Año CXXXV
 Nº 49.650
Rosario,
sábado  02 de
noviembre de 2002
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cartas
Un llamado a la conciencia

Tenemos 19 años de democracia, una democracia que fue aprovechada por los traidores para desintegrar el país. Tal vez nos toque cierta responsabilidad por acompañar con el voto a los malos políticos. Representantes sin la mínima dosis de patriotismo. Han gobernado sin pensar en nuestro pueblo, de espaldas a él y de frente a los intereses internacionales. Si antes pensábamos que veníamos mal, hoy tenemos que saber que ya no tenemos tiempo que perder. No debemos dejarnos engañar más con promesas que después no se cumplen. Basta recordar el eslogan de Alfonsín -con la democracia se vive, se educa y se come- o la revolución productiva, el salariazo, los 300 mil puestos de trabajo en un año y que la pulverización de la desocupación era un hecho, repetida frase de Menem. O, como si las mentiras hubieran sido pocas, volvimos a tropezar con las promesas de De la Rúa -voy a ser el médico de los enfermos, el maestro de los alumnos, etc.-. Después de tantos versos tuvimos también en poquito tiempo una serenata de falacias tocadas y cantadas al mejor estilo por los recientes cinco presidentes, incluyendo al último, Duhalde, quien iba a pulverizar en 45 días la pobreza extrema y a festejar junto con el pueblo el fin de la recesión. Este gobierno, que cumple nueve meses, aparte de ser incompleto ha sido la frazada de malas conductas anteriores y propias también. Compatriotas, nos quedaría por preguntarnos en qué condiciones nos va a dejar este gobierno ante los organismos internacionales y con qué reservas contaremos. No nos equivoquemos más, ya a todos los conocemos. No volvamos a desperdiciar el voto, esta es la última oportunidad. Pensemos en nuestros jóvenes. Es nuestra responsabilidad dejarles un país en orden y transmitir nuestras costumbres y nuestras propias historias. Así como decimos: "compre nacional", también debemos "consumir" políticos con mentalidad nacional, que piensen primero en fronteras adentro. A los jóvenes les quiero decir que pensar en el futuro es pensar en la vida. Pero para llegar a un buen futuro hay que elaborar, trabajar y construir un buen presente.
L.E 6.047.411


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