Año CXXXV
 Nº 49.597
Rosario,
martes  10 de
septiembre de 2002
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El periodista analiza los cambios que la crisis impuso en su trabajo
Malnatti: "Yo actúo de periodista y sólo me enfrento a las máscaras del poder"
El notero de "Caiga quien caiga" dijo que el humor es una forma de evaluar una realidad que pesa y duele

Carolina Taffoni / La Capital

"Ahora todo se volvió mucho más serio", dice Daniel Malnatti, uno de los noteros estrella de "Caiga quien caiga". El movilero, que se hizo conocido por sus "gastadas" a los políticos, reconoce que la crisis actual modificó su trabajo, y asegura no tiene miedo de enfrentarse a nuevos desafíos.
Malnatti es abogado y comenzó su carrera periodística en la revista "La Maga". Después pasó por el diario "Clarín" y en 1997, a través de un casting, se incorporó como notero al programa conducido por Mario Pergolini.
El periodista, que pasó por Rosario para participar en una charla sobre producción en televisión, en el marco del IX Festival Latinoamericano de Video, aseguró a La Capital que los movileros actúan de periodistas y admitió que los políticos ya no le tienen miedo a los noteros de "CQC".
-¿Es más difícil hacer humor político ahora que dos años atrás?
-Las circunstancias cambiaron radicalmente. Ahora los políticos están aglomerados. Los militantes que los rodean, que no son más que parte del clientelismo de la política, están muy susceptibles. Entonces es muy difícil acercarse, o encontrarlos de ánimo para hablar. Pero el humor tiene su propio camino, y no lo inventó "CQC". El humor es una manera de evaluar una realidad que nos pesa y nos duele, es una especie de anestesia para poder seguir viviendo nuestra vida real, que es la vida que tenemos con nuestra familia, nuestra pareja y nuestros hijos.
-¿Pensás que los políticos todavía les tienen miedo a los noteros de "CQC"?
-Qué pregunta... Los políticos están como fuera de la realidad y son bastante caraduras, en el sentido de que hay todo un pueblo diciéndoles que se vayan y no se van. Me resulta difícil pensar que se asusten por un notero de televisión, cuando hay 35 millones de argentinos que, en cualquier lugar por donde ellos pasen, los van a increpar, les van a exigir cambios o los van a insultar.
-Y ustedes, ¿sienten miedo cuando tienen que lidiar, por ejemplo, con el entorno de Carlos Menem?
-Cuando yo me tengo que encontrar con un entorno como el de Menem, el de Barrionuevo o el de Moyano, no tengo miedo porque sé que mi trabajo es ese. Si tuviese miedo directamente tendría que renunciar. En el momento de la verdad vos ponés todo. Después te das cuenta, cuando lo analizás friamente, de que corrés algunos riesgos, pero no muchos más de los que corre cualquier ciudadano que sale a la calle.
-"CQC" comenzó como un programa transgresor, con un formato y unos códigos muy novedosos, ¿pensás que lo sigue siendo?
-Es raro el análisis que uno hace a través del tiempo. Yo nunca creí que "CQC" fuera un programa transgresor, porque uno transgrede a las reglas serias. Cuando uno habla con un político, o incluso cuando enfrenta a un presidente, no está transgrediendo nada, porque ellos son la parte más superficial del poder. Ahí se da una paradoja. A los políticos, a los que hacen de poderosos, los interpelan los que hacen de periodistas, que somos nosotros. Yo siempre fui periodista, pero ahora actúo de periodista y solamente me enfrento a las máscaras del poder.
-En la época del "que se vayan todos", ¿creés que la gente tolera que los políticos hablen en broma?
-No. Ahora todo se volvió mucho más serio. Al principio era un saludito a (Carlos) Menem, y eso era gracioso. A algunos candidatos se les daban amuletos para que ganen las elecciones. Si yo hoy le doy un amuleto a un candidato salgo a la calle y la gente me escupe. Ahora la gente no me dice "qué bien, Malnatti", me dice "loco, pegales más". Igual a los políticos no hay que subestimarlos, algunos son tipos muy capaces. Ellos siempre van a buscarle la vuelta para sacar tajada. Y nosotros hacemos lo nuestro. Cuando el tipo te encara con humor y sonrisas, vos lo mandás al campo de la realidad, y cuando está muy serio le hacés un chiste para que entre.
-¿Te preocupa que algunos ya no quieran hablar con ustedes?
-No, ese es otro desafío más. Pero a la larga terminan hablando. Los políticos están rodeados por una manga de adulones que, aunque hayan quedado muy mal, después les dicen "qué bien que saliste". Entonces vuelven a hablar, es parte de la vanidad que tienen.
-¿Hay políticos que se muestran muy distintos fuera de cámara?
-Yo no hablo con ningún político fuera de cámara. Eso es como una norma. Me acerco con la cámara prendida y me voy apenas termina la nota. A mí no me conviene tener una relación personal con ninguno, porque después le voy a estar debiendo algo. Prefiero pasar como un ciudadano más, porque ellos manejan muy bien la seducción.
-¿Creés que ya le quebraste el silencio a Lilita Carrió?
-No. Ella es una mujer con muchas convicciones. Igual me prometió que nos va a hablar y pienso que lo va a cumplir. Yo hablé muchas veces con ella y hasta tuvimos algunos cruces fuertes fuera de cámara, siempre desde lo ideológico.
-¿Cuál es el límite para conseguir una nota?
-Yo pongo todo. A veces vuelvo con la nota y me dicen "no tendrías que haber saltado una reja" o "no tendrías que haber corrido en ese momento". Pero creo que para eso me pagan.
-¿A quién nunca le harías una nota?
-Yo le haría una nota a cualquiera. Y le diría lo que pienso.
-¿Seguís ejerciendo como abogado?
-No, me queda una sola causa que nos abrió Alderete por calumnias e injurias, porque en una nota le regalamos un traje de preso. Después me quedan unas causas por cobrar, pero no las voy a cobrar nunca (risas).
-¿Te imaginás trabajando fuera de "CQC"?
-Sí, pero no tengo nada concreto. Hice un programa piloto para Cuatro Cabezas (la productora de Mario Pergolini) y todavía está en evaluación.



"No creo que los políticos les tengan miedo a los noteros". (Foto: Alfredo Celoria)
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