Año CXXXV
 Nº 49.612
Rosario,
miércoles  25 de
septiembre de 2002
Min 8º
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Editorial
Violencia e intimidación

El grado de violencia que se ha instalado en la sociedad es verdaderamente preocupante y constituye quizás uno de los desafíos de urgente resolución que tienen tanto el gobierno nacional como los estados provinciales. Las pérdidas de vida por acciones delictuales comunes, robos simples, se han vuelto una constante. También se reiteran los secuestros con finales trágicos. A esto hay que agregarle los excesos en que caen las fuerzas de seguridad en su accionar, tanto cuando deben prevenir, en el caso de manifestaciones, como cuando actúan para reducir a delincuentes. La sensación de indefensión es alta, lo cual llevado a modificar pautas de vida de la población.
Pero el hecho más grave de esta escalada de violencia ocurrió la semana pasada cuando la presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Barnes de Carlotto, sufrió un ataque con munición de guerra que destruyó la entrada principal y alcanzó varias paredes y objetos del living de su casa. Por fortuna la dirigente, que se encontraba sola y descansando, no atinó a levantarse porque hubiera recibido impactos en su cuerpo, de impredecibles consecuencias.
En principio, Carlotto asoció el atentado con el documento que había presentado ante la Suprema Corte de Justicia bonaerense en el que afirmaba que las fuerzas de seguridad aplican métodos de terrorismo de Estado similares a los utilizados durante la última dictadura. Pero luego amplió sus sospechas a la existencia de "mafias que quieren crear el caos" atentando contra una figura de reconocimiento internacional.
Precisamente, la dirigente se ha convertido en un referente mundial por su consecuente lucha en la recuperación de hijos de desaparecidos, la defensa de los derechos humanos y la paz. A tal punto que no se descarta se la postule candidata para el premio Nobel de la Paz. Su criterio amplio, su capacidad discursiva frente a los medios, su sentido común y equilibrio emocional, pese a los dolorosos momentos vividos, la han convertido en una figura ejemplar y entrañable para la sociedad civil.
Naturalmente, la solidaridad y el pedido de esclarecimiento de numerosos dirigentes nacionales e internacionales no se demoró, y es de esperar que las autoridades que investigan el caso pongan todo el esfuerzo y la determinación necesaria para que ello ocurra cuanto antes. Desarticular estas bandas e iniciarles proceso con su respectiva condena será la forma más contundente de comenzar a poner freno a la espiral de violencia e impedir que se instalen las viejas formas del terror que asoló al país.


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