Año CXXXV
 Nº 49.642
Rosario,
viernes  25 de
octubre de 2002
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Violencia en las divisiones B, C y D
El ascenso no se hizo eco de las declaraciones de Grondona
Cuando el presidente de AFA habla su palabra parece santa para los clubes

Javier Parenti / La Capital

El mandamás de la AFA, Julio Grondona, criticó duramente al fútbol de ascenso, sobre todo a las categorías chicas, y especialmente de la Primera B hacia abajo, al punto de enfatizar que sus campeonatos no se deberían jugar más. Y como para ratificar que sus palabras tienen demasiado peso y nadie se atreve a discutirle nada, ayer se realizó la asamblea anual ordinaria en la casa mayor del fútbol argentino con los representantes del ascenso incluidos y "no se habló profundamente del tema", confió el presidente charrúa Santiago Pezza en diálogo con Ovacion.
Y si bien algunas de las opiniones vertidas por Grondona son ciertas, también lo es que la AFA tampoco se encarga de tratar de solucionar los problemas. Al punto que en los últimos torneos sólo se preocupó por depurar los campeonatos para disminuir el número de equipos en la B Nacional.
"Hay muchísimas divisiones y si se comportan mal es preferible que se queden en sus casas o jueguen las ligas de barrio. La responsabilidad es de los dirigentes, que conocen y apañan a todos los violentos", sostuvo Grondona como para limpiarse las manos. Porque la violencia también se da en primera y la B Nacional, desde hace tiempo, y la AFA tampoco tiene soluciones. Además, no tuvo en cuenta que en caso de que eso se produzca, los hechos de violencia igual no pararían, sino que cambiarían de asociación.
"En parte es cierto lo que dice Grondona pero hay que encontrar soluciones. Si hay predisposición y una reglamentación acorde, y si el Estado colabora, se puede jugar. No por quince locos tienen que pagar todos", sostuvo Pezza.
Grondona también dijo que se deben aprovechar las imágenes tomadas por las cámaras para identificar a los violentos e impedir que concurran a los estadios para generar nuevos problemas. Pero los encargados de hacer cumplir las leyes no lo hacen. Por eso no sólo es culpa de la B, la C y la D.
Por último, cabe agregar que entre las categorías chicas suman más de 50 clubes, con una historia y, en muchos casos, una barriada o ciudad atrás, y de ellas también viven muchas familias con distintos trabajos relacionados al fútbol. Por eso no sólo hay que hablar, sino que Grondona debería implementar soluciones desde la asociación, que es la del fútbol argentino.



(Ilustración: Héctor Beas)
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