Año CXXXV
 Nº 49.612
Rosario,
miércoles  25 de
septiembre de 2002
Min 8º
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Música / Crítica
"Tiempo de cosecha": Premio a la búsqueda y la coherencia

U. G. Mauro / La Capital

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Intérprete: Carlos Pino (canto, guitarra)
Músicos: O. Aguirre (bandoneón);
M. Arregui (guitarra) y B. Lesce (bajo)
Invitados: Jorge Fandermole (guitarra) y Juancho Perone (percusión).
Sala: Teatro La Comedia.

Carlos Pino puede sentirse feliz. El público que asistió a la presentación de su disco "Tiempo de cosecha" en el teatro La Comedia no lo aplaudió con fervor por los temas nuevos que interpretó; también premió una trayectoria notable dentro de la música popular argentina.
En lo formal, el espectáculo se estructuró con un recorrido por los temas de su primer disco solista, "Entraña de árbol", para pasar luego a un breve repaso por aquellas creaciones del grupo Los Trovadores en los que el protagonismo estaba en manos de este cantante chaqueño, para culminar con la interpretación de algunos de los temas del nuevo disco.
Carlos Pino contó con el apoyo de Omar Aguirre en bandoneón, un músico que desde el comienzo del recital fue creciendo desde una simpleza interpretativa absoluta hasta mostrar verdadero virtuosismo cuando se aproximaba el final. También lo acompañaron Beto Lesce en bajo y Mariano Arregui en un destacado desempeño como guitarrista. Otros lujos que se permitió Pino fue la breve pero efectiva presencia -sólo participaron en un par de temas- de Jorge Fandermole en guitarra y Juancho Perone en percusión.
En su nuevo trabajo, Pino incursiona en zambas, canciones y candombes, pero el color de su voz sigue siendo el que corresponde al mejor cantante de los ritmos litoraleños, un rubro en el que se mueve a sus anchas y por el que, en definitiva, es reconocido.
El público que prácticamente colmó las plateas de la sala de Mitre y cortada Ricardone soltó su nostalgia cuando en la segunda parte del recital Pino apeló a las viejas canciones de Los Trovadores como "Cielito mío" y "Puente Pexoa" entre otras, demostrando de paso que su voz se mantiene limpia entera y potente.
Amigo desde siempre de la búsqueda y la renovación en los arreglos musicales y vocales, el cantante manifestó su profundo respeto por las raíces de su canto al rescatar, con "Pistola 500", la obra de Mario Millán Medina, un autor sobre el que alguna vez recayó lo peor de la incomprensión y el prejuicio contra los chamameceros.
En esa misma línea, con arreglos apenas menos tradicionales también brilló en la interpretación del chamamé "El Mocoví", con letra de Rafael Ielpi, y aunque la noche se prolongó entre recordaciones de éxitos y las nuevas canciones, el momento más conmovedor llegó con "Duérmase lucerito", de Chacho Muller.
Las nuevas propuestas de Carlos Pino pueden haber sido el atractivo de la noche, pero definitivamente historia, coherencia y calidad, condimentadas por la calidez del diálogo que el cantante sostiene desde hace décadas con el público, fueron los elementos que generalizaron el gozo.


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