Año CXXXV
 Nº 49.593
Rosario,
viernes  06 de
septiembre de 2002
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La Argentina no escapa a la crónica escasez mundial de órganos cadavéricos
Seis mil personas esperan un trasplante
En el país se mantiene desde hace unos años la voluntad de donar órganos, lo que se considera todo un logro

Emilio Trono, el bebé de nueve meses que fue sometido a un trasplante hepático el miércoles, amaneció bien ayer y los médicos dijeron que su condición es estable. El pequeño tiene grandes posibilidades de llevar una vida normal cuando crezca. El caso motorizó una ardua cuestión que está inevitablemente relacionada con esperanzas y pérdidas insalvables, y el complejo entramado de emociones esenciales que marcan la vida de mucha gente. Tanto más la de los seis mil pacientes que están en lista de espera para poder sobrevivir a enfermedades terminales.
Son pacientes a los cuales no les queda otra alternativa que un trasplante de riñón, corazón, hígado o pulmones para seguir viviendo, y que sienten que su esperanza de vida de agota vertiginosamente.
El presidente del Instituto Nacional Central Unico Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), Fernando Adrián Casavilla, señaló que la donación de órganos no se acerca a la demanda, de allí la extensa lista de espera de pacientes. Sin embargo, destacó que la curva de procuración y trasplantes se mantiene estable en los últimos tres años.
"Es un logro, porque esta situación se da en momentos en que la ciudadanía duda de todo. Hay mitos, miedos, desconfianza de que lo que se está haciendo tenga un buen propósito, y esa desconfianza genera un menor grado de solidaridad. Por eso, que haya la misma cantidad de donaciones que hace varios años resulta todo un logro", aseguró.
Casavilla ha realizado más de 400 trasplantes, concretó la cirugía del donante del primer trasplante hepático de mandril a humano y, entre otros trabajos de investigación, diseñó las técnicas quirúrgicas de ablación para los trasplantes de intestino actualmente utilizadas en todo el mundo. Está a cargo del Incucai desde junio último.
Respecto a la cantidad de donaciones de órganos, dijo que Argentina no escapa a la escasez crónica que se evidencia en todo el mundo. "Por eso siempre se está buscando alternativas, como donantes vivos, órganos artificiales, o de otras especies, y los llamados donantes marginales, que son así considerados por la edad, los antecedentes o las compatibilidades". En el país, la media anual es de siete donantes por cada millón de habitantes. En el Brasil, por ejemplo, baja a 3,2.
Las urgencias marcan los límites concretos de las necesidades. Argentina tiene una curva ascendente en cuanto a la voluntad de donación de órganos, pero las cifras se modifican a la hora de que esas cesiones se hagan efectivas.
Casavilla insiste en que las donaciones de órganos son un remedio concreto y efectivo para los seis mil pacientes que esperan trasplantes de riñón, hígado, pulmones, corazón. Los enfermos dependen completamente del grado de solidaridad que en ese marco manifieste una sociedad que quizás no termina de entender la trascendencia de la donación de órganos.
"Una persona debe manifestar a sus familiares y allegados claramente su voluntad de donar. De ese modo, llegado el momento los responsables de cumplir su deseo, no considere esa decisión como un peso, o lo relacione con culpas", explicó.
En ese sentido, insistió en que la idea que más se acerca a la proyección de una decisión tan traumática como trascendente sobre la donación de órganos es "morir es dar vida", y en estos momentos unas seis personas se aferran a esa posibilidad con todas sus esperanzas.



La donación de órganos no se acerca a la demanda.
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