Año CXXXV
 Nº 49.643
Rosario,
sábado  26 de
octubre de 2002
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Woody Allen y Arthur Miller iluminaron la ceremonia en Oviedo, España
Barenboim recibió el premio Príncipe de Asturias
El músico argentino israelí y el palestino Edward Said llamaron a lograr la paz en Medio Oriente

El músico argentino-israelí Daniel Barenboim y el intelectual de origen palestino Edward W. Said fueron premiados ayer con el premio Concordia en la entrega de los Príncipe de Asturias. Los considerados premios Nobel de España fueron otorgados también a Woody Allen (Artes), el dramaturgo estadounidense Arthur Miller (Letras), el poeta y ensayista alemán Hans Magnus Enzensberger (Comunicación y Humanidades) y el sociólogo británico Anthony Giddens (Ciencias Sociales), entre otros.
El "cuento de hadas" con "príncipe incluido" del que hablaba el cineasta estadounidense Woody Allen en los días previos, se cumplió con todos sus elementos. Precedida del himno nacional ejecutado por gaiteros, a las 18 (hora de España) se inició ayer en el Teatro Campoamor de la ciudad española de Oviedo la ceremonia de entrega de los premios Príncipe de Asturias, los galardones que muchos califican ya como los "premios Nobel españoles".
La congregación en la localidad norteña de grandes figuras internacionales casi imposible de ver juntas había despertado gran expectación en los días previos. Se dijo que nunca desde la instauración de estos galardones, en 1981, los premios habían alcanzado la altura de este año.
La ciencia estuvo representada por el Comité Científico para la Investigación de la Antártida (Cooperación Internacional), y por los padres de Internet -Lawrence Roberts, Tim Berners-Lee, y Robert Kahn (Investigación Científica y Técnica).

49 mil dólares y una estatuilla
El príncipe Felipe presidió el acto en un escenario dominado por el color azul, característico de la Fundación Príncipe de Asturias, que es la que concede estos galardones dotados con 50 mil euros (49 mil dólares) y una estatuilla, diseñada por el artista español Joan Miró.
Mientras Woody Allen hizo sonreir a los presentes, inclusive a la reina Sofía, cuando exclamó "no me lo merezco, pero me siento tremendamente honrado", Arthur Miller recordó a su esposa, Inge Morath, fallecida en enero.
En el repleto teatro Campoamor hubo también espacio para la política. Barenboim, impulsor junto a Said de la West Eastern Divan, una orquesta en la que conviven jóvenes músicos de Cercano Oriente, destacó que el galardón ofrece "la esperanza de una vida mejor" a los pueblos israelí y palestino, "algo sin lo que ningún hombre puede vivir".
Barenboim, quien desde ayer tiene pasaporte español, ha destacado que el premio "no se ha entregado a unos hombres, sino a una idea, la que encarnan los cientos de jóvenes de Medio Oriente que han hecho con su valiente esfuerzo una música que es armonía y diálogo". El músico se refería así al West Eastern Divan, un taller de trabajo con jóvenes que buscan en la música una alternativa para la paz impulsado por él y Said como vía de solución al conflicto de Medio Oriente.
Por su parte, Said abogó por la convivencia pacífica entre ambos pueblos y pidió a "los enamorados de la Justicia" que sigan dando apoyo moral al pueblo palestino. "Mi historia nacional y la de mis ancestros se rompió en añicos cuando se formó el Estado de Israel", expresó en uno de los momentos más emotivos de su intervención.
Woody Allen recordó al director Luis Buñuel y criticó al cine de Estados Unidos. El actor y director dijo que en su país se gasta más en la publicidad de una película que todo el dinero que invirtió el director de "Un perro andaluz" en todos sus films.
"Es muy difícil para un persona que piense" encontrar algo interesante en la industria cinematográfica norteamericana, señaló, y afirmó que muchos directores como él miran "hacia los cineastas europeos para buscar líderes. "No tenemos guías en Estados Unidos", afirmó el creador de "Manhattan".
Por su parte, el príncipe Felipe apuntó que "anhelamos que nuestros premios sean la voz de quienes tantas veces no la tienen, la voz de los abandonados, la de los que sufren injusticias, la de los que defienden la libertad y son perseguidos por defenderla".
Los premios Príncipe de Asturias deben servir "de ejemplo para toda la sociedad, y muy especialmente para nuestra juventud", afirmó el futuro monarca. Expresó además su confianza "en que es posible un mundo más justo y fraternal, libre de terror y de los fanatismos". Con la clausura del acto quedó abierta la convocatoria de los premios Príncipe de Asturias 2003. (DPA y Télam)



El director dijo que en verdad "se premió a una idea".
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