Año CXXXV
 Nº 49.638
Rosario,
lunes  21 de
octubre de 2002
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Central
El equipo de Menotti hace siete fechas que no gana y aumenta la preocupación
Los canallas obtuvieron el 49 por ciento de los puntos y de los últimos 21 que disputó sól sumó 4

Sergio Faletto / La Capital

Los números no mienten. Y no hay ingenio ni experiencia que permitan minimizar a través de un discurso la paupérrima campaña que delineó Central después del clásico. Porque ya no hay espacio para explicaciones de ocasión. Y tampoco para los silencios eventuales. Existe hoy una predominante sensación de que el partido ante Independiente será el límite permitido para encontrar el cambio. Tanto en el juego como en el resultado. Porque salvo la necedad de unos pocos, ya son muchos los que exigen salir del letargo. Y como sea. Y cuando la mayoría clama, las estructuras tiemblan. Situación en la que hasta los referentes se transforman en prescindibles.
Lo único que permitió extender la paciencia de los hinchas hasta aquí fue el arrollador arranque que tuvo el equipo en el Apertura, como así la presencia de un entrenador con la trayectoria de César Luis Menotti. Pero la estrepitosa caída que se dibujó en los últimos siete partidos generó un presente de dudosa proyección si en Avellaneda no encuentra el oxígeno necesario.
Los números no mienten. En estas trece fechas Central obtuvo el 49 por ciento de los puntos en disputa. Magra cosecha para un equipo al que le urge sumar para incrementar su promedio. De las últimas 21 unidades por las que jugó, apenas se quedó con 4, cantidad que puso en crisis hasta los cálculos más pesimistas. Esto agravado porque en condición de local, Central resignó puntos muy valiosos frente a competidores directos como Huracán y Talleres, con los que sólo empató.
Pero esta inesperada poca recaudación de unidades derrumbó todos los pronósticos, no sólo de los partidos que ya se jugaron sino también de los que restan. O acaso hoy el más optimista canalla puede aseverar como lo hacía que Estudiantes, Nueva Chicago y Banfield son adversarios a los que Central vencerá en Rosario. Claro que no. Pero no solamente porque los últimos siete resultados no fueron los previstos, sino también porque el funcionamiento del equipo no abre el mínimo resquicio en la esperanza auriazul.
Y en esto mucho tienen que ver las visibles dificultades del rendimiento canalla, fundamentalmente en tres aspectos tan preocupantes como decisivos: Menotti no encuentra el volante de creación -el tradicional número diez- que ejecute su pensamiento, la defensa es fácilmente vulnerable y el ataque carece de definición.
Para la función de generador el cuerpo técnico ubicó sucesivamente a Luciano De Bruno, Pablo Sánchez y Gustavo Arriola, pero sólo lo lograron por momentos. Resta comprobar si el DT se decide por ubicar en ese lugar a Gustavo Barros Schelotto, quien frente a Talleres demostró que puede ser una alternativa válida.
El sistema defensivo canalla también es un problema, porque la decisión de que los laterales se proyecten como variante ofensiva necesita imperiosamente de una correcta elección de los momentos y de los relevos certeros. Algo que no hace Central y que tan bien lo ejecuta Independiente.
Y el otro aspecto está relacionado con la eficacia ofensiva, la que apareció en plenitud durante el primer tramo del torneo y luego inesperadamente se tomó vacaciones. Mucho tiene que ver el desempeño de Luciano Figueroa, quien se divorció de su implacable oportunismo. Al respecto surge una pregunta: ¿por qué cuando ingresa Delgado el reemplazado es Mandra? Esto se hizo más evidente el sábado, cuando el ex Chicago había convertido los dos goles y sin embargo Menotti volvió a sustituirlo por el Chelo, en un cotejo en el que Figueroa había hecho muy poco para permanecer.
Los problemas asoman en la superficie. Porque el juego no reaparece y los resultados tampoco. Algo habrá que cambiar. Los números no mienten.



El nombre de Menotti prolonga la tolerancia.
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