratamientos por diabetes o hipertensión, entre otras cosas.
-¿El Estado no se hace cargo de la obesidad?
-El Estado argentino se hace cargo de muy pocas cosas, y encima algunas obras sociales reconocen los tratamientos oncológicos y de HIV pero no de obesidad mórbida. Hay unas cien mil personas en el país que pesan más de 150 kilos y que se pueden morir por esto, pero se los obliga a estar postrados porque no pueden ni trabajar. Y después, el Estado les paga el infarto y el accidente cerebrovascular, ¿quién entiende esto? Nos estamos equivocando desde el punto de vista de la salud y el económico.
-Cuando llega esta época del año todos quieren bajar de peso en forma rápida. ¿Se puede?
-Nada se puede si no se cambian hábitos alimentarios. Las recomendaciones tipo shock para estar en peso antes del verano terminan en engordes. No hay grandes secretos, hay que bajar la grasa y los azúcares. Hay que comer mucho más de lo que sale de la tierra, salvo azúcar y aceite, y mucho menos de lo que se mueve y sus derivados. Esto es comer más legumbres, hortalizas, verduras, frutas y granos, teniendo cuidado con las harinas. Evitar las carnes, pero sí darse permiso con las magras, los aceites vegetales y la clara de huevo.
-Tampoco es ya una novedad que hay que hacer actividad física si se quieren bajar unos kilos.
-Hoy se habla de sumar media hora o 40 minutos de movimiento la mayor cantidad de días de la semana. En el día hay 1.440 minutos, con dedicar unos pocos minutos diarios basta para sentir entre las cuatro y ocho semanas que se pierden centímetros, la ropa queda mejor, hay más energía para la actividad diaria, se duerme mejor y se controla más el estrés.
-Las anfetaminas sí garantizan una pérdida veloz de peso...
-Pero tienen múltiples efectos secundarios para el sistema nervioso y cardiovascular. Producen arritmia, hipertensión, también alteraciones al sistema digestivo y algunas hasta pueden provocar accidentes cerebrovasculares y la muerte. También los diuréticos son desaconsejados porque con ellos se pierde potasio y esto puede provocar alteraciones en el ritmo cardíaco, problemas con las tiroides, con la circulación y serios problemas anímicos, por no decir un estado prácticamente de locura.
-Comer menos, más movimiento..., pero ¿qué pasa con los que no tienen voluntad para encarar estas dos cosas?
-Eso pasa cuando la gente se propone dietas y cambios muy estrictos. Si uno pensara en cambios paulatinos y aceptara que variar de hábitos dura un tiempo, las cosas serían distintas.
-Lo dice con conocimiento de causa porque usted alguna vez tuvo 25 kilos de más.
-Sí, y primero bajé diez kilos de a poco y luego me llevó unos cuatro meses bajar el resto.
-¿Qué se hace con los niños gordos?
-Una reingeniería. Se trabaja con los pediatras, se analiza qué comen en la familia y en los colegios. Se trata de evitar las comidas engordantes y se apunta a que el chico se mueva más. En una palabra, menos televisión, computadora y comida chatarra.



"Las dietas en las revistas son un deporte nacional". (Foto: Néstor Juncos)
Ampliar Foto
Diario La Capital todos los derechos reservados