Año CXXXV
 Nº 49.642
Rosario,
viernes  25 de
octubre de 2002
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El organismo dijo que se negocia "intensamente" con el gobierno argentino
El Fondo admite que es posible cerrar el acuerdo en noviembre
Un vocero del FMI volvió a pedir un plan sustentable y se mostró preocupado por la situación política

El Fondo Monetario Internacional (FMI) considera que es posible alcanzar un acuerdo con la Argentina en noviembre, tal como pronosticó la semana pasada el presidente Eduardo Duhalde, aunque condicionó el éxito de las negociaciones a la rapidez con que el gobierno aplique políticas fiscales y monetarias que aplique el gobierno para restaurar la estabilidad.
Thomas Dawson, portavoz del organismo, dijo en Washington que el organismo negocia "intensamente" con Argentina para cerrar un acuerdo "lo antes posible" aunque aclaró que aún quedan "numerosos temas por resolver".
Consultado sobre los vaticinios de Duhalde, que había pronosticado el cierre de las negociaciones a principios de noviembre, Dawson dijo que era "una posibilidad" y agregó que "es justo decir que el intensivo y extensivo ámbito de discusiones está llegando a este punto".
Sin embargo, el vocero se encargó inmediatamente de aclarar que "los temas son extensos y las discusiones son intensas" y aseguró que "en lugar de hablar de probabilidades y posibilidades es más importante que continuemos las negociaciones".
El Fondo y las autoridades argentinas "están trabajando para lograr un acuerdo tan pronto como sea posible", insistió el funcionario del organismo multilateral, quien fue más allá y reconoció que "la situación es difícil no sólo para los argentinos sino también para el Fondo y para la comunidad financiera internacional".
"Es una de las situaciones más difíciles que hemos tenido nunca en la cual trabajar", dijo.
La de Dawson es la primera mención oficial de parte de algún funcionario del Fondo Monetario a una posible fecha para un acuerdo con la Argentina.
El presidente Duhalde había asegurado la semana pasada que el acuerdo con el FMI podría llegar los primeros días de noviembre, y señaló que, pese a los anteriores vaticinios fallidos, esperaba que este pronóstico sobre la fecha de un entendimiento se cumpliera.
La fecha a la que aspiran tanto Duhalde como el ministro de Economía, Roberto Lavagna, para cerrar un entendimiento con el FMI no es caprichosa ya que para los primeros días de noviembre la Argentina deberá hacer frente a vencimientos por 800 millones de dólares con organismos multilaterales de crédito, especialmente con el Banco Mundial, que son improrrogables.
De la gloria a Devoto, esa fecha significa para el gobierno la posibilidad de lograr el tan ansiado acuerdo con el organismo o de declarar el segundo default en un año, esta vez con los entes multilaterales.
Es en este marco que el Ministerio de Economía anunció ayer que el mes próxima comenzará las negociaciones con los acreedores privados de la Argentina, uno de los reclamos del FMI.
Más allá de que el clima entre el gobierno de Duhalde y los funcionarios del organismo mejoró notablemente en el último mes, Dawson repitió ayer la importancia de que la Argentina tenga "un plan económico sustentable".
Ese plan, según Dawson, debería contener "políticas fiscales y monetarias y otras del sector económico, que ayudarán a restaurar la estabilidad en el país". En rigor, las medidas exigidas por el Fondo están incluidas en el borrador de carta de intención que el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, trajo en su momento de Washington. Allí se pide aumento de tarifas, liberación cambiaria, apertura del corralito y más ajuste fiscal.
El ministro de Economía, Roberto Lavagna, ya anticipó su rechazo a varios de los puntos exigidos por el Fondo, como el proyectado aumento de tarifas del 20% al 30%. Dawson aclaró ayer que no está previsto por el momento la llegada de una nueva misión argentina a Estados Unidos y aclaró que las negociaciones siguen por teléfono.
Dawson destacó ayer que además de los problemas económicos "en el área política hay un número de problemas, no sólo la falta de consenso sino también la perspectiva de las elecciones".



Para Dawson (izq), el de Argentina es un caso difícil.
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