Año CXXXV
 Nº 49.644
Rosario,
domingo  27 de
octubre de 2002
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Primera B
Argentino tocó fondo al ser goleado en la isla Maciel
San Telmo le ganó con una facilidad infrecuente. Le hizo cinco, pudieron ser más

Gustavo Yarroch / La Capital

Si fuera una embarcación, Argentino estaría en el fondo del mar. San Telmo lo sopapeó con una facilidad infrecuente y asombrosa. Le hizo cinco, pero pudieron ser algunos más. La caída lo hundió un poco más en la lucha por no descender (hoy está perdiendo la categoría). Y, para colmo, sufrió la expulsión de Mario Pierani, su jugador más importante (hizo siete de los 10 goles del equipo), quien probablemente se perderá los próximos dos partidos, nada menos que frente a Flandria y Atlanta, sus dos rivales directos en la cruzada por quedarse en la B.
Los mensajes negativos para el hincha salaíto no se agotan allí. Porque el problema principal es mucho más profundo, bien de raíz: el equipo albo sufre más de la cuenta la mayoría de los partidos, incluso los que gana, como ocurrió en la fecha anterior, cuando los juveniles de Argentino de Quilmes le hicieron derramar sangre, sudor y lágrimas para quedarse con aquel sufrido 1 a 0. Ayer, Argentino ni siquiera tuvo tiempo para probar cómo funcionaban las variantes tácticas implementadas a partir del ingreso de Sciretta como lateral derecho (Vella se adelantó como ocho y Rubio acompañó a Ruffa en la función de doble volante tapón). A los 10 minutos, San Telmo ya estaba dos goles arriba gracias a dos córners que tuvieron a los mismos protagonistas: Andrés Bogado en la ejecución y Filomena en la resolución.
Lejos de reaccionar, Argentino ni siquiera apeló a algún arresto temperamental para compensar su falta de fútbol. Más que jugar, deambuló por la cancha. Más que intentar torcer la historia, pareció resignarse y esperar que el local fuera lo más complaciente posible con él. El tercero llegó a los 34: agarrón de Sciretta a Stranges y penal convertido por Escalada. Mientras tanto, desde el balcón de uno de los edificios ubicados frente a la cancha de la Isla Maciel, todo un templo del fútbol de los sábados, dos prostitutas -otro clásico de la zona- miraban sin demasiada atención cómo un equipo llegaba cuando quería y el otro cuando podía. Y Argentino pudo poco y nada: en el primer tiempo, recién se arrimó hasta el arco local a los 40 con un tiro lejano de Ruffa atajado por Carrel. Un minuto después, Pierani le entró muy fuerte a Rutili y Castagnino le mostró la roja al igual que a Taffarel, castigado por irse de boca.
El segundo tiempo resultó otro unipersonal de los locales. Poggi al comienzo y Stranges sobre el final estiraron el resultado hasta 5 a 0. Argentino, que estaba parado con tres en el fondo desde el ingreso en la etapa inicial de Laviano por Sciretta, siguió sin mejorar. Ahora se vienen mucho más que dos finales: si no sale bien parado de los partidos ante Flandria y Atlanta, Argentino comenzará a depender de algo muy parecido a un milagro para no bajar a la C.


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