Año CXXXV
 Nº 49.643
Rosario,
sábado  26 de
octubre de 2002
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El grupo inversor lanzó obligaciones negociables por 150 millones de dólares
Buscan fondos para reactivar el megacomplejo Scalabrini Ortiz
Irsa quiere refinanciar deudas con sus acreedores y relanzar el proyecto, postergado por la crisis

El grupo Inversiones y Representaciones SA (Irsa), que tiene a su cargo la concreción del futuro Centro de Renovación Urbana Scalabrini Ortiz, lanzó ayer una serie de obligaciones negociables convertibles en acciones por un monto de 150 millones de dólares con los que prevé refinanciar sus deudas y reactivar algunos proyectos. Y según lo anunció uno de sus líderes, Eduardo Elsztain, el tantas veces postergado complejo comercial local es uno de ellos.
"Vamos a impulsar la construcción de los centros comerciales en Rosario y Caballito y los edificios de oficinas de Puerto Retiro", aseguró el empresario, horas antes de presentar oficialmente las flamantes obligaciones negociables por un total de 150 millones de dólares, que darán una tasa de interés del 8 por ciento anual.
El grupo inversionista, que también controla a la firma Cresud (una de las empresas agropecuarias líderes en el país), buscará así conseguir fondos para refinanciar sus deudas y renegociar con los acreedores. Pero si bien ese es el aspecto fundamental, en el holding se mostraron esperanzados en poder echar a rodar una serie de proyectos postergados, entre los que se encuentra el complejo del parque Scalabrini Ortiz.
La noticia sorprendió a las autoridades de la Secretaría de Planeamiento municipal, quienes a pesar de tomar los anuncios de Irsa con cautela, dejaron entrever ayer una alta cuota de optimismo.
De acuerdo con los cálculos del vicepresidente del grupo inversor, Marcelo Mindlin, si se suscriben obligaciones por un total de 75 millones de dólares quedarán entre 35 y 40 millones para invertir. Y esa cifra asciende a 60 millones si se coloca toda la emisión de obligaciones.
Es con este dinero que los empresarios prevén poner manos a la obra en la concreción del postergado Centro de Renovación Urbana Scalabrini Ortiz. Y en realidad, son muy optimistas en torno al futuro de estas flamantes obligaciones negociables. Según analizan, la fuerte caída que sufrieron las acciones de la compañía las vuelven muy atractivas para los inversores. "Tocamos fondo, más no se puede caer, sólo nos queda mejorar", aseguró Elsztain.

Una historia de cuatro años
El proyecto del Centro de Renovación Urbana Scalabrini Ortiz comenzó a rodar en 1998 cuando Irsa adquirió un predio de 213.372 metros cuadrados en la zona centro-norte de la ciudad. Allí, a metros del túnel Celedonio Escalada, la firma proyectó junto al empresario Alfredo Coto la construcción de un amplio centro comercial. Y fue más allá: previó el emplazamiento de un complejo de entretenimientos que incluirá un museo de ciencias y uno ferroviario, un centro de convenciones, un patio de comidas, un área exterior de esparcimiento y un complejo residencial de nueve torres con 1.200 departamentos.
Las obras comenzaron en junio del 99 pero la ilusión duró poco. Crisis económica y recesión mediante, las máquinas se paralizaron y el ambicioso proyecto quedó en el freezer.
El primer indicador de que el complejo comenzaría a sufrir retrasos en su ejecución fue la decisión del magnate George Soros de reducir en un 50 por ciento su participación accionaria en el grupo Irsa.
La firma sólo puso manos a la obra en los trabajos de reconversión vial de la zona y la preparación del terreno. Así, en abril del año pasado se comenzó a derrumbar el centenario muro sobre calle Junín y se construyó el puente vehicular que une Francia con Caseros sobre el túnel Celedonio Escalada.
El grupo inversor también comenzó los trabajos de reconversión de Junín y construyó una arteria paralela a esta calle, desde Caseros hasta Monteagudo.
Ahora, y con las obligaciones negociables cotizando en el mercado, Irsa prevé reactivar distintos emprendimientos en el país y tiene agendado al complejo comercial rosarino como una de sus obras primordiales.



El proyecto quedó en los papales desde hace cuatro años. (Foto: Sergio Toriggino)
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