Año CXXXV
 Nº 49.634
Rosario,
jueves  17 de
octubre de 2002
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Casos que suelen mezclar a mayores explotadores y tolerancia de franjas policiales
Vuelta de tuerca en la precoz trayectoria de tres nenitas ladronas
Tienen 4, 10 y 14 años. Las sorprendieron robando en el centro. Consta que fue la cuarta vez

La detención de tres nenas mecheras en el microcentro rosarino recorrió ayer rápidamente las redacciones de todos los medios de comunicación del país. Tienen tan sólo 4, 10 y 14 años y fueron sorprendidas llevándose prendas de vestir de la mesa de exhibición de un local comercial de Entre Ríos al 900. A tres cuadras de ese lugar fueron detenidas ante la casual presencia de una funcionaria provincial y llevadas "en resguardo" a la seccional 2ª.
El caso es uno más de los que ocurren a diario en el centro rosarino y en el cual los protagonistas son casi siempre menores de edad. Y si tuvo trascendencia fue porque entre los testigos del arresto de las tres niñas estaba la subsecretaria provincial de Cultura, Florencia Lo Celso. Pero la detención de chicos de esa edad es por completo común. Lo que incluso parece probar la historia de estas tres nenas, que ya tenían cuatro antecedentes por hurto en locales céntricos.
Lo Celso intervino ante la policía y requirió a los agentes a que esperaran la llegada de un psicólogo de la Dirección Provincial del Menor y la Familia para que asistiera. Pero Belén, Rocío y María Sol terminaron de vuelta en una comisaría céntrica. "Yo traté de calmarlas. No querían irse, estaban en una situación lamentable, pero es lo que vemos todos los días", narró ayer Lo Celso a Radio Dos.
Pero detrás de la historia de estas tres nenas, dos de ellas hermanas entre sí y la tercera prima de éstas, se oculta una trama donde se combinan la marginalidad, la inimputabilidad de las involucradas y, en ciertos casos, la tolerancia policial.
"Esto es algo de lo más usual. El comportamiento más repetido que percibimos, cuando son dos, es que la menor distraiga a los empleados del comercio para que la mayor se lleve las cosas", contó ayer un vocero de los Tribunales, acostumbrado a recibir en su despacho actas que relatan un sinnúmero de casos similares.
Y aclaró: "Lo que se da aquí no es sólo el hecho de hurto sino también una muestra del precoz aprendizaje de los menores en el mundo delictivo casi siempre estimulado por la marginalidad. La más chica asiste a la experiencia y aprende de las otras". Al respecto, trascendió que las niñas llevaban dos días sin comer y que agentes de la seccional 2ª debieron prepararles un plato de comida que devoraron antes de retornar a sus hogares.
El vocero tribunalicio contó que, a menudo, situaciones como la de estas nenas cuentan con tolerancia de algunos sectores de la policía. "Todo cierra para todas las partes. La policía queda cubierta porque actúa, pero deteniendo a las menores que en dos horas se van, y muy raramente a los mayores responsables que las explotan y sí son imputables por ello. El hecho queda esclarecido, pero el producto del ilícito generalmente aparece en forma parcial, o no aparece. Y todo vuelve a repetirse", sintetizó.
Para el vocero que dialogó con La Capital, "detrás de los mayores que las explotan y las mandan a robar suelen moverse en forma cooperativa franjas policiales que toleran el hecho, en muchas ocasiones mediante la recepción de un porcentaje o precio fijo que hace del comercio o la zona un sector liberado" y en este orden resaltó que "casualmente los arrestos nunca se producen in situ sino a las pocas cuadras del lugar".
Por intervención del juzgado de Menores Nº 1, María Sol y Rocío fueron retiradas de la seccional por su abuela y la otra niña por su mamá.



(Ilustración: Héctor Beas)
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"La policía no debería intervenir en estos casos"
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